Maximiliano Gallo
Ese entramado milagroso de personas que es la escena
Soledad González y Mariela Serra
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Maximiliano Gallo es director, dramaturgo y actor. Entre sus prácticas se dedica a la música y el tarot, oído musical e intuición poética movilizan sus procesos creativos y desde esta búsqueda ofrece talleres de entrenamiento para actrices y actores. Sus trayectos en el Teatro independiente se inician en El Cuenco Teatro hacia 1997 y pasará, también, por el Departamento de Teatro de la Universidad Nacional de Córdoba. Por sus poéticas como actor, dramaturgo y director ha recibido numerosos reconocimientos, escribiendo tanto la escena, como el papel. En esta entrevista reflexiona sobre la diversidad, los continuos cambios y lo que permanece inmóvil en su ser/hacer como artista.
¿Qué te interpela como autor a la hora de escribir/decidir una obra, teatral o audiovisual?
Lo que me interpela en primera instancia a la hora de hacer una obra/mundo es algo siempre del orden de lo desconocido, quizás podríamos llamarlo misterioso. Entiendo que ese mundo que se crea es un entramado de cosas, de capas de sentido y que responde a un llamado o búsqueda de un lenguaje propio, intuido por mí, pero que está en el mundo de lo invisible, es decir que en cada nuevo proceso de creación comienzo a descubrir. La guía para ese descubrimiento, entonces, siempre es una especie de certeza, pero también es una especie de ceguera, una certeza a ciegas. Ese impulso de buscar responde entonces a la sospecha o intuición de que todo ese entramado en estado caótico existe disperso y que solo tengo que ponerle orden de a poco. Ese ordenamiento puede durar mucho hasta que lo entiendo como una posible cosa o entidad que luego puedo identificar como "una obra nueva".
El humor, lo absurdo, lo que no se puede nombrar, la oscuridad o el misterio son terrenos en lo que me gusta jugar, quizás porque intuyo que son tierras fértiles para que aparezca algo del orden de lo invisible que es algo que me quita el sueño. ¿Qué hay entre las cosas, entre las palabras, entre el espacio, entre los personajes, entre los que están en escena y los que miran? ¿Qué hay entre nosotros?
Por último, para encontrar este espacio entre las cosas, darles dimensión en escena, trato de inventar estructuras narrativas y dispositivos que habiliten esa posibilidad. Todo esto es más funcional y no tanto un gusto personal. No me interesan las estructuras narrativas per se, ni las temáticas. Pienso ¿qué estructura o tema o "cuentito" me dará más posibilidades para que tal o cual atmosfera emerja?
En tu rol de dramaturgo y de director de escena ¿cómo construís voces, espacios y efectos?, ¿algunos procedimientos se repiten o cuando algo funciona partís en busca de otras formas?
Lo que me parece que se repite es lo que no se puede evitar que se repita, es decir yo mismo, o sea, algo de mi inconciencia, Maxi siendo Maxi de manera inconsciente, y eso me parece que está bien que sea así, que sea una insistencia con respecto a la búsqueda de un lenguaje que claramente se hace a lo largo de las obras y no en una sola. Con respecto a las formas no me importa repetir, pero no es algo en lo que pienso, cuando abordo un nuevo proceso creativo algo de la forma o método se me va revelando, muy parecido a cuando estoy escribiendo, y eso sí que está bien que así sea, porque si intento forzar algo que me haya funcionado en otra obra, por lo general no suele funcionar en lo nuevo. Porque uno está distinto, porque hay otros trabajando con sus momentos y ese entramado milagroso de personas también debe funcionar y hacer que la cosa funcione. Creo que lo que siempre importa en definitiva es "la cosa". De ahora en más podríamos llamarles a las obras "las cosas".
Sos una persona que asume roles diversos y estéticas que también se diversifican, ¿estableces períodos o genealogías/cercanías entre algunas obras? y ¿cuáles son aquellas obras o "cosas" donde sentís que tu mirada está mejor plasmada?
