Una pequeña historia editorial - Sobre Circe Maia y La pesadora de perlas

10.12.2023

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El sello independiente Viento de Fondo nació en el invierno de 2007 en Córdoba, Argentina, luego de años de dedicación al cuidado de edición y a la traducción. Un sello muy pequeño, parido al calor de un deseo personal de hacer libros cuya factura fuera parte nuclear del proceso: concepto gráfico, papeles, texturas, calidad en la impresión y encuadernación y un cuidado minucioso de todo el recorrido. Además, el proyecto de construir libros complejos, la colección "Libros +", compuesta por libros-objeto con discos de canciones o películas.

Un modo de trabajo y una estructura mínima que pueden albergar unos pocos títulos cada año, con el amor y la energía de la primera vez.

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Cada uno de los proyectos realizados es parte del mismo sueño. Editar de manera independiente es un viaje personal, una posible aventura en cada libro. Ahora, recorridos quince años de ese viaje, si hay un norte para los libros de Viento de Fondo es el que señala Circe Maia desde La pesadora de perlas: parte de la más honda poesía contemporánea del mundo hispano, en el primer libro en Argentina de la inmensa poeta uruguaya.

Este relato será la historia de la edición de ese libro, a manera de ilustración de uno de los posibles modos de vivir la edición independiente.

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Desde su prehistoria el libro de Circe Maia ha venido encontrando un camino propio. A comienzos de los años '80 en Córdoba, en los talleres literarios de María Teresa Andruetto suenan los versos de Circe, precisos, delicados, hondos. Como agua en la piedra, lentamente, van señalando un camino en cada quien. Su poesía llega con sutileza, y permanece siempre nítida en las almas que toca: el orden de lo entrañable. Como se cuenta en el prólogo a la primera edición: todavía conservo una postal de María Teresa con versos de Circe; el sello es del '85, el siglo pasado, cuando aún se enviaban postales.

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Fast forward: es 2011, tres pequeñas editoriales argentinas comienzan a organizar de manera independiente el Festival Internacional de Poesía de Córdoba. Cuando iba bosquejándose la programación, el nombre de Circe Maia brotó de la mano de Andruetto, lengua madre de más de una generación de escritores cordobeses. Nos comunicamos con Circe, pero ella había decidido concluir su etapa de viajes, y no vendría a inaugurar el Festival. Sin embargo, la comunicación daba lugar a algo más, o a mucho más. Le propusimos, entonces, lo que había estado tanto tiempo en el lugar de los sueños: un libro, su primer libro en nuestro país.

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Otoño de 2012. Tacuarembó, Uruguay. El interior del interior, cerca de Brasil, a mil kilómetros de nuestra ciudad. De alguna manera todo parece otro mundo hoy, una década después: Brasil, Uruguay y Argentina son países muy distintos. Tierra arrasada, algo así como un cambio de era geológica. También nuestras bibliotecas parecen hoy las de otro país, y un sueño como este libro es ahora casi una quimera.

Pero en el relato corre 2012: recién finalizado el primer Festival de Poesía, allá viajamos. Un vuelo de Pluna, la línea uruguaya de bandera que no existe más. Un ómnibus de Montevideo a Tacuarembó, cinco horas. Un buen grabador, una cámara. Un encuentro precioso, delicado y frágil, como la tela de los sueños. Varios días de entrevistas, conversaciones pausadas, la trama de un libro cocinado con tiempo, y un poco más de tiempo. La luz, la traducción. Cambios, permanencias. La realidad en la palabra poética. Los temas de Circe irían desgranándose durante horas y días. Habíamos decidido hacer un libro que tuviera dos partes: pasajes de las conversaciones, como extensa introducción, y un recorrido por la obra poética de Circe.

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Otros viajes por el libro, los puertos de Montevideo y Buenos Aires, demoras inevitables entre el interior argentino y el uruguayo. Y otras escalas de este libro-viaje. Primero, y gracias al escritor y librero Eduardo Aguirre, llegará la imprescindible ayuda del poeta y editor uruguayo Gustavo Wojciechowski (Maca, entonces maestro y hoy amigo, creador del singularísimo sello Yaugurú), cómplice necesario de los puentes que venimos tendiendo entre Montevideo y Córdoba. Después, el compromiso inmediato de los escritores Carlos Liscano y Horacio González, entonces directores de las Bibliotecas Nacionales de Uruguay y de Argentina, para una coedición. Gracias a ese puente entre países, la poesía de Circe Maia circula en rincones a los que nunca habría llegado.

De regreso en Córdoba, la larga tarea de desgrabación y edición del material: fotos, decenas de horas de audios y videos. Mientras, María Teresa buceaba en cada libro y preparaba la antología. Desde el lejano En el tiempo, de 1958, hasta Breve sol, de 2001, más de cuarenta años de trabajo.

