Nuestra Chabela
Isabel Alicia Kreimer, cordobesa, abogada, cantante de tangos, transitando con hidalguía y orgullo su octava década. Dupla inolvidable con Quique Pinto en guitarra y con un largo camino solista. Una figura reconocida y querida, emblema de la Córdoba bohemia de los setenta/ochenta y más. Mucho más. Simplemente Chabela.
Jackie Bini
Chabela es actual miembro de la Academia Nacional del Tango, filial Córdoba. Sus últimos discos son: "Tanguedad" junto a Quique Pinto; y "Libe Milonguita" –cantado en castellano y el idish-. En 2022 el Concejo Deliberante de la ciudad le otorgó un reconocimiento por su vasta trayectoria y por el aporte a la cultura de nuestra sociedad, fusionando el tango con la tradición judía de sus canciones. El por entonces Viceintendente - actual Intendente - Daniel Passerini, destacó a Chabela "como una voz imprescindible del arrabal en Córdoba y por ser una referente artística que enriquece nuestra ciudad". Este reconocimiento, aprobado por unanimidad por todos los concejales, fue iniciado por la concejala Valeria Bustamante, quien expresó sobre la artista: "Es una de las cantantes cordobesas de milongas, abogada jubilada, artista, mujer y judía, que brilló en los escenarios del país, debutó con el tango en París y Granada…este reconocimiento es una forma de decir gracias y vuelve visible a tantas Chabelas de nuestra ciudad".
¿Cómo se dio tu acercamiento a la música? ¿Ya existía antes de estudiar Abogacía?
Yo nací en un hogar muy musical, mi madre cantaba muchísimos tangos y canciones de la época, y canciones clásicas también, porque era de las niñas que habían ido al conservatorio. En mi casa se cantaba, mi hermana también cantaba. O sea que no hubo un acercamiento forzado, ni en un momento dado. Para nosotros aprender a hablar era aprender a cantar, hemos cantado en mi casa desde que me acuerdo, de muy chica . Mi madre era muy cantora y bueno, se cantaba con toda naturalidad. Aún hoy me pasa que, para mí, comunicarme cantando es mucho más fácil que hablando. No hubo un acercamiento, por supuesto que fue antes de la abogacía. Lo que pasa es que en ese momento no había demasiadas carreras musicales con seriedad. Había mucha mística sobre la música, mucha bohemia, pero como carreras, elegían otras para vivir, para estudiar. Pero estuvo muchísimo antes que la abogacía.
¿En qué momento tu oficio de intérprete cobró importancia? ¿Siempre fue el tango tu predilección?
Creo que empecé a tomar en serio esto de cantar, un poco más como profesión, un poco más profesionalmente, aunque en realidad yo lo hice siempre con mucha seriedad y con mucho gusto, lo mismo que la abogacía. O sea, las dos cosas las hice con toda mi responsabilidad, con todo mi agrado, no me molestaba ninguna de ellas, no me molestaba la abogacía para cantar: pero me remonto al año 87, 1987, cuando iniciamos con Quique Pinto una gira por Europa, un hermanamiento entre Córdoba y Córdoba de España. Allí, como conjunto folclórico, iban Los rundunes y hacía falta algo con tango o con música en general, y allí nosotros con Quique hicimos ese dúo. Él era mucho más profesional en esto que yo, aunque también era arquitecto, o sea, la música era su segunda profesión. Pero lo hacía muy bien y ya participaba, había participado del Grupo Azul y a mí me gustaba mucho lo que él hacía, entonces bueno, hicimos ese dúo y viajamos a Europa. Hicimos una gira, estuvimos en Granada, en el Festival de Tango de Granada, pero aparte hicimos el hermanamiento Córdoba-Córdoba y ahí un poco representamos esa música ciudadana, ciudadana y un poco en general, porque no nos ceñimos exclusivamente al tango, yo creo que ahí empecé a tomar un poco conciencia de profesionalizar la música.
¿Podés compartirnos cuáles fueron los eventos más memorables en tu trayectoria como cantante?
Decir memorable me parece un poco grande la palabra, pero sí es cierto que hubo momentos, sobre todo cuando estábamos en Europa, en donde yo no era la abogada, o sea, allá era directamente la que cantaba tangos. Tuvimos momentos muy lindos, donde se apreciaba mucho lo que hacíamos, en la Cumbre mundial del tango, en el 90, por ejemplo, o cuando estábamos haciendo giras, y en Alemania se apreció mucho también, se decía "ustedes hacen música de cámara", por ejemplo. Claro, a nosotros nos parecía así realmente muy importante lo que empezábamos a hacer, cosas un poquito más importantes. Pero sí es cierto que teníamos un producto artístico con Quique Pinto, por ejemplo, que gustaba acá también en Córdoba, teníamos nuestro público, decían que hacíamos las cosas prolijas y lindas, y eso nos llenaba de alegría. Insisto, salimos un poco de la bohemia musical y había mucha épica en eso, en Córdoba se trasnochaba, no se cantaba tan en serio como ahora que es una carrera donde los músicos cuidan su voz, duermen las horas correspondientes, lo hacen con toda profundidad al tema, había más bohemia, pero también es cierto que cuando uno creaba un producto había mucha aceptación, si eso gustaba, y eso, bueno, nos daba una sensación de profesionalidad a nosotros acá también en Córdoba y afuera, sobre todo afuera donde no nos conocían por otra actividad, sino que éramos los cantantes.
¿Cómo ha sido tu experiencia como mujer en la carrera artística? ¿Tuviste qué vértela en algún momento -o en varios- con actitudes machistas relativas a tu profesión musical?
Por las expectativas que yo tenía, no tuve demasiados problemas. Es más, creo que en ese momento se valoraba que una mujer encarara el tema. Yo no tuve problemas de competencia. Sí los había en general. Las mujeres cantaban menos, grababan menos, grababan en grupo. Pero yo no tuve ese problema porque las expectativas mías eran bastante más chicas. De pronto, sí, es cierto que había muchísimo menos mujeres que hacían el género ciudadano. Ahora hay muchísimas. Te diría que hay más mujeres que cantan, y que cantan tango y que graban, que hombres, en este momento. Hay más opciones femeninas, lo cual es buenísimo. Pero por mis expectativas pequeñas con respeto a esto, como digo, yo no registraba ningún tipo de diferencia. En general la lucha era en todas las profesiones. Pero no tuve demasiados problemas en ese aspecto. Sí es cierto que las mujeres grababan mucho menos, por ejemplo. Los trabajos grabados eran generalmente grupos de mujeres. O una mujer con un hombre. Nunca había trabajos de mujeres, salvo puntuales, cosas muy exitosas, como Libertad Lamarque por decirte un nombre, así, muy enorme.
¿Qué recordás de la Córdoba musical de los años setenta y de los ochenta, cómo eran los ambientes?
En la Córdoba de los 70, de los 80 había más mística, más bohemia, el músico se trasnochaba, quizás se cuidaba menos y tomaba más. Bueno, había una cosa como de bohemia en la música, que luego fue variando y se transformó. Ser músico, en este momento, es una tarea muy seria, en el sentido de que egresan de la universidad montones de buenísimos músicos. Tenemos muchísimos músicos excelentes egresados acá en Córdoba de la universidad, y se cuidan, y duermen las horas correspondientes y bueno, la música ha dejado de ser un poco la bohemia, donde la gente andaba por los bares, eran músicos intuitivos y aprendían unos de otros, aprendíamos unos de otros y se trasnochaba más. En realidad, en los 70 ni hablemos de que hubo épocas muy duras, en los que se trabajaba poco, sin embargo, nosotros recuerdo hacíamos un trabajo que se llamaba Tango sin cortes, en razón de que se cortaba el trabajo y que se censuraban cantores. Los 70 fueron duros para todos, no sólo para los músicos y para cantar y bueno y los 80 mucha mística, mucha trasnoche, épocas muy hermosas, muy bohemias, pero yo creo que se está haciendo música muchísimo más en serio ahora, se logran productos hermosísimos acá en Córdoba.
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