Pablo Baur, sembrador de cine

10.08.2024

De tercera línea en el Cba Athletic a cineasta de trinchera

Dos amigos y compañeros de ruta - "Guille" Iparraguirre y Federico Robles - recuerdan al documentalista y docente.

Horacio López Das Eiras

Pablo Baur en una fábrica de postes de cemento de Brickman; “posa” a pedido de  su amigo y co equiper Federico Robles
Pablo Baur en una fábrica de postes de cemento de Brickman; “posa” a pedido de su amigo y co equiper Federico Robles


"Pablo era un tipo libre, y eso no es poco -no de libertad adolescente o infantil- sino de no atarse a ninguna norma o criterio que no tenga un sentido profundamente humano y genuino. En lo que tiene que ver con el trabajo. Eso definía su personalidad, provista de un criterio, una mirada y una formación en relación al mundo, a la vida, a la historia, muy clara, muy clara…"

Quien recuerda es Federico Robles (46). Y su recordado es Pablo Baur. Dos viejos amigos y socios en producciones audiovisuales. Cineastas, documentalistas, docentes. Gen de cine, gen de Córdoba.

Pablo murió sorpresivamente el 20 de julio de 2019. Disfrutaba entonces de una tarde de sábado en bicicleta por caminos serranos. Tenía apenas 53 años y un montón de proyectos en marcha.

"Su libertad siempre llamó mi atención, desde que apareció con "Los pasos de Antonio" (2006). En ese momento no había ese tipo de relato en el cine argentino. Lo documental no tenía casi lugar y él salió con esa película; crudísima, con un personaje documental tratado como una ficción; y dónde él, como autor, aparecía en cámara, blanqueando que era una película. Una cosa no revolucionaria pero novedosa para un momento del cine…".

¿Quién es "el Antonio" que menciona Robles? Se trata del abuelo de Pablo, quien durante un buen tiempo, filmó el andar del vital anciano que se había propuesto. Caminar de su casa a una iglesia del barrio, apoyado en un bastón y afirmado en paredes, verjas, rejas. Años más, años menos, Antonio tenía 90.

"Quizás sea en Los Pasos de Antonio donde más se puede apreciar el espíritu genuino de Pablo. Lo digo como amigo no como colega. Siento que en ese documental está verdaderamente él, en esa, su obstinada tenacidad al límite".

El conserje impecable

"Me gusta caminar, hacer películas y andar en bicicleta" decía Pablo Baur en una breve película suya llamada "El Conserje" (2009). Un corto donde revalidaba su marca como cineasta de autor.

Baur ponía en foco en aquella filmación a un conserje de edificio, "medalla de oro" en limpieza y prolijidad. De tanto observarlo en su cotidiana rutina, Pablo empezó a ver reflejados en aquel hombrecito de camisa blanca y saco azul, al abuelo y al padre.

Este buen conserje se llamaba Antonio, como el abuelo y el padre. Mientras mostraba sus destrezas con el estropajo, en la preparación como en la pasada en él hasta brillar, la voz de Pablo se colaba y daba lectura a una carta que tenía como destinatario a su padre.

¿Un acto de orden kafkiano? El tono de voz suena sereno, manso…

"…Te respeto y te quiero mucho. Eres honesto, justo en tus decisiones, entrañablemente equilibrado, despojado de lo material, buena gente en fin. Pero esos valores, tan inquebrantable como una coraza, te distancia de quienes estamos cerca. Siempre he tenido que lidiar con esta imagen, con tu obstinación con tu honradez, con tu disciplina. Con tu amor absoluto hacia una sola mujer.

