María Inés Prosdócimo, Dramaturga y Titiritera

Humor negro y desbordes poéticos


Soledad González y Mariela Serra

María Inés Prosdócimo - Chou Fan (foto: Diego Pucheta)
María Inés Prosdócimo - Chou Fan (foto: Diego Pucheta)


María Inés Prosdócimo es escritora, titiritera y gestora del Espacio Fresca Viruta de la ciudad de Córdoba. Sus prácticas desde la escritura y el retablo, con cuotas implacables de humor negro, frecuentan temas sociales cercanos donde se unen la crueldad y lo desopilante. En sus búsquedas los conflictos se despliegan en formas teatrales muy trabajadas desde el lenguaje y el ritmo, la palabra fuera de lugar, el pasaje al acto de un mundo violento, ligero y surrealista por momentos. Todo es posible en los universos maquínicos y flexibles que crea esta autora titiritera, los vivos y los muertos hablan, exigen, animales taxidermizados y criados, todos tienen algo para decirnos. Su mirada opera la sinestésica mostración que solo el teatro puede provocar. La obra de Prosdócimo, que ha recibido premios provinciales y nacionales, está editada en libros colectivos como El Cuerpo de la palabra, Ed. Buena Vista, la Antología V de la Colectiva de Autoras, Ed. del Celcit y los Premios Provinciales de Dramaturgia 2015, entre otros.

María Inés toma a Úrsula K. Leguin en La mano izquierda de la oscuridad, para entrar a nuestra entrevista:

«Escribiré mi informe como si contara una historia, pues me enseñaron siendo niña que la verdad nace de la imaginación»


¿Cómo construís voces, espacios y efectos?

Dos concepciones o estructuras me fascinan: el laberinto y los crucigramas. Entonces si los fusionamos se produce teatro, o la vida misma. No la idea de un camino, sino de laberinto, y el crucigrama en su estructura es un laberinto que hay que completar con palabras que se cruzan, se tocan, se conectan, colaboran mutuamente, conviven. Con la complicidad necesaria de los espacios libres, los silencios, los saltos. El crucigrama, un extraño sistema de palabras que en apariencia no tienen nada que ver, pero pueden entrecruzarse para darse vida mutuamente, un encastre perfecto, un laberinto sin principio ni fin, un sistema cerrado con el que puede descifrarse el sentido (o la existencia inútil) de la vida.

Cuenta la leyenda que cada humano al nacer es dotado de un crucigrama, que va descifrando con cada día de su vida. Algunos alcanzan a completarlo correctamente y van al cielo de la palabra exacta, unívoca. Otros mueren prematuramente y los dejan en el limbo de las lapiceras bic verdes punta gruesa, pocos lo logran. Están los sacrílegos que fuerzan palabras que no son y tergiversan el sentido, de estos seres está lleno el (sustantivo, masc. singular. Seis letras) averno.

A diferencia de la escritura para un cuento, dónde generalmente comienzo por el final y voy construyendo la historia dejando pistas para llegar al remate, en la escritura dramática parto de los personajes y sus voces. Los lanzo ahí y comienzo a escucharlos, a verlos. Convertida en voyerista, espiando sus vidas y disfrutando de sus desgracias con algo de sadismo. Junto al proyecto también voy construyendo un archivo poético que nutre y dialoga con la obra, esto me ayuda a provocar un pensamiento alegórico, para que la escritura traduzca la complejidad con la que se presenta el mundo ante nuestros sentidos. La literatura es extramoral. El espacio se construye o recrea a través del relato de cada personaje. La voz del personaje lleva la historia. Es creíble. Quiero lograr que el espacio sea palpable desde la voz de los personajes, usar las didascalias como fuegos artificiales que estallan en sentidos. Introducirme en el mundo de la obra a través del relato de las voces del personaje. Los cambios de clima y lugares, los personajes que aparecen son un relato que avanza, el lenguaje es un juego con invención de palabras; uso el lenguaje coloquial como material descartable, como ready made. Lo profano convertido en poesía.

¿Cuál es tu proyecto y cuáles las intervenciones que importan?

Hubo un cambio significativo a partir de la pandemia en hacer vs. no hacer como planteo filosófico. Intentar la desagregación. Demorarse. Salirse de la hiperproductividad del hacer cosas todo el tiempo, sin tener disponibilidad para el detenerse, disfrutar, pensar, estar quieta, este estado contemplativo que nos otorga la posibilidad de conectar con el presente, involucrar los sentidos para dejar de lado el pensamiento, es muy difícil si insistimos en separar la razón del cuerpo sintiente. La experiencia con los sentidos, lo que nos pasa en el cuerpo y con el cuerpo es lo que nos permite aprender, que sería lo áspero si no ha pasado por mi mano, sólo una palabra.

Trato de hacer de mi vida algo inútil, prescindible y eso me llena de entusiasmo, optimismo, me siento privilegiada. Aprendí que el fracaso es el arma más poderosa contra el poder, el cual te exige éxito, productividad, buenitud. Tener la sensatez para fracasar de los proyectos hegemónicos. Descubrir lo monstruoso y lo siniestro que convive en mi. Quiero ser mi propio monstruo en el sentido de prodigio y maravilla. Romper con los moldes moralizantes del teatro infantil. Ver a los niños y niñas como sujetos autónomos y no como seres educables.

En una línea de crueldad y humor negro, como escritora y hacedora en artes escénicas me nutro de autores, artistas como Leonora Carrington, Fernando Vallejo, Angélica Liddell, Antonin Artaud, Tadeusz Kantor, Osvaldo Lamborghini, Pedro Lemebel, Fernando Peña, además de Sara Bianchi, Lorca, Batato Barea, Niní Marshall, entre otros, sintiéndome profundamente atravesada por su estética y su manera de ver el mundo. Teniendo como premisa que el arte debe desautomatizar la percepción, llegando a ofender lo que existe, encontrando posibles líneas de fuga. El humor es una herramienta poderosa contra el poder. La risa libera, va contra la moral y las buenas costumbres.

No acuerdo con el planteo que "los niños son el futuro", el futuro no existe, sólo podemos asir el presente. Hay que distinguir el panfleto de las campañas publicitarias. Hay infancias que nacen sin futuro. Comparto las cosmogonías de algunas culturas que ponen en frente a su pasado, a sus antepasados y replanteo: "los adultos fuimos los niños del pasado".

Estoy aburrida de la buenitud reinante. Sueño formar parte de un gueto de malhabladas políticamente incorrectas. Trato de salirme de las etiquetas, aspiro a dejar de ser mujer como construcción política, no hablar de violencia de género sino del género como violencia. Veo a la heterosexualidad como régimen político de acuerdo al planteo de Monique Witting, la filósofa francesa. No acuerdo con la cancelación / o censura / escrache o como quieran llamarlo, prefiero que se fomente la autonomía, que podamos discernir x nosotras mismas que nos conviene; con qué o quienes nos gusta acordar. Aspiro a ser la fotocopia, la imagen degradada que llega a manos donde quizás nunca llegue un libro.

Me encantan estos tiempos donde espero cada día para saber que estoy equivocada en lo que digo, pienso y hago, que no siempre es lo mismo, porque es una oportunidad para seguir aprendiendo y evitar el rancio aroma del conocimiento alojado como esquirla en mi cerebro ocupando el valioso lugar para el resguardo del sabor a mate con peperina.

No me queda más que fracasar y eso me anima.

¿Cómo es la escena?

Salgo a la luz en un salto al vacío.

Olfateo, para ubicarme, el sistema límbico me lo pide. Hay mucosa: hay vida. El público, que es gente sentada frente a mí, se ríe. Algunos más exageradamente que otros, la risa es genuina. Yo no me río, mi fuerza está en no reírme, ¿de qué se ríen? La risa se escapa del cuerpo en forma de estertores, como el alma cuando deja su habitáculo de carne en el último estertor ¿Quién quiere habitar un cuerpo muerto?

La risa inunda el espacio saturado de polvo en suspensión, avanzo hacia ellos, hacia la risa, me contiene, me abriga, me arruga el alma, me estruja, me pone hot, arriba, arriba, me detengo, el mundo se detiene y el público, esa gente sentada a veces obligada, incómoda, se ríe, traigo algo para mostrarles, algo único, irrepetible, un acto de magia, un acto de fe, ellos creen, pero no en mí, sino en lo que estoy siendo en ese instante único e irrepetible. El objeto es sujeto, doy vida, ánimo, el objeto me objeta, me da vida, me anima y juntos en una danza, una cópula, mientras el público se ríe, les clavo un puñal, meto el dedo en la llaga. Y así como di vida, la quito, una muerte chiquita para una vida de juguete, un soplo, un aliento, que poco queda y el público ríe, ante la pérdida, ríe, ¿de qué se ríen? Se ríen de la muerte, de la falsa muerte, en la escena, de mi falso dolor, se ríen porque a eso vinieron y nadie les va a quitar el estertor de la risa, porque riendo convencemos a esta vida que vale la pena.

Mis textos en general están cruzados por el humor y la crueldad. Es una escritura para ser leída en voz alta. Hay una visión de mundo que me seduce, donde todo lo que existe está en el mismo nivel de importancia: la naturaleza, las cosas, los animales, los niños y las personas. Contrario al antropocentrismo y al adultocentrismo. En palabras de Úrsula k. Le Guin "los seres humanos nos hemos creado un mundo reducido a nosotros mismo y a nuestros artefactos, pero no estamos hechos para él".

