Lois Blue: All that jazz

10.08.2024

Cantante profesional en el Buenos Aires de los años 30 a los 60, nacida como Lucía Claudia Augusta Bolognini Míguez, mantuvo el sueño y el deseo de brillar en el jazz internacional. Sin embargo, los astros no se alinearon para que esto suceda. La historia de Lois Blue es un relato a rescatar. Una gran artista, a quien las circunstancias le fueron esquivas. Por eso recordarla es rescatarla, porque hay tanto fulgores como eclipses en su carrera.

Jackie Bini

De un modo u otro, Lois construyó su personaje pese a la realidad que tenía que remontar una mujer para dar forma a su vida de artista. Era bella y seductora, tenía presencia en el escenario y desplegaba un dominio vocal y musical único.

Se dio a conocer en la década de 1930 a través de la radio y dejó grabados pocos registros en un largo período. El primero data de 1937 con la orquesta de Sánchez Reynoso, bandista y director de orquesta dedicado al género del jazz, y el último registro lo realizó Lois en 1953 con la orquesta del trompetista Roger Santander. Para el puchero del día a día, Lois fue cantante estable en la orquesta de Héctor Lomuto, que sonó hasta 1960, e interpretaba jazz, boleros, rumbas y otros géneros bailables.

Hizo incursiones en el cine, como es el caso del film Días de odio, de Leopoldo Torres Nilson, del año 1954, basado en el cuento Emma Zunz de Borges, una extraña historia de venganza. Allí Lois Blue cantó este blues que le da carácter a una escena en un club nocturno, de su propia autoría, Porque eres mi hombre.

Louis Blue tuvo un papel de destaque en la historia del jazz en Buenos Aires y se ganó el bien merecido apodo de "la primera dama del jazz argentino". Sin embargo, no fue fácil su inserción en esa escena. Parte de su vida la ganó cantando en night clubs, lugares donde la mayoría de los clientes eran hombres. En la propia profesión, ser mujer no la ayudó y la vida se hizo cuesta arriba. 

Para acercar el lente a ese aspecto de la carrera de la artista, recurrimos a su hija, Lucía Montero, quien así recordó a su madre: "Primero de todo agradecerte muchísimo esta iniciativa de recordar a mamá, de recordar su trabajo, su amor por la música, que fue el motor más grande para hacer que ella saliera a la palestra en un mundo que era un mundo, digamos, signado por los hombres. Las mujeres no participaban, no tenían posibilidades de acceder a trabajar como artistas en aquella época. Eran muy pocas las que podían entrar en este mundo y ser valoradas y ser entendidas o ser aceptadas. Era un mundo, como ya te digo, de hombres. Y bueno, a ella le costó mucho. Estamos hablando de una época en que estaba muy mal vista la actuación de una mujer en el plano de lo artístico, en el plano de las profesiones. La mujer estaba destinada a estar en su casa, a la crianza de los hijos, a ser esposa y madre, en una palabra. Y bueno, mi mamá tuvo que pelear con todo eso, no solamente con la falta de difusión que tenía la buena música, como la tuvo en todas las épocas, también en aquella y también en esta, que la sufrimos. También tuvo que pelear con esa discriminación... No solamente en el ambiente artístico, sino en el ambiente familiar. Para que tengas una idea, mamá iba a la radio a cantar con la orquesta de Héctor, una de las orquestas en las que cantó como lady crooner, antes de ser solista. Y siempre fue acompañada por su madre, o sea, mi abuela, hasta que se casó. Eso le dio, digamos, la patente como para ir sola después, y encarar el trabajo y seguir trabajando sola. Pero fíjate vos qué cosa en aquella época. Mientras estaba soltera, tuvo que ir acompañada de su madre. Y ella se sentaba, mi abuela, en una silla a esperar que terminara de actuar en Radio El Mundo, en Radio Splendid, en todos los lugares donde estaban las orquestas que tocaban en vivo en aquella época. Así que bueno, desde el punto de vista de la lucha, fue ardua, fue tremenda. Y ella, contra viento y marea. Es el gran orgullo que tengo de haber tenido una madre que fue pionera en este tema de la música, del jazz. El jazz era una cosa de negros, o sea que tampoco era bien visto por ese lado. Así que bueno, gracias por el recuerdo, un beso y un abrazo grande ".