Si no lo he dicho muy a menudo, lo digo ahora. Ante todo esto tuve la necesidad de ser yo mismo. De niño fui hincha de River Plei, como vos, pero con el tiempo me hice del sufrido Talleres. Soy un poco obsesivo con la limpieza, pero me permito "ensuciar", no ser "tan noble", "dejar una mujer", olvidarla, y comer arroz aunque creas que es para chinos. Nunca llevo traje, soy calvo y no me preocupa…"

Ha tenido que ser un extraño –Antonio, el conserje- la vía para llegar a vos; perdón si cabe. En esta etapa de mi vida cada vez soy menos estricto conmigo mismo y con los que me rodean. Me gusta caminar, hacer películas, andar en bicicleta. No renegar de ti, quererte por cómo eres, reconocerme como hijo tuyo, pero ser yo mismo. Un abrazo…Pablo".


"El Auschwitz cordobés"

Pablo era su cámara y "bici". Con ambas podía rodar la vida, el mundo, los caminos. Visión atenta. Piernas ágiles.

En tantas idas y vueltas por la colectora de la autopista Córdoba-Carlos Paz, escudriñaba al vetusto campo de "La Perla"; el "Auswichtz cordobés" visible desde la icónica ruta que conduce al centro turístico más importante de los cordobeses.

Ya regresado de Barcelona en 2010, Pablo curioseó, entró, miró, recorrió el alrededor y el interior; se metió por el ala central de la vieja cuadra. Ni el bello entorno verde lograba anular su aureola trágica. Haré un documental con esto, se propuso; producción que finalmente presentó en 2016.

- ¿Qué encontró ahí, qué buscaba?

- Me encontré –contaba el propio Pablo- con un lugar devastado, con pájaros, animales dando vueltas, excrementos. Hice tomas en sectores tal cual lo habían dejado los militares, o sea antes de transformarse en espacio de memoria. Filmamos con sonido del propio lugar, con panorámicas, con travelling y siempre en torno a la idea de que hay una autopista a 600m y donde pasamos y miramos para otro lado…creo yo.

No buscaba nada en particular, completaba el cineasta; "más que experimentar la sensación de estar ahí, que es muy fuerte, salís agobiado. Y no quería hacer algo testimonial sino apreciarlo desde el arte, de un lugar concreto".


Bialet, el Sueñero

"Sueñero" (2012) era el título que Baur encontró ideal para definir el perfil de Juan Bialet Massé (1846-1907), motivo de otro de sus documentales "de autor". Esta búsqueda tuvo sus comienzos en Cataluña y un cierre cordobés, parecido al recorrido del personaje abordado.

Bialet era un médico todoterreno que tuvo gran protagonismo en la Argentina de finales del siglo 19 y principios del 20. Su papel en la construcción del dique San Roque al frente de 7 mil trabajadores y la defensa del uso de materiales autóctonos para levantar el murallón, lo convirtieron en enemigo de los sectores del poder.

Su monumental e insuperable informe sobre el estado de la clase obrera en el país fue una patriada admirable, como todo lo suyo. Pablo seguramente sentía atracción por este catalán y aprovechó su estadía en la tierra de Bialet para sondear sus enigmáticos orígenes.

Los testimonios que hablan del protagonista enriquecen la película y acompañan imágenes y sonidos ambientales que embellecen la producción.


40 años de amistad

Guillermo Iparraguirre (58) tiene autoridad y memoria para hablar de Paulo Baur. Lo respaldan 40 años de amistad (1979-2019). Conoce a fondo el derrotero de su viejo compinche, colega, amigo.

Hasta recuerda que el apellido Baur es una deformación de Bauer, acaso el verdadero apellido de Pablo, según él mismo se lo contaba. En tal caso, ¿Qué significa "Bauer" en alemán? Agricultor. ¿Puede considerarse agricultor a un hombre de cine como Pablo?

Baur e Iparraguirre compartieron secundaria en el "Garzón Agulla". Egresaron en el '83 casi con la asunción de Raúl Alfonsín. De ahí pasaron a la "escuelita" de Ciencias de la Información. "Ipa" lo hizo en el '84, Pablo un año después. Ciclo histórico atravesado por Malvinas y el retorno de la democracia. "Cuestiones no menores a la hora de identificarnos como "generación".

En ese momento - rememora "Ipa"- Pablo era un "tercera línea" con recorrido importante en el Córdoba Athletic y promisorio porvenir. Incluso estaba por integrarse al seleccionado juvenil de Córdoba. De él decían que tenía muy "buena técnica".

Pero al parecer, Pablo estaba dando por cerrado el "ciclo de la guinda, el scrum, el tercer tiempo". (¿Demasiado conservador el ambiente?). Miraba con mayor interés al mundo de las ideas y de lo político. "De hecho, militamos juntos en el Frente Santiago Pampillón", cuenta Guillermo.

Terminaron la "escuelita" y siguieron vinculados en producciones audiovisuales. Casamientos, cumpleaños, institucionales. Crecieron como profesionales y como personas. Su amistad no conoció de naufragios, ni siquiera cuando el "grandote" Baur se instaló en Barcelona a hacer un postgrado de Documental Creativo de la Universidad Autónoma.

El amigo asegura que de España volvió "otro Pablo". Casi "convertido" al cine documental, a realizar innovaciones, a buscar historias y a con una impronta de enseñar, de hacer docencia, de sembrar "cinecitos", de hacer escuela.

"El no esperaba tener capacidad económica para emprender un proyecto. El cine es muy caro y Pablo lo pensaba desde producciones mas minimalistas. Siempre lo encontrabas desarrollando proyectos, 24 horas pensando cine, ya sea para sus películas o para sus proyectos educativos. Así fue hasta su último día de vida. Un amigo decía que el cine de Pablo era "cine de trinchera". Y con esa fuerza arrolladora muy de Pablo".

Seguramente con el empuje que había demostrado en sus años de rugbier juvenil, vistiendo la casaca rojinegra del club de barrio Jardín. Solo que ahora era un "tercera línea" en el campo del cine, donde también se libran arduas batallas. La memoria y el olvido son dos adversarios permanentes.

Pablo Baur en práctica con alumnos
Pablo Baur en práctica con alumnos


Legado, vigencia

Sobre el final del café se reintegra Federico Robles. Para refrescar un proyecto del amigo de una sala de cine en el colegio "Antártida Argentina" de barrio Los Pinos. Alto sueño de Baur que quedó en suspenso tras su partida. "Con el aporte de amigos y del Polo Audiovisual se pudo equipar y hasta ponerle butacas de cine. ¡Hermoso! Allí él daba un taller y en ese marco se hizo esta sala que actualmente funciona y se llama "Pablo Baur".

Y remata su reflexión, ya de pie, despidiéndose:

"El legado de un artista no puede restringirse solo a su obra, de 4 o 5 películas. Tal vez las producciones reflejen algo de esa tenacidad, pero me parece más justo pensar que hay algo también de Pablo en "La Casa de mi padre" (Francina Verdes); "Apuntes para una herencia" (Federico Robles); "Las cosas indefinidas" (Maru Aparicio); "La hora del lobo" (Natalia Ferreyra), y en "La sentencia" (Guillermo Iparraguirre)… o en las decenas de cortometrajes junto a las y los alumnos del Posgrado o las y los niños de las escuelas primarias en las que hacía los talleres de cine...

Guillermo completa: "También pudo generar una red de amigos, de colegas, una red muy, muy fuerte. Y cada que vez que desarrollaba un proyecto, siempre contaba con esa red y todo el mundo quería participar, ser parte, colaborar aunque no hubiera un mango de por medio…"

Baur…o Bauer, que en alemán significa "agricultor", es decir el que siembra. Pablo parece haber dejado sus semillitas en este mundo.

"Margarita", su hija de 12 años, también.



Descargá la nota:


Comentarios:

- Mónica Ambort: Qué interesante. No lo conocía.

Dejá tu comentario: