Querida Tierra Media

10.08.2023

-primera entrega-

Querida Tierra Media: ¿cómo va? Hace ya un mes que comenzó tu singladura por los inagotables océanos de internet y ahora vengo a sumarme a tu tripulación como grumete. Que la Rosa de los Vientos nos vaya señalando prósperos rumbos.

Navegación mediterránea, me has preguntado por la poesía y la Ciudad; más específicamente, por Ciudad de Córdoba. En qué consiste, querés saber, el Canon nuestro de los últimos, digamos, cuarenta años de publicaciones.

Me quedo pensando. ¿No será ésta una pregunta para Académicos? Me acuerdo de lo de Enrique Badosa: "y que los eruditos eruditen", tiraba (endecasílabo mediante).

Pero no: vos te dirigiste a mí porque sabés que yo también practico El juego en que andamos, como quería Gelman, esto es, que yo también, a mi turno, me he atrevido a garabatear algunos versitos. Entonces, la cosa sería: "¿Cómo es la cosa para los mismos poetas? ¿A quiénes destacan, a quiénes veneran, a quiénes idolatran?"

Si por ahí pasa la consulta, me veo obligado a responderte que la cosa dependerá, siempre, de cada lector. "La fama es un malentendido", decía Borges. Y de eso se trata, muchas veces: de Famas, casi, ya que no de Cronopios, y, como corresponde, de Famas cuyos nombres musitamos con la debida sumisión, cuando no somos buenos lectores.

Porque el buen lector lo que hace es leer cada libro que lo ocupa más allá de las promesas de felicidad que les hayan formulado sus eventuales publicistas. Si un lector es leal a sí mismo, compulsará (de nuevo Borges) el volumen que tiene entre manos y verá si le gusta o no, si lo aprueba o no; casi como si de un beneplácito secreto, incomunicable se tratara. Sólo el lector que sea fiel a su propia, intransferible experiencia será veraz consigo mismo con respecto a cómo la pasó durante la lectura de una determinada obra.

¿Tengo que correr a comprar la última novedad que los Suplementos vocean? ¿Me tiene que parecer bueno un libro sólo porque está en boca de todos? ¿Me negaré a disfrutar de lo que fue publicado de hace cuarenta años para atrás? La rabiosa actualidad de un libro son "noticias de ayer" casi que en un abrir y cerrar de ojos.

Volviendo a nuestro tema, poesía y Ciudad de Córdoba, se me ocurre afirmar que muchos se niegan a recibir postas generacionales. Se lee lo nuevo, se lee lo joven, se lee lo pujante. Como dice un poeta de cuyo nombre no quiero acordarme, se vuelve a descubrir recurrentemente la pólvora; pólvora, aparte, muchas veces mojada. Y como pedía Daniel Ponce en una ya vieja Hablar de poesía: dígannos, lectores y escritores del presente, los nombres de, pongamos, diez poetas de la década del '30 del siglo pasado.

No: leemos para el olvido y, al hacerlo así, también escribimos para el olvido. Así como ignoramos lo hecho en Córdoba en los años '40, así también nos ignorarán (y, por ende, nos despreciarán, de glosar a Machado) las generaciones venideras.

Casualmente, hace unos días me prestaron los dos tomos de la poesía de Jorge Vocos Lescano editada por la Academia. La estoy paladeando por primera vez, luego de décadas de espera.

Porque, sí, recuerdo que cuando empecé a garabatear mis versitos, hubo quien me mencionara sus versos con admiración; para esa persona (¿pero quién era?), esta figura era alguien significativo en la poesía cordobesa. Nunca encontré ni uno solo de sus títulos, y eso que soy muy amigo de las librerías de usados; recién ahora estos dos tomos se me aparecen de entre las nieblas del olvido. La edición es de 1979 (años nefastos). Su poesía es bucólica, angelical, pura: gran acabado de la forma, expresión límpida, transparente.

El primer volumen de versos de Vocos Lescano es de 1949: plena Generación del '40, a la que adscribe. De lo que llevo leído del primer tomo de la citada edición (voy por un libro de 1972), el poeta se mantuvo en dicha tesitura, sutilizándola. No es precisamente Walsh (ese prosista): sus versos son bellos, eufónicos, dúctiles, y alcanzan una gran sencillez que oculta una gran labor. Poesía cordobesa.

Si la cuestión en Córdoba, y en Argentina en general, sigue siendo de algún modo la dupla Civilización y Barbarie, entre los poetas tal disyuntiva un poco se da entre Academia e indiada (así, con minúsculas). Los eruditos de Badosa saben muchas cosas pero están pintados al óleo, mientras que la indiada, puro fervor y pálpito, tiene cada uno a su manera su correspondiente altarcito con la terna de tótems que más honra. Y está bien que así sea. Cada lector, solito su alma, tiene su Biblioteca personal que con celosa aplicación reacomoda y consulta; los volúmenes que las otras cobijan son mero asunto del respectivo propietario que apenas si nos deben interesar, de no operar el préstamo o el robo (¡perdón!: el préstamo indefinido).

Nada más por hoy, querida Tierra Media. ¿Dirás que soy un grumete algo bocón? Estaquéeseme por unas horas sobre cubierta y listo el pollo. Estoy chocho, te lo confieso, de que me hayas agregado a tu tripulación. Hasta el mes que viene, ¡y que se rompa mi corazón de poeta!




Pablo Seguí


(Ciudad de Córdoba, 1973). Lee y escribe a tiempo completo. Ha publicado diez libros de poesía, el más reciente de los cuales se titula "Remy LaCroix y otros poemas" (Barnacle, 2023). De hace años publica todos sus versos en sucesivos blogs; el actual es "Velita de leer".




Comentarios

- Alfredo Lemon: Muy bueno siempre leerte reflexionar

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