Mentira la verdad y viceversa

-Ni uno es de uno-

Siendo contemporáneo, los hechos siempre parecen más terribles.

En un libro de Historia, sin embargo, una guerra de cien años caben en un par de hojitas.

Esto, válido para todos los hechos, se agiganta cuando de mentiras se trata: de fakes news como han dado en llamarlas ahora.

Mirá sino, como con dos hechos distantes un siglo entre sí.

El 20 de marzo de 1814, tuvo lugar la batalla de Arcis-sur-Aube, una derrota de Napoleón ante las tropas aliadas, que pronto forzarían al militar francés a abdicar el trono y partir rumbo al exilio en la isla de Elba. Sorpresivamente, Napoleón logró evadir su custodia a principios de 1815 y emprendió un glorioso retorno a su patria. Todos los que lo habían criticado durante su exilio, modificaron su opinión a medida que Napoleón se acercaba a la capital.

El mejor de los ejemplos lo representan los medios de comunicación

Estos eran (traducidos del francés) los titulares aparecidos en el periódico francés El Monitor, en marzo de 1815:

9 de marzo: El Monstruo se escapó de su destierro.

10 de marzo: El Ogro corso ha desembarcado en Cabo Juan.

11 de marzo: El Tigre se ha mostrado en el terreno. Las tropas avanzan para detener por todos lados su progreso. Así concluirá su aventura miserable llegando a ser un vagabundo entre las montañas.

12 de marzo: El Monstruo actualmente ha avanzado por Grenoble.

13 de marzo: El Tirano está ahora en Lyon. Cunde el temor en las calles por su aparición.

18 de marzo: El Usurpador se ha aventurado a acercarse. Está a 60 horas de marcha de la capital.

19 de marzo: Bonaparte avanza con marcha forzada, pero es imposible que él pueda alcanzar París.

20 de marzo: Napoleón llegará a los muros de París mañana.

21 de marzo: El Emperador Napoleón está en Fontainebleau.

22 de Marzo: La tarde de ayer Su Majestad El Emperador hizo su entrada pública y llegó a las Tullerias. Nada puede exceder la alegría universal. ¡Viva el Imperio!

Ciento ocho años después, la historia, la de la mentira, volvía a repetirse, sin muñequita dulce y rubia, como en el tango.

Cómodos, desde el techo del Teatro Coliseo y la ópera, los locos de la azotea inauguraron la radiofonía.

Lejos, mirá lo que se cifra en el nombre sin tanta milonga, Jacinto Chiclana, en Córdoba, en el corazón de la Sierra de los Comechingones, al pie del Cerro Aspero, en la Tierra Media, se encontraba Pueblo Escondido, llamado así desde que los mineros lo abandonaron a principios del siglo pasado.

Abandonado, pero no por todos.

Entre los inmigrantes tanos por italianos, gallegos por españoles, rusos por judíos y turcos por árabes, que casi convirtieron la Pampa Gringa en la Pampa sin gaucho..

Telas al hombro, el turco en el medio de la nada (¿cómo se calcula el medio de la nada?) instaló una mezcla rara de almacén de Ramos Generales, pulpería y casa de tolerancia, que no era mucha por al alcohol y los facones.

Se vendían bebidas y comidas, y las clases sociales humildes y medias de la población se reunían a conversar y enterarse de las novedades, a conversar trucos en la trastienda, entre peleas de gallos, dados, guitarra y alcohol por todos lados.

El turco tenía un tesoro que era a envidia de todos: una radio a galena, el mineral que servía de conductor y el bigote de gato para "sintonizar", que se escuchaban individualmente, por una especie de auricular

"Dempsey y Firpo" (1924), por George Wesley Bellows
"Dempsey y Firpo" (1924), por George Wesley Bellows

El 14 de setiembre de 1923 se enfrentaron en el Polo Grounds de Nueva York Luis Ángel Firpo, el Toro Salvaje de las Pampas, y Jack Dempsey, En lo que Cortázar definió de PUÑO y letra como "uno de los acontecimientos más extraordinarios de este siglo".

En el primer round Firpo tiró a Dempsey fuera del ring como canta Baglietto, pero los fotógrafos y los periodistas del ringside, tan norteamericanamente imparciales, lo devolvieron al ring muchísimo después de los 10 segundos o sea requetenocaut.

Pero el turco retransmitió a voz en cuello: ¡¡Ganó Firpo, ganó Firpo"

Nunca en su vida el turco vendió tanta ginebra, tanto vino, tanta grapa.

Nunca y nunca más.

Porque tres días después llegaron los diarios, y no quedó ni turco ni ´pulpería.

Algunos hablaron de las malas artes del imperio deportivamente usadas.

Y de la imparcialidad periodística.

Otros dicen que hoy que los diarios no aclararían nada. .

Los árabes inventaron el cero y l a representación de los números aunque nosotros le digamos Diego al 10. El turco no le dio tiempo al 10 del KO y el que quedó KO fue él.

Cortázar dice que las novelas ganan por puntos y el cuento por KO.

Contá nomás que es mentira la verdad y la viceversa…la viceversa también…



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