Me resulta más fácil pensar en periodos o genealogías sobre todo en las obras que dirijo y escribo, y esos períodos responden más a diversos factores no tan ligados a lo creativo. Hubo periodos donde no he escrito ni dirigido, quizás porque es un proceso un tanto agotador, sobre todo el de la dirección que suele confundirse con la producción y eso a veces quita las ganas de todo. Pero con respecto a la dramaturgia hubo un periodo que va desde el 2005 al 2007 con "La sexualidad de Sandra" Y "Prima Fílmica", donde la temática tiene una impronta preponderante, y el lenguaje creado es más un loco inconsciente, que se va armando un poco huérfano. Ya en "Simulacro y Fin" 2010 Y "Hoy no voy a nombrarte" 2013, hay un poco más de vuelo en cuanto al lenguaje y la temática se transforma más en un concepto que permite mundos y no los acota. Luego hay un periodo donde dirijo dos obras ajenas "Todo Verde" de Santiago Loza 2016 y "Las hermanas o cómo piensan el tiempo las tortugas", de Ricardo Ryser, 2018, que me permiten quizás olvidarme de mis palabras y ver a esas obras como espejos, como si las obras me siguieran devolviendo mi mundo de alguna manera, ver cómo el mundo propio sigue emergiendo, ahora a través de la dirección, que para mí no deja de ser otra instancia de la escritura, o descubrimiento de algún mundo.
Luego llega en 2022 "El monte de las maravillas" Y ahora está llegando "Escorpio", donde me siento un poco más maduro y entiendo que la dramaturgia y la dirección son para mí un poco la misma cosa, trato de escribir sabiendo que voy a seguir escribiendo en el ensayo, y que en el ensayo voy a tener que descubrir cómo se debe ensayar, que todo es elástico, nada es rígido y que hay que saber adaptarse y mutar para que lo importante aparezca. Me doy cuenta que lo que más me importa es lo simple, limpio, sencillo. Palabras que sean la música, actores actrices con su energía y sus voces en un espacio como una hoja en blanco, la luz, y la imaginación de los espectadores que siempre es perfecta.
¿Cómo te definirías en tu rol actoral? Fue impresionante tu estar escénico en Matar cansa, texto de Santiago Loza y dirección de Belén Pistone, ¿quisieras comentar ese trabajo?
Me resultó extremadamente difícil actuar "Matar Cansa", me resulta difícil actuar últimamente, cada vez estoy más cohibido, lo disfruto, pero poco, tengo ganas de actuar, pero me da miedo, en fin… Con respecto al texto de Loza, sentía que me iba a desmayar en todo momento, era muy fuerte estar diciendo eso solo mi alma, esas palabras tan fuertes, tan cargadas de oscuridad, aunque también de belleza. Belén fue una excelente compañera, acompañante, me guió, pero no me impuso, me aguantó las neurosis, pero también me dio una clave que fue lo que me hizo poder estar en pie, ella es una experta narradora oral y desde ese arte de contar me ayudó para que con esa técnica pudiera aparecer ese relato, sin sentir que la responsabilidad absoluta estaba en algún tipo de destreza actoral personal. Ese fue el ancla que me sostuvo escénicamente. Lo demás fueron algunas intuiciones de caracterización, pero lo fundamental fue intentar ser un narrador oral.
¿Cuáles son los puntos por iluminar hoy en tu biografía? ¿Quiénes, qué voces, qué lecturas, qué afectos fueron esenciales y cuales dialogan con tus prácticas hoy?