En ese momento se sumaría al viaje Ana Paulinelli: también poeta, era la persona indicada para el diseño que contendría estos poemas; ella cuidará cada página con amor y sutileza. Desde La Cumbre, en el interior de la provincia de Córdoba, Cecilia Afonso Esteves entregaría su delicadeza de perla en la ilustración que a modo de friso abrirá nuestro libro.

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Fines de 2012. Con la primera maqueta del libro, nuevo viaje a Tacuarembó. Un encuentro breve e inolvidable con Circe, entusiasta, alegre. Una nueva invitación para el Festival de Poesía en su segunda edición. Su decisión no llegará todavía, pero esta vez no dice no. No dice ya "Ni lo consideres", como había dicho un año antes, sumando sin querer, quién sabe, combustible al fuego de un deseo. Mira con asombro la maqueta, un ejemplar único y casi idéntico al que finalmente será La pesadora de perlas. Aunque no todavía. Circe se tomará un tiempo de lectura cuidadosa, revisará cada verso y sobre todo cada línea de las extensas conversaciones que abren el libro. Algunas semanas después, por envío postal hará llegar la maqueta nuevamente a Córdoba. En las primeras páginas, ésas que llamamos de cortesía, ha escrito a mano sus indicaciones. Y más adelante, en las páginas ya maquetadas, ha trazado líneas, ha dispuesto espacios en blanco, ha eliminado algunos pasajes de las conversaciones. El oficio de la escritura, en una maqueta que conservo en el rincón más personal de la biblioteca. La orfebrería con que se engarza una perla. El trabajo, el pulido. Más trabajo, otra ronda de revisión. Palabras, trabajamos con una materia frágil. 

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Es en ese momento que llegan al libro otros afectos. Y la urdimbre de la contratapa: otros viajes a Montevideo, y el puente que tenderá Sol Aliverti para que Eduardo Galeano, en sendos encuentros en el Café Brasilero y el Bacacay (con la ayuda del mozo, poeta, cubano, rápido entendedor), nos regale sus palabras. En la impresión y encuadernación, el compromiso reiterado de Juan Premat, ahora responsable de maquetar esta nueva edición.

Con una portada clásica y la contratapa de Galeano, el libro está listo. Envuelto en papel de expectativas, viajará otra vez a Tacuarembó, a las manos de Circe.

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Final del verano de 2013. En el cierre de la segunda edición del Festival Internacional de Poesía de Córdoba, más de setecientas personas ofrendan un silencio religioso. Con el libro en las manos, Circe Maia desgrana sus poemas. La acompaña María Teresa Andruetto. Compañeras en la ruta de la palabra, su viaje compartido lleva cuarenta años. Circe ha llegado a Córdoba junto con su hija Anita, y para nuestro pequeño mundo es un acontecimiento: muchos años antes había decidido cerrar su etapa de viajes, y había permanecido en Tacuarembó (entre paréntesis, así puede decirlo Andruetto: "La vida que Circe ha construido parece muy distinta de la dimensión enorme de su obra. Y sin embargo, creo que es una condición esencial para que la obra de Circe sea así"). En pleno Cabildo de Córdoba, exultante, generosa, dueña de todo el tiempo del mundo, Circe recibe el cariño de tantos lectores que durante años la han leído en fotocopias trajinadas, en copias de copias.

El sueño se ha realizado, el barco está en el muelle: los poemas de La pesadora de perlas han llegado a su libro, y el primer libro de Circe Maia a la Argentina.

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Diez años después de aquellos trabajos iniciales, agotada hace tiempo la primera edición, tiemblo al transcribir los últimos poemas de Dualidades –publicados después de la aparición de La pesadora de perlas–, que amplían esta nueva edición junto con el prólogo de Andruetto y algunas actualizaciones. Suena una música en una lengua lejana y ajena: Tid. Mera tid. Lite mera tid. Son versos de Circe, reverberan todavía, una voz en sueco alguna vez los recitó para ella en Malmö. Los dejo aquí, como quien deja un ojalá:

–Tiempo.
–Más tiempo.
–Un poco más de tiempo.

Inviernos de 2017 y 2022.



Posdata 2023

Este último tiempo ha traído nuevos reconocimientos para la poesía de Circe: primero, el Premio Lorca de Poesía que cada año otorga la ciudad de Granada, por "convertir la poesía en un método de conocimiento de la realidad, que se basa en la experiencia diaria con un lenguaje transparente y exacto". En segundo lugar, el Premio Internacional Mario Benedetti a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad. Como corolario, por la segunda edición ampliada de La pesadora de perlas, el sello Viento de Fondo ha recibido el Premio Alberto Burnichon al Libro Mejor Editado en Córdoba 2022-2023.

Más sobre el libro, en el sitio de Viento de Fondo, ingrese aquí


Gastón Sironi
Editor


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