En toda mi escritura aparece la muerte, ella me acompaña, no es un personaje, es la que me susurra mientras escribo. La que les da vida a mis historias. Incluso la risa, con sus estertores, se parece a morir, como la antigua creencia de que se podía morir de risa. La cosa me apasiona, la materia inerte. El teatro como el Dr. Frankenstein une partes y les otorga vida. En un espacio carente de todo un objeto-sujeto se ofrece para ser diseccionado y produce lo que un agujero negro en el espacio exterior.

La risa generalmente surge de la violación de tabúes sociales, especialmente aquellos relacionados con la jerarquía. El placer de la burla tiene su raíz en aspectos agresivos y hostiles de la naturaleza humana, los límites del humor en cuanto a burla son muy sutiles.

Es imprescindible determinar el contexto cuando produzco humor. En el caso de la ironía no siempre se toma como tal. Pasa actualmente con los llamados memes, tienen una lógica relacionada con la tensión de la actualidad. No funcionan para todos de la misma forma.

Utilizo el humor en mis producciones como una provocación, llevando al límite situaciones de la existencia humana que reflejan incongruencias difíciles de aceptar. Se puede a través del humor ser críticos de los males de nuestro tiempo. Utilizo la risa como estrategia de resistencia normativa.

En el contexto actual de corrección política imperante, ser mujer y reír a carcajadas, vilipendiar, moverse voluptuosamente, entre otras cosas, en el ámbito público o íntimo, lo considero un acto de rebeldía al que invito.

Me interesa indagar en mujeres que, a través de su vida, obra o por dejarse caer, rompen con lo políticamente correcto. Actualmente sigo a Leonor Silvestri, quien con sus libros, charlas, clases, muestra cómo el mundo se puede experimentar de otra manera.

Comunidad y anarquismo como utopía. El apoyo mutuo, de Piotr Kropotkin, plantea que las especies cooperan, sobre todo en épocas de crisis.

A Javier Villafañe, titiritero, siendo ya un hombre mayor, en una entrevista le preguntan si tiene mucho por hacer a lo que responde: "Quiero ver amigos, leer, tomar vino y dejar que el tiempo pase sin ponerme a contarlo". Podría ser este mi proyecto utópico: Quiero vivir en manada (gatos, perros, bichos y más yerbas), leer, tomar vino y dejar que el tiempo pase sin ponerme a contarlo. Busco construir con otras corporalidades un espacio para bucear en el universo líquido de la payasitud, donde todo es más lento que el ritmo alocado de la superficie, es hundirse, sumergirse, cavar entre palabras y sus complejidades, hermanarse para dejarnos caer juntas, mirar ya no la punta del iceberg sino desde abajo su inabarcable e imposible densidad. No me interesa una idea en común, me seduce la multiplicidad de voces como un coro y no de ángeles, que existen en su singularidad y ninguna tiene que ceder ni cambiar y que juntas crean algo mucho más potente.

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SUERTE DE NAPIA o QUÉ TUJES!

Si del tropiezo de una payasa nace una mariposa,
¿Cuántas piedras hacen falta
en cuantos caminos y cuantas
puntas de chalupas tropezar?
para que un sinnúmero de ellas
deje a medio mundo boquiabierto?
De tanto reírme lloré y en ese mar de lágrimas vivo,
Anfibia.
Las cartas hablan con voz cartulina
Sinvergüenzas
Te dicen cosas de manera plana y llana
Sin Vergüenza
CHAMUYO/ Convencer con palabras.
Aunque una intente confundirlas mezclarlas
Cortando con la derecha y levantando con la izquierda
Cerrando los ojos hasta ver puntos blancos
Vergüenza, debiera darles
Lo mismo las cartas te dan su sentencia
IMPEDIMENTO
Una y otra vez
IMPEDIMENTO
La suerte está echada
IMPEDIMENTO
No por mucho barajar
La desgracia se hace la sota.
Si soy un cuatro, que sea de copa
Si hay un charco yo lo emboco
Soy pipistrela que no es poco.
Soy GARUFA/Alegría y Diversión
Eso dicen los naipes
en su oráculo de cartón.
Quiero vibrar como pelele,
como cuerda de ukelele
Y en la irreverencia de los cuerpos
fundar la impericia de mis actos.
Kaputt.

Mirá como Tiemblo Fresca Viruta - Foto de Luciana Belluzzi
Mirá como Tiemblo Fresca Viruta - Foto de Luciana Belluzzi

María Inés Prosdócimo nació en Córdoba el año en que el hombre llegó a la luna, escribe y hace títeres desde niña. En el 2003 fundó el Teatro de Títeres "Fresca Viruta" donde conjuga sus pasiones: la escritura, los títeres y las artes escénicas. En 2012 inaugura "Fresca Viruta Espacio" un Centro Cultural donde muchos proyectos se hacen realidad. / IG @mariainesprosdócimo / IG @frescavirutaespacio. Dirección Av. Patria 1526 Córdoba Capital C.P. 5000/ +54 9 3513992003



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