Tecno optimista o peoncito del tecnofeudalismo

Omar Hefling

Ilustración: artista Selene Cráteres
Ilustración: artista Selene Cráteres

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Que no te vendan gato por liebre con el chamuyo de los estados de ánimo de la tecnología. Estos buenos muchachos no te muestran el camino para elegir, sino el camino para perder. Como dijera un libertario de izquierda, el economista griego Yanis Varoufakis "la libertad no puede significar ser libre para perder de infinidad de maneras desalentadoras".

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Creíamos que ya haber aceptado como veraz la sensibilidad de los mercados era suficiente. El mentado optimismo tecnológico junto a una estampita de San Expedito no conforma la cartera argumental de los que realmente entienden en la materia. Los que verdaderamente entienden en el asunto son más prudentes. Según se ve solo los idiotas se dejan ganar por el entusiasmo para terminar en la estafa.

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Mientras pasan los días un mantra nos alienta a transformar nuestras vidas motorizadas por la economía digital. Un repertorio de expresiones prolifera a través de nuestras cotorras mediáticas con la intención de capturar el sentido de estas mutaciones, y ahí aparece el sanateo de la economía compartida, economía de la vigilancia, cuarta revolución industrial, economía app, economía inmaterial, todos términos que intentan mistificar las virtudes o señalar los peligros del nuevo paisaje tecnológico.

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Pero no todo el mundo corre detrás del paquete de caramelos, distanciándose de esa retórica metonímica por este tropo que designa algo con el nombre de otra cosa como el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, el signo por la cosa, Nick Srnicek desarrolla en su ensayo Capitalismo de plataformas (Caja Negra Negra Editora) la idea que la materia prima en torno a la que orbita el capitalismo de este siglo, es la materialidad de los datos.

O sea, digamos capitalismo extractivista, te suena!

O sea, digamos y cuál es ese aparato de extracción más eficiente, el capitalismo de plataformas, vistes!

Srnicek no tiene en particular, no lo demuestra al menos, demasiado optimismo tecnológico, más bien evidencia estar muy preocupado por el devenir de la humanidad si seguimos en este rumbo. Que estos modelos de acumulación de los grandes jugadores (Google, Apple Microsoft, Siemens y General Electric, Uber y AirBnd) desarrollan su gran capacidad para impulsar la deslocalización (desterritorialización) en pos de la precarización de la fuerza del trabajo.

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El bufón que ocupa el sillón de Rivadavia promueve esta idea de empobrecimiento de los trabajadores.

Qué necesitan las "ciudades inteligentes" y las "empresas disruptivas" necesitan "trabajadores flexibles" pobres y sumisos y fuera de toda sindicalización.

Y me lo venís a decir ahora!

Estamos siendo testigos de la adopción de una nueva infraestructura que podría revivir el moribundo crecimiento del capitalismo? Sobrevivirá la competencia en la era digital? O nos estamos dirigiendo hacia un nuevo capitalismo de monopolio?

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El odio contra la vida feliz ha tomado el poder, sostiene el filósofo italiano Bifo Berardi, lo que le espera a la sociedad es horrible.

Srnicek se plantea que la culpa no es de la tecnología sino cómo se la usa. En vez de solo regular las plataformas corporativas, se deberían realizar esfuerzos para crear plataformas públicas- plataformas de propiedad del pueblo y controladas por él- Y más importante aún, independientes del aparato de vigilancia del estado. Esto implicaría invertir los enormes recursos del estado en la tecnología necesaria para apoyar estas plataformas y ofrecerlas como servicios públicos.

Y si fuera necesario plantea Srnicek, de manera más radical presionar por plataformas postcapitalistas que utilicen los datos recolectados por estas plataformas para distribuir recursos, posibilitar la participación democrática y generar mayor desarrollo tecnológico y hasta sostiene que habría que colectivizar las plataformas.

Ilustración: artista Selene Cráteres
Ilustración: artista Selene Cráteres

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Mucha de la retórica que subyace a la economía digital, aunque aparentemente nueva, es de hecho la continuación del neoliberalismo por otros medios.

Para Srnicek las plataformas de acumulación son mucho más parecidas a parásitos tal como solíamos ver a los rentistas (feudales) y publicistas tradicionales que a una parte productiva de la economía capitalista.

Sin embargo, el profesor de Economía Digital del Departamento de Humanidades de King's College de Londres advierte que cualquier esfuerzo que se haga para transformar nuestra condición tiene que tener en cuenta la existencia de las plataformas.

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"Las plataformas no parecen estar hechas para superar las condiciones fundamentales de la larga recesión, parecen estar consolidando el poder monopólico en sus manos mientras acumulan una inmensa riqueza" dice Srnicek también coautor del Manifiesto Aceleracionista junto con Alex Williams. El filósofo y economista asegura que "las desigualdades existentes se reflejan sustancialmente en el mundo digital con, por ejemplo, los grupos de bajos ingresos con menores chances de acceder al mundo digital en primer lugar".