Hay ideas que siento que me gobiernan como una religión: El teatro pobre. Un espacio vacío. Alguien que habita ese espacio. Alguien que lo mire. Lo indispensable. A lo largo de la vida y el aprendizaje las personas/maestros que me marcaron son siempre los que queriendo o sin querer me han revelado algo, como una puertita que se abre que me permite conocer más el mundo, a esas personas generosas o espacios no me los olvido más. El Cuenco fue un espacio para conocer el mundo del teatro, fue como llegar al paraíso, playa y mar. Ahí empecé a los 16 a estudiar con Mariel Bof, y Rodrigo Cuesta. Espiaba a Roberto Videla, Eva Bianco, Lucía Pihén, Daniel Maffei, Ana Ruiz, toda gente muy grosa para mí, y que aún siguen siendo referentes, más allá que he trabajado con todos, suerte para mí, y ya los considero un poco pares. En ese espacio hice mi primer monólogo, un fragmento de "La gaviota" en mi primera muestra de taller. Hice mi primera obra como actor, con Rodrigo Cuesta como director. Dirigí mi primera obra, "La sexualidad de Sandra". Es un espacio amado y al que le agradezco mucho. Cipriano Argüello Pitt en la universidad fue un gran referente, lo sigue siendo, digo que fue una de esas personas que sentí que me abrieron la cabeza, como gente que te quita la sed o el hambre. Gonzalo Marull, Lilian Mendizábal, Oscar Rojo y sus clases, su astrología y su sabiduría, el teatro del Paco, la política del "riesgo y la belleza" del Quinto Deva, las obras preciosas de Roberto Videla. Muchos compañeros también, Sandra Magnano y su brillantez intelectual, en fin, mucha gente que me ha marcado y me gusta que sus impresiones aún gobiernen mis actos.
En teatro, Rafael Spregelburd, Sara Kane, Tennessee Williams, Santiago Loza, Javier Daulte, Mauricio Kartun, Sergio Blanco. Luego ciertos cineastas como Ingmar Bergman, Woody Allen, Mike Nichols, Alejandro Doria, María Luisa Bemberg, Pedro Almodóvar, David Lynch… Algunas influencias que siempre se cuelan.
¿Podés identificar algún momento de desbordamiento, de silencio o de transformación?
Tuve algunos periodos sobre todo en lo que respecta a la actuación donde claramente me desbordé, he llegado a hacer cuatro obras en un año que me parece una locura. Y como en la vida he necesitado momentos de silencio para recargarme y entender de qué tengo ganas y para qué. Somos todos mutantes, pero yo soy muy consciente de mi mutación y a veces hay que frenar, no dejas de existir por no hacer, muchas veces se hace solo adentro, digo, se cocina solito y a fuego lento.
¿Te sentís divergente en algún aspecto de tu medio de producción?
Sí. Igual hay algunos refugios.
¿Pensás en la recepción? El trabajo para y desde la escena ¿a quién lo dirigís?
No pienso en la recepción de manera consciente, pero creo que la práctica de la escritura tiene eso de manera implícita, de alguna manera la intención es poder comunicar algo del propio caos/mundo a otro, creo que eso termina ordenando cualquier tipo de construcción para una futura recepción. Luego, cuando la obra es más asible y tangible, tanto escrita como en la puesta en escena, se puede revelar algo respecto de para quién puede estar hecha. Pero la recepción siempre es un misterio. Cada obra le dispara a cada quien un montón de cosas.
¿Qué experiencia escénica quisieras repensar y recuperar?
No creo estar interesado en repensar o re-trabajar obras viejas, son la fotografía de un momento y está bien que así sea, esas fotos sirven para recordar cómo era uno, cómo estaba, qué cosas podía y qué no. Para eso hago alguna obra nueva, que seguro será un poco hija de sus ancestras, las obras viejas. Dicen que hay que honrar a los ancestros. Que uno es gracias a sus ancestros.
¿Cuáles son las preguntas que te atraviesan hoy?
¿Para qué hago lo que hago? ¿Tiene sentido? ¿Cómo combatir la influencia de las redes sociales sobre el teatro con sus filtros cool y su diabólica inmediatez? ¿La juventud está perdida? ¿Cómo hacer para que el teatro sea un mejor plan que el tik tok? ¿Estoy viejo? ¿Alguien gusta de mí? ¿Me dedico a la literatura? ¿Seré bueno en eso? ¿Alguien querrá leerme? ¿Me pongo un vivero y dejo todo? ¿Con qué plata?
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Comentarios:
- Melisa Savino: Interesada en el curso de Maxi Gallo.
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