En años de bajas recientes y sentidas en la música popular local, se cumplen diez de la ausencia de Titi Rivarola, una personalidad sobresaliente de la música cordobesa cuya falta física desde el 4 de septiembre de 2013 aún se hace sentir, pero cuya presencia aurática, por decirlo de algún modo, late en la propia evolución de la música y de los músicos de por aquí. Recordarlo este septiembre insume bastante de sonrisa, porque son todos recuerdos del bien, unánimes en señalar el paso de un ser especial, un músico que enriqueció a sus próximos como persona y como artista. Los testimonios que reunimos vienen de varios de esos próximos, y la mayoría de ellos coinciden en señalar el carácter presente del ausente, o bien la propia disposición a evocarlo y notar los efectos en la vida y en el arte de hoy, de su paso por aquí. Entre estos recuerdos se van armando facetas de Titi, y se siguen, entre otras cosas, momentos y alcances de su carrera y de su creación. En particular, se incluye también un extenso y preciso análisis sobre la figura y sobre la obra de Titi Rivarola, su significación y sus proyecciones, que la vuelven presente, firmada por Horacio Sosa. Reconocemos a Horacio como un gran músico también, un histórico de la MPC (Música Popular Cordobesa), aunque no valoramos menos su capacidad de análisis musical, la de capturar los elementos determinantes, la de contar los caminos sonoros en sucesivas épocas, valiéndose a su vez de testimonios y, en ese contexto, regalarnos una audición comentada de cada tema de los discos de Tórax. Titi se merece esta lectura.