O sea digamos, el optimista tecno nos quiere entregar a la jaula de los leones.

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La economía compartida es mucho más que un nuevo modelo laboral, sino que se ha convertido en un ethos capitalista fundado en la excepcionalidad y en la precariedad sin derechos.

Srnicek afirma que la tan mentada economía compartida no es nada nuevo. La idea del trabajo temporal, por ejemplo, ya era común para los trabajadores portuarios de Londres en el siglo XIX, que se juntaban todas las mañanas con la esperanza de encontrar trabajo por ese día. Del mismo modo el mercado laboral en las últimas décadas ha mostrado tendencias hacia una mayor flexibilidad, menos seguridad laboral, más contratos temporarios y peores salarios.

La economía compartida y su modelo de empleo no son más que continuaciones de esa tendencia, disimuladas con una sofisticada interfaz de aplicaciones. "Una mistificación similar de la historia reciente también se aplica a muchas de las ideas hegemónicas que giran alrededor de la economía digital".

Ser un gobierno "inteligente", por ejemplo, suele implicar recortes de los servicios públicos por medio de tecnología que es supuestamente más eficiente.

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A los tecno optimistas nunca se les ocurrió preguntar cuál es la razón por la que la evolución tecnológica solo deban pagarla los trabajadores. Los servicios públicos son un registro ausente del primitivo pensamiento de las extremas derechas.

El economista griego Yanis Vaurofakis nos insinúa en su libro "Tecno-Feudalismo, el sigiloso sucesor del capitalismo" la deriva de esta etapa del capitalismo. Para contar esta historia lo hace como una carta a su padre quién según el autor le enseñó a comprender el funcionamiento del capitalismo. Su padre un ingeniero químico que había desarrollado "una máquina de escribir con pretensiones" que le permitía proyectar en una pantalla lo que escribía.

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Según Vaurofakis los dos pilares en los que se asentaba el capitalismo han sido reemplazados: los mercados, por plataformas digitales que son auténticos feudos de las big tech; el beneficio, por la pura extracción de rentas. Varoufakis ha desarrollado su teoría del «tecnofeudalismo», según la cual los nuevos señores feudales son los propietarios de lo que llama «capital de la nube», y los demás hemos vuelto a ser siervos, como en el medioevo. Es este nuevo sistema de explotación lo que está detrás del aumento de la desigualdad.

"¿Cuál es mi hipótesis?" el economista sostiene que el capitalismo está muerto, en el sentido de que sus dinámicas ya no rigen nuestras economías. "Ese papel lo desempeña ahora algo fundamentalmente diferente, que yo llamo «tecnofeudalismo». En el centro de mi tesis hay una ironía que al principio puede parecer confusa, aunque espero demostrar que tiene pleno sentido: lo que ha matado al capitalismo es... el propio capital. No el capital tal como lo entendemos desde el inicio de la era industrial, sino una nueva forma de capital, una mutación surgida en las dos últimas décadas, mucho más poderosa que su predecesora y que, como un virus estúpido e hiperactivo, ha acabado con su huésped. ¿Cuáles han sido las causas? Dos hechos primordiales: 1) la privatización de internet llevada a cabo por las grandes tecnológicas estadounidenses y chinas; y 2) la manera en que los gobiernos occidentales y los bancos centrales respondieron a la gran crisis financiera de 2008."

Ilustración: artista Selene Cráteres
Ilustración: artista Selene Cráteres

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Escribe Varoufakis: "Así, en la actualidad el poder real no lo ostentan los propietarios del capital tradicional, es decir, la maquinaria, los edificios, las redes ferroviarias y telefónicas, los robots industriales. Éstos siguen extrayendo beneficios de los trabajadores, de la mano de obra asalariada, pero ya no mandan como antes. Como veremos, se han convertido en vasallos de una nueva clase de señor feudal, los propietarios del capital en la nube. En cuanto al resto, hemos vuelto a nuestra antigua condición de siervos y contribuimos a la riqueza y el poder de la nueva clase dominante con nuestro trabajo no remunerado, además de, cuando tenemos la oportunidad, con el trabajo asalariado que realizamos e impacta en nuestras vidas. Cuando, más tarde, acabé leyendo a Marx, recuerdo claramente lo emocionado que me sentí al descubrir que, gracias a las lecciones de mi padre junto a la chimenea y a la explicación de mi madre, me había topado con uno de los principios fundamentales del gran economista. En el mundo que ahora damos por sentado, el trabajo parece una mercancía como cualquier otra. La gente, desesperada por ganarse la vida, promociona sus habilidades como un vendedor que anuncia sus productos. Acepta un precio por su trabajo que está determinado por el mercado (el salario) y refleja su valor de cambio, es decir, lo que vale en comparación con otras mercancías intercambiables. Éste es el trabajo mercantil. Sin embargo, como hemos visto, a diferencia del detergente en polvo, las patatas o los iPhone, que son mera mercancías, el trabajo es algo más."

"La segunda naturaleza del trabajo, el trabajo experiencial que mi madre me hizo ver por primera vez, la ilustra, por ejemplo, la idea brillante que surge de una tormenta de ideas entre un grupo de arquitectos que trabaja para una empresa constructora multinacional. O las buenas vibraciones que transmite un camarero en un restaurante. O la lágrima de alegría de un profesor cuando un alumno con dificultades resuelve un problema de matemáticas complejo. En realidad, nada de esto puede mercantilizarse. ¿Por qué? Porque ninguna retribución monetaria puede inducir un momento de verdadera inspiración ni comprar una sonrisa genuina, y no se puede derramar una lágrima auténtica por un precio. De hecho, cualquier intento de hacerlo invalidaría de inmediato esas cosas. Los jefes que intentaran cuantificar, poner precio o mercantilizar el trabajo experiencial sonarían como el tonto que te grita: «¡Sé espontáneo!»."

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Por último en este libro particularmente encantador aunque se hable de economía Varoufakis dice "Hesíodo presagió que llegaría un día en el que Zeus no tendría más remedio que destruir a una humanidad incapaz de contener su propio poder, un poder inducido por la tecnología. Mi padre quería discrepar de Hesíodo. Quería creer que los humanos podíamos convertirnos en dueños de nuestra tecnología, en lugar de esclavizar a los demás y a nosotros mismos con ella. Cuando Prometeo le robó a Zeus el fuego —el símbolo del calor blanco de la tecnología— en nombre de la humanidad, lo hizo con la esperanza de que iluminara nuestras vidas sin quemar la tierra. Mi padre quería creer que podíamos hacer que Prometeo se sintiera orgulloso."


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Comentarios:

- Fabián Tavella: Excelente.

- Pablo Leon: Conocí a tierra media por medio de mi amigo Omar Hefling, está muy buena, hagan trabajar sus neuronas para meter el contenido en YouTube...

                     - Tierra Media: muchas gracias por tu comentario, Pablo! tenemos un canal de YouTube pero está en nuestros planes darle una mayor dinámica y presencia, asociando el contenido de la revista. Ojalá podamos concretarlo próximamente. Nuevamente, gracias por tu lectura. A Tierra Media la hacemos entre todos!!!

- Pablo Leon: Hice durante muchos años, bailes de cuartetos en Córdoba, en un local que se llama estadio del centro... Está bastante bien contada la historia de Berna, qué era uno de los integrantes de las cuatro bandas cuarteteras que imperaron durante años en los barrios marginales de Córdoba.. porque no olvidemos que el cuarteto, que nació con la Leo, en sus canciones le cantaba más al hombre rural, luego comenzaron a intentar insertarse en la capital cordobesa y se fueron primero a los barrios marginales de aquel entonces, como como barrio comercial, Villa libertador, y camino 60 cuadras, ahí yo asistía, y era todo un mundo, que tenía toda la apariencia, según mi imaginación, de los primeros bailes tangueros de nacimiento del siglo 20, porque los asistentes eran dos personajes marginales, y se armaban unos quilombos gigantescos, volaban las mesas y volaban las sillas y los vasos y botellas se estrellaban contra alguien, doy fe, luego conquistaron la capital, pero ahí fue otra historia, se industrializó el cuarteto, primero los cuatro grandes se asociaron, y coparon los clubes más populares, rieles argentinos, el deportivo, etc, yo entré en el negocio allá por 1983, con un local que se llama estadio del centro, y me fui en el 2006... Durante todo ese transcurso de años el cuarteto se convirtió en "merengeto", porque ya las bandas incorporaron vientos y otros adimentos, y comenzaron a sonar como bandas de merengue, por qué el merengue en sus comienzos, tenía la misma estructura rítmica, que el ritmo qué "descubrió" Leonor Marzano... Y así estamos hoy.... Durante todos estos años se contactaron conmigo gente quería hacer un libro sobre el fenómeno del cuarteto. Pero después de leerlos, tuve la sensación que no habian entendido nada... Y el único pope máximo sigue siendo la Mona Jiménez, que por lo que dice el cronista carga un cierto rencor con Berna y con su tío coquito ramalo, pero no nos olvidemos nunca que el cuarteto aún sigue siendo un punto de salida para los marginados, que tienen solamente tres opciones para triunfar: en el boxeo, en el fútbol, Y ser un cuartetero exitoso.

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