Pensé que se trataba de un “oldie”

Adrián Savino

Una vez me crucé a la Mona Jiménez en el estacionamiento del Dino de Alto Verde.

Acababa de bajarse de una camioneta, y me impresionó su estampa.

Lo vi grande, imponente, carismático. Algo así como un rock star.

La música de Jiménez me parece, por muy lejos, lo mejor del género cuarteto.

Como en su momento supo señalar su percusionista Bam Bam Miranda, es una música cuyo sonido contiene "mugre".

La expresión me parece perfectamente certera; tanto, que no creo que haga falta agregar más, sólo escuchar y constatar.

Una de esas músicas que se destacan como auténticas, porque expresan de manera simple y diáfana el pulso de un lugar en el mundo.

Como los blues de Robert Johnson, los afrobeats de Fela Kuti, los forrós de Luiz Gonzaga.

Una tarde de este último enero, desde el fondo de una obra en construcción, salía un estribillo monero que nunca antes había escuchado.

"Volvió la loca" era su frase principal, y la letra contaba la historia de una mujer que regresaba avergonzada a su hogar familiar tras cuatro años en la cárcel por haberse entregado a "la mala vida".

Mirá vos, a ésta no la tenía, pensé, y seguí mi camino como si nada.

Pero unos días después, un amigo cumplió en informarme que esa canción era nada menos que el-último-lanzamiento-del-artista.

Coincidimos, escandalizados, en que su letra (su "mensaje") era a todas luces una porquería horrible y hedionda.

Y en que si toda canción es una amalgama inescindible de palabras y sonidos, en este caso concreto, aquella mugre señalada por Bam Bam se encontraba lavada, deslucida… prácticamente ausente.

En un pasaje de la novela Tus amigos quieren que vuelvas de Sergio Gaiteri, un personaje llamado Marcos opina sobre Jiménez.

"Es así, pasa en cualquier barrio de Córdoba, y peor todavía. Es algo de Córdoba. Tiene que ver con esa música espantosa que no existe en otros lugares. La vuelve estúpida a la gente. Saben, alguien me contó alguna vez o lo leí no sé dónde que cuando recién empezaba a cantar y no era para nada conocido, creo que porque el padre trabajaba ahí, la Mona Jiménez estuvo a punto de entrar a EPEC. No sé qué pasó. Si no lo aceptaron o el tipo al final no quiso saber nada con laburar. Córdoba sería una provincia mucho mejor, la gente sería mejor si eso hubiera pasado en serio. Todo sería distinto el día que la Mona entró a EPEC".

Apuesto a que Marcos se consagraría casi unánimemente como hater si exhibiera sus opiniones en alguna red social.

Por mi parte no fue mi intención hatiar pero bueno, suele suceder que no puedo con mi genio… y termino hatiando mal.

Esta vez se me ocurrió mostrar una captura del videoclip de "Volvió la loca", y abajo poner el emoji de la bostita sonriente.

Un exalumno que se dedica muy dignamente al trap, comentó sin más: "El más grande".

Le respondí que hasta los más grandes a veces pueden meter la gamba feaso.

Él, tratándome de "profe", me preguntó cuál metida de pata había para mí allí.

Entré a mandar que la canción me parecía agresiva, denigrante hacia el personaje femenino y hacia las mujeres de sectores populares en general… bla, bla y bla.

Ni bien terminé de subir mi tan sesudo como inútil comentario, recordé las palabras de una querida y hermosa amiga.

-Adrián, mi ciela… Menos explicaciones y más patadas en el culo, corazón.

Así que listo, nada que explicar: "Volvió la loca" me parece un pijazo oportunista de lo peor, el puntual aporte del "Mandamás" cordobés a este presente de filonazis empoderados.

Si por lo menos para el clip la hubieran caracterizado a Carla Dogliani como su personaje "La Bicho", la canallada sería un poquito más genuina y honesta.

O en otras palabras, infinitamente menos tilinga.


Descargá la nota:



Leé más notas de esta sección:


Dejá tu comentario: