Nacho Guzmán

El camino del tenor

Peñas, festivales folklóricos y discos con La Huella -dúo que integraba con su hermano Nicolás- le dieron a Nacho Guzmán un nombre en el ambiente de la música popular. Pero el destino le deparaba un giro inesperado al guion de su vida. Se involucró con el canto lírico, primero en nuestro teatro mayor y, desde hace ocho años, como figura en los principales teatros de Europa. Este es el camino que nos comparte el tenor, quien regresa a su ciudad para una serie de presentaciones protagónicas en la puesta local de La Bohème .

Jackie Bini

Empecemos por el principio. ¿Cómo fue tu acercamiento a la música y, en especial, al canto?

Cuando era niño, en un paraje de Traslasierra que se llama El Valle, mi abuelo iba a trabajar y yo recuerdo que allí me llamaban El Cantorcito. Creo que ahí es como que ya empezó todo este tema del canto, y después todo este acercamiento y este camino lo fui construyendo a medida que fue pasando el tiempo. Mi papá era el típico que le gustaba la guitarra en la sobremesa, tenía sus cancioneros escritos a mano y él con tres notas intentaba cantar la mayoría de las canciones. Después mi abuelo me llevaba a clases de guitarra, porque yo intentaba imitarlo a mi papá y me interesaba mucho la guitarra. Mi mamá fue alumna de don Julio Tello en Traslasierra. Mi mamá llegó a aprender, dice siempre, dos canciones. Una de esas canciones fue El Picahueso, una cueca que tuvimos la suerte de cantar mucho con mi hermano Nico en  La huella. También tuve la posibilidad de ir a una escuela católica donde tuve un profesor de música que me hizo amar mucho la música. Él formaba coros, yo era el guitarrista siempre de las misas y bueno, se fue construyendo así mi idea de decir "me quiero dedicar a esto". Cuando uno es adolescente tiene esas dudas de qué va a hacer en su vida y yo nunca dudé que mi camino iba a ser siempre la música.

Te conocimos haciendo folklore, en dúo con tu hermano. ¿Cómo fue esa experiencia con La Huella?

Mi experiencia con mi hermano y con el dúo La Huella fue realmente muy, muy importante en mi vida y en mi historia personal y musical. Estuvimos casi 15 años compartiendo y cantando juntos y, de alguna manera, era el camino que soñaba de niño. Me acuerdo que yo quería ser guitarrista de Horacio Guaraní. Algunos amigos que tocaban la guitarra querían ser Slash de los Guns N' Roses y yo quería ser guitarrista de Guaraní, era un poco raro. Y ahora recientemente, en que salió consagración de Cosquín José Luis Aguirre, él es un contemporáneo que cuando empezamos con La Huella se largaba con Los nietos de Don Gauna, empezamos juntos. Yo siguiendo a Cosquín, desde siempre, incluso desde que estoy aquí radicado en Barcelona, me pegó mucho lo de José Luis porque dije "mirá este tipo, siguió por el camino que quería y consiguió esa consagración", un premio súper importante. Incluso esto lo verbalicé para afuera con Julieta, mi esposa, le dije "me pega mucho esto porque quizá yo quise ser eso". Y bueno con La Huella de alguna manera logramos 15 años de andar por ese camino, detrás de ese sueño y lo llevo con mucho orgullo.

¿En qué momento tu carrera se orienta al canto lírico y cuáles fueron las primeras vivencias?

Siempre me gustó formarme, desde el primer título que tengo de Profesor de Música, egresado de Collegium, estudiaba canto, me gusta perfeccionarme y superarme. El tema es que por recomendación de Nacho Prado, un colega que estaba estudiando en esa época con Lucía Sandoval, una cantante del coro de cámara de la provincia del Teatro San Martín, empecé a estudiar con ella. En esa época ella me descubrió, me hizo ver que tenía condiciones para la lírica y me decía que pruebe, fue toda una historia. Yo no quería saber nada, porque estaba muy contento con lo que estaba haciendo, con el folklore, y por una cuestión de esas crisis que uno tiene bastante importantes a veces en el camino, dije, "bueno, voy a probar con esto porque si esto pasó, si esta profe me hizo ver esto, por algo debe ser". Se fue dando todo, ella me preparó para una audición para el organismo al que ella pertenecía, que era el Coro de Cámara. Fui a hacer una audición que era como un concurso para hacer algunos refuerzos, me fue muy mal. Mal en el sentido de que me escucharon Gustavo Maldino y Guillermo Pellicer, que ahora ya no está más entre nosotros, y dan los resultados para decir quien pasa a una segunda ronda, o gana tal y tal, y obviamente yo no estaba entre los nombrados. Entonces me dicen "pero el maestro Maldino quiere hablar con Guzmán". Me hace pasar y me dice "mirá, tenés una voz muy grande para el coro de cámara, el coro de cámara necesita, digamos, voces más delicadas, con más sutilezas", y yo no tenía esa voz y tampoco la tengo. Y sigue diciendo "vos tenés una voz demasiado grande, por qué no probás para el Coro Polifónico?". Le mandé un mensaje a Lucía saliendo del Teatro San Martín diciendo que lo intenté, que ya me quedo conforme porque esto fue como ir a ver, probar y ya está, pero realmente no, no me interesaba porque era un ámbito que no conocía. El tema es que se entera de esto la subdirectora del Coro Polifónico, Cecilia Croce, se comunica conmigo, y me dice "Nacho, si hubo ese evento de que Maldino te mandó a llamar, por algo debe ser, Maldino no hace esas cosas". Cecilia me consiguió una entrevista con el que era en ese momento el director del Coro Polifónico de la Provincia, Oscar Gálvez Vidal, me escucha, y me dice "Sí, tenés condiciones, tenés una voz para cantar lírico". Me acuerdo que fue una etapa de mucha incertidumbre, después empecé a estudiar, él me ofreció un poco formarme, y empecé a estudiar canto con él. Iba los lunes a las nueve de la mañana al teatro San Martín a estudiar con este gran maestro que todavía está en Córdoba, iba subiendo las escaleras, recuerdo, detrás de él, y decía ¿qué hago acá?, ¿qué hago acá?, ¿quién me manda?. De alguna manera lo hacía por agradecimiento a estas piezas que se habían movido. Bueno, esto fue en el año 2011, imagínate que hoy, después ya de trece años, me encuentro aquí en Europa, haciendo una carrera como tenor solista, una cosa increíble.

¿En qué circunstancias decides migrar a Europa y cómo se da tu decisión de establecerte de manera permanente?

La decisión de venirnos a Europa en el año 2017 tiene como antecedente un poco empezar a crecer dentro del Teatro San Martín y también fuera del teatro, y hubo así unos momentos claves que diría que fue en el año 2014. Viajo a Tucumán a hacer una producción de zarzuela de Luisa Fernanda, y en ese viaje conozco a María Luján Mirabelli que es una mezzosoprano muy reconocida a nivel nacional e internacional, y tuve la posibilidad de cantar con ella. También estuve bajo la dirección de Enrique Ricci que era un pianista muy reconocido en Argentina y aquí en Europa también, y entonces la posibilidad de cruzarte con esta gente, me acuerdo en la platea en el ensayo del Teatro San Martín, María Luján Mirabelli me habló y me dice "Nacho, me gustaría que te conozca mi profesora de canto que vive en Italia, porque creo que mereces seguir creciendo". De alguna manera porque por las circunstancias de nuestro país y de nuestros presupuestos para cultura y toda esa historia, uno siente que está un poco limitado quedándose en Córdoba y quizá en Argentina, y esa posibilidad siempre es muy fuerte de tener que irte afuera. Ese año, en el 2014, ella me habla, yo organicé en mayo del 2015 mi primer viaje a Italia. Estuve un mes estudiando con esta profesora y ya cuando volví al Teatro San Martín empecé a tener desempeños como solista y bueno, se fue dando. Volví a Italia en el año 2016 y junto a mi mujer decidimos averiguar qué pasaba, qué podría pasar digamos, no nos queríamos quedar con esa duda. Por suerte mi mujer es investigadora de Conicet y pudimos venir con un ancla digamos bastante importante como familia. Nos instalamos aquí en el año 2017 y ese es un poco el antecedente y el hecho de que ya hace ocho años que estamos. No fue una decisión de decir "nos quedamos", se fue dando porque fuimos viendo, fuimos probando y a medida que fue pasando el tiempo uno se da cuenta que se va quedando y va echando raíces y es como lo que a uno le toca.

¿Quiénes son tus referentes en el canto lírico?

Mis referentes son varios, pero puedo de alguna manera jerarquizar en primer lugar al gran tenor cordobés Luis Lima, que es una referencia que se fue construyendo porque cuando yo empecé solamente sabía que era un cantante de ópera y nada más. Fui construyendo mi admiración y mi capacidad de poder aprender de él, porque cuando yo estaba en Córdoba él me escuchó y de alguna manera me empezó a apoyar y a incentivar. Y después cuando llegué acá me di cuenta de la magnitud que había tenido su carrera, porque es una persona que es reconocida en Europa en todos los grandes teatros, él ha cantado con los mejores directores, en los mejores teatros del mundo y ha tenido un reconocimiento realmente importante. A partir de eso, y de seguir en contacto con él y tener ese apoyo constante, ha hecho que esa referencia haya crecido mucho y haya sido muy fuerte. Por otro lado, también mis referentes son los grandes tenores de la historia y también los vigentes, los que están cantando actualmente, porque me gusta pensar y decir "no siempre lo pasado fue mejor", los de ahora son buenísimos también. Siempre ver a un tenor es como sentirse o verse uno mismo en el escenario y estando aquí en Barcelona y teniendo la posibilidad de estar muy cerquita del Teatro El Liceo, he tenido la posibilidad también de ver a grandes cantantes. Tenores y grandes cantantes de las otras cuerdas, de los otros registros. Como referentes también nuestros maestros, todos los maestros que van apareciendo en el camino porque ellos han sido cantantes, o lo son, o por ahí han decidido dejar la carrera de canto para dedicarse a la docencia. En mi caso tengo mi gran maestro personal y que trabajamos a la par desde hace ocho años, que es Fernando Álvarez. Él es barítono, es director de orquesta, incluso en las épocas más lindas del Teatro San Martín de Córdoba, él dirigía las óperas que se hacían en Córdoba en los años 2000, 2001, 2002, producciones donde cantaban Gustavo Porta, Marcelo Álvarez, Darío Volonté, esa época que entiendo que fue la última época linda de la ópera en Córdoba.

¿Qué sueños ya cumpliste y cuáles te faltan por lograr?

De alguna manera venirme a Europa en el año 2017 a probar, a sacarme esa duda de qué pasaría si me voy... si cruzo el charco, bueno ese sueño ya lo cumplí, y desde hace un par de años ya estoy en carrera. Estoy cantando roles protagónicos de óperas importantes y, de alguna manera, estoy como empezando la carrera. Y el sueño de lo que todavía me gustaría tener, no se iría muy lejos de lo que estoy haciendo. Sino tener la posibilidad de poder seguir en este camino para poder seguir creciendo y seguir reafirmando los roles que estoy cantando. Cada vez que uno canta un rol en distintas producciones tiene la posibilidad de seguir creciendo, de seguirse enriqueciendo. Sin ir más lejos, aquí en Barcelona ya hace tres o cuatro años que hago el personaje de Don José, de Carmen y es un personaje que siempre, cada vez que entro a una nueva producción, tengo la posibilidad de enriquecerlo y descubro más cosas, y eso me gusta mucho. Ya he cantado Carmen, he cantado Tosca, he cantado Il Pagliacci, he cantado Il Trovatore, he cantado Aida, he cantado Turandot recientemente... Y bueno, y así voy sumando repertorio y, de alguna manera, tendría que ser más justo con la vida y decir, "lo que vine a buscar ya lo tengo". El tema es que, bueno, quiero seguir creciendo, quiero seguir cantando y de alguna manera mi objetivo es ese, poder seguir por este camino que acabo de abordar. Creo que la carrera es ir haciendo todo paso a paso, cuando pensamos por ahí que cada acontecimiento va a ser el trampolín o el salto de todo, es cuando nos hacemos falsas ilusiones o nos metemos unas presiones que no corresponden. Ahí nos vamos equivocando y frustrando, entonces pasito a pasito, yo mirando para atrás, voy viendo qué voy haciendo, sin olvidarme que empecé grande con la lírica y quizás colegas de mi edad han hecho un camino totalmente distinto, con mucha más formación y eso también lo valoro mucho, el hecho de decir, "bueno, yo empecé grande, pero acá estoy, dándole batalla". Entonces, quisiera seguir en el camino. Eso es lo que más anhelo.

¿Cómo sigue tu año artístico?

La temporada que viene sería la 2024-2025 - acá en Europa las temporadas son así, repartidas, porque empiezan en septiembre y terminan en junio, julio - y se viene un año soñado para mí, porque tengo muchos compromisos importantes y es un desafío enorme. En este momento estoy haciendo una producción de Il Trovatore de Verdi aquí en Barcelona y me estoy yendo para Córdoba a cantar en el Teatro del Libertador, que está por subir a escena la ópera de Puccini, La Bohème, y voy a participar en esa producción como Rodolfo, que es el rol protagonico y tengo una alegría enorme por eso. Y voy a estar un mes en Córdoba, las funciones serán el 20, 22, 24 y 26 de septiembre y me estoy preparando para eso. En octubre me estaré yendo a Bulgaria a hacer un Ballo in Maschera de Verdi, en noviembre tengo una gira con Carmen de Bizet con ocho funciones en distintas ciudades de España, en diciembre, si Dios quiere, voy a hacer dos misas criollas y dos conciertos con una orquesta muy importante en la ciudad de Zaragoza. Y después, ya enero y febrero, empiezo a trabajar aquí en la Ópera de Sabadell, donde yo vivo, que hay una ópera muy muy importante y por eso también vivo aquí, que se llama la Fundación Ópera de Cataluña, y con esa compañía voy a abordar la ópera de Verdi, Nabucco, y después en marzo-abril voy a hacer Carmen, con la misma compañía, en el rol de Don José, el tenor protagonista. No puedo pedir más nada, simplemente agradecer.

¿Qué repertorio quisieras abordar?

Lo estoy abordando. O sea, yo me acuerdo cuando empecé a estudiar con el maestro Gálvez Vidal en Córdoba, me decía, "vas a tener que tener paciencia porque tenés voz para grandes personajes". Entonces, me acuerdo que empecé a estudiar las arias de los personajes que estoy abordando en este momento. Y bueno, siempre con cuidado, en eso el canto lírico es muy meticuloso, cada uno tiene que ir abordando el repertorio que le toca, y equilibrando también con las demandas y las ofertas de trabajo que uno tiene. Pero por suerte estoy haciendo el repertorio que siempre supe que iba a cantar. Tengo sí algunas cositas pendientes para hacer, pero ya irán llegando. Pero estoy en ese camino, así que en ese aspecto también estoy muy contento.

¿Qué planes hay respecto a Córdoba? No de regreso, imagino, pero sí de visitas y presentaciones

Por lo pronto, volver después de ocho años al Teatro del Libertador  este septiembre, es para trabajar, pero también una  visita enormemente grata. Yo me fui en el 2016, después de la última ópera en que fui protagonista, Un Ballo in Maschera, en este mismo teatro. Hice el papel de Gustavo III, y después de ocho años, vuelvo nuevamente al teatro a hacer La Bohème de Puccini, en el personaje de Rodolfo. Estoy súper feliz y con mucha ilusión de volver a mi teatro, de trabajar con ex compañeros y con gente también nueva, porque el teatro se ha ido renovando. Es una producción propia del teatro, con la Orquesta Sinfónica de Córdoba, con el Coro Polifónico, el coro lírico que se llama ahora, y con un elenco de los destacados solistas del Teatro San Martín, donde bueno, yo no soy ningún extraño, y eso es lo lindo. Porque el único que viene de afuera soy yo, pero de alguna manera no lo siento así, o sea, tanto de mi parte como de parte del teatro, creo que así lo sienten también. Así que ese es el plan. Hay un elenco, digamos, principal que vamos a cantar en las funciones del 20, 24 y 26, y después hay un elenco B digamos, que va a cantar la función del día 22 de septiembre. Los dos elencos son de un nivel altísimo y con un compromiso por hacer una Bohème inolvidable en Córdoba. La va a dirigir el actual director de la Orquesta Sinfónica, Jongwhi Vakh y la dirección de escena la hace la maestra Cristina Gómez Comini. Hay una escenografía creándose para esta producción, hay vestuario y hay mucha ilusión, con un sacrificio y un compromiso enorme de parte del teatro para poder hacer que las óperas vuelvan a subir al escenario. De mi parte también hago un sacrificio importante para poder ir a cantar y así que bueno, es toda una suma de buenas voluntades y sobre todo de mucha ilusión.



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Comentarios
- Mónica Ambort: Re linda la historia de Nacho Guzmán. 

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