Una casona que pertenece a la literatura

Puerta de ingreso a "El Paraíso", casa de Manuel Mujica Láinez. Diseño del escultor José María Suhurt
Puerta de ingreso a "El Paraíso", casa de Manuel Mujica Láinez. Diseño del escultor José María Suhurt

En cualquier temporada cordobesa serrana y, en lo próximo y particular este verano, entre los paseos que se pueden disfrutar resulta especialmente atrayente una visita a la Casa Museo Mujica Laínez, que se levanta en Cruz Chica, La Cumbre, y que abre todos los días de 10 a 13 y de 17 a 19.30 con visitas guiadas por la mañana y por la tarde. Toda la casa puede considerarse, en tanto museo, una muestra exquisitamente preparada para enaltecer como otra forma del relato la vida del escritor argentino Manuel Mujica Láinez, quien decidió trasladarse en 1969, ya consagrado en la literatura, de Buenos Aires a esta casona española de treinta y tres habitaciones construida en la importante población cordobesa en 1922, por el arquitecto francés León Dourge, con diseño de jardines y parque de Carlos Thays.

"Manucho" la compró con su esposa Ana de Alvear Ortiz Basualdo, y reveló en una entrevista televisiva que "esa quinta de siete casas costó siete millones de pesos y se llama el Paraíso, como el título de uno de mis libros que fue escrito antes. Además, la calle se llama Alvear como el apellido de mi esposa."

La construcción alojó por largas temporadas y por muchos años al escritor y periodista argentino, quien falleció en su dormitorio, uno de los cuartos que los visitantes pueden apreciar, el 21 de abril de 1984, a los 73 años.

El público irá sintiendo la presencia de "Manucho" Mujica Láinez a través de numerosos objetos culturales coleccionados con inspiración esteticista por el escritor porteño. Se recorren pasillos, salas, dormitorios, biblioteca, escritorio, incluso el baño, ambientes en los que conviven la valoración literaria de alguien que perteneció a la "crema" de los escritores de su generación y de su clase, y que también sobresalió como uno de los personajes insoslayables de la vida porteña de la época. Hay una verdadera pinacoteca donde reina la estampa de Manucho salida de los pinceles de una pléyade de artistas argentinos. Y también son parte de la colección iconográfica recortes de periódicos, documentos, retratos de figuras históricas que resultan ser sus notorios ascendientes, como el reconocido poeta Juan Cruz Varela, su tío tatarabuelo, a la vez hermano de Florencio Varela, destacado escritor, político y educador. O como el escritor Miguel Cané, figura literaria de la generación del '80, y su sobrino el periodista y senador Manuel Láinez. El propio Mujica Láinez hacía remontar sus ancestros hasta Juan de Garay.

Dan ganas de quedarse horas observando los estantes de la biblioteca, donde las horas de lectura han gastado los lomos de varios libros enigmáticos. La visita a El Paraíso se nutre de una refinada exaltación estética, un cierto abarrotamiento de objetos que se imponen a los ojos, donde se acumulan y se exhiben recuerdos, fetiches, obras de arte, esculturas, símbolos de legitimidad cultural. Sin embargo, si alguien ha sido capaz de describir una casa con detalle y apreciación, ese ha sido Manucho. Posiblemente no dejase nada al azar y, por otra parte, el decorado de esos ambientes contuvo la actividad social y cultural de un lugar que el escritor convirtió en un centro de amigos y amigas de Córdoba, autores, artistas, arquitectos, poetas, y asimismo de personalidades llegadas de Buenos Aires a alojarse. Y con sus rasgos locales, trasladó aquí las fiestas que habían sido famosas en su casa de Belgrano. Mientras tanto, escribió en El Paraíso siete de sus novelas.

Esta casona que ya era museo antes de serlo, y que es una delicia visitar hoy, constituye un monumento vivo a Manucho, en el que el autor, junto con varias de sus obras, ha logrado tenazmente permanecer.

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La Galería de arte "El Paraíso", en la casa museo Mujica Láinez, es un activo espacio de visibilización de arte, y desde el sábado 8 de febrero, las visitas a la casa museo pueden ser también la ocasión de apreciar la muestra del artista Daniel Rivero Serradell, radicado en Villa Giardino, donde tiene su atelier y su propia sala de exposición. El artista, diseñador y productor audiovisual ha estado experimentando con hermosos resultados la combinación de figuras dibujadas y esfumadas a la carbonilla y pinceladas de óleo de tonos pastel que circundan u ocupan zonas de fondo, resaltándolas. 

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Texto: Gabriel Abalos
Imágenes: Jackie Bini