Para el lado B del 78 RPM Orfeo 11.0008 (lanzado el 1 de junio de 1953, con tirada de 1000 ejemplares) la orquesta del trompetista Roger Santander interpreta Botch-a-Me. El tema data de 1940, y se llamaba Ba-ba-baciami piccina. Poseía música de Luigi Astore con letra de Riccardo Morbelli y fue grabado por el italiano Alberto Rabagliati. En 1952, la estadounidense Rosemary Clooney lo grabó con traducción al inglés de Eddie Stanley.

La versión grabada por Santander con Lois Blue en voz, es ampliamente superior a las originales, y tiene no solo mejor rendición vocal sino más despliegue instrumental. La digitalización y restauración pertenece al coleccionista y músico Zelmar Garín.


Lois Blue transitó por veredas de historia y de leyenda, como cuando se trata de sus encuentros con grandes jazzeros como Cab Calloway en Montevideo, con Louis Armstrong y Duke Ellington en Buenos Aires. La propia Lois contó, en apostillas a temas que grabó en 1972, que le había cantado a Lionel Hampton: "Este blues me trajo una gran satisfacción, se lo canté a Lionel Hampton y le llamó mucho la atención cómo había sacado yo la forma de cantar de los negros, sobre todo por tres frases que hago al final, habladas como hablan los negros".

En un documental producido en los Estados Unidos, la propia Lois cuenta que cuando Roy Eldridge, enorme trompetista, vino a tocar a Buenos Aires, ella le llamó al hotel diciéndole que era una gran fanática suya y que le encantaría que la oyese cantar. Lois pasó por el hotel en un taxi a buscarlo y cuenta que Eldridge, cuando vio a esa rubia hermosa, porque eso era yo hace muchos años, dice Lois, parecía un pulpo dentro del taxi y cuando la oyó cantar se volvió devoto de ella. Roy fue mi groupie y tú sabes que digo la verdad Roy, donde quieras que estés, dice Lois mirando hacia arriba.

Lois grabó un único disco como solista en 1972 en el pequeño sello Redondel. Tocaban el saxofonista Jorge Anders, el pianista Santiago Giacobbe, el bajista Jorge González y el baterista Néstor Astarita. Ese disco fue reeditado por Lito Nebbia en 2018 en el volumen titulado Tanta hormona irrepetible, donde se incluyó un track de una grabación inédita hecha hace 47 años en Córdoba.

Les compartimos ambas ediciones:

Quien trajo a Lois Blue a Córdoba fue Tito Acevedo, dueño de un legendario punto de encuentro de músicos y públicos durante la dictadura, Tonos y Toneles, uno de los focos de resistencia cultural que produjo ese periodo. Así recuerda Tito a Lois: "La vieja, como le decíamos nosotros. Un músico de raza. Era de la estirpe del jazz criollo, del Mono Villegas, Hernán Oliva. Una transgresora. Ella hasta hizo un poco de docencia con todos nosotros. Porque nos decía: todo lo que ustedes escuchan por radio y dicen que jazz no es jazz. Esas son canciones. Para que se produzca el hecho jazzero tiene que haber improvisación. Si no, no es jazz. Y realmente ella era una maestra en eso. Scateaba como nadie. Manejaba los sonidos con su boca como nadie. Tocaba el piano de una manera tremenda. Se acompañaba maravillosamente. Y como valor agregado Lois tenía un tremendo buen humor. Siempre estaba contenta. Siempre te hacía reír. Compartía con voces toda su sabiduría. Ella cantó con Louis Armstrong. No es joda. Entonces cuando vos tenés adelante un personaje de esos, no tenés otra posibilidad que admirarla y quererla. Bueno, eso nos pasó con Lois. Estaba muy empobrecida porque ella vivió toda la vida de la música. Vivir de la música en la Argentina es muy difícil. Ni te cuento vivir del jazz en un país sudaca. Pero ella seguía adelante. Crió a su familia y su sueño era ir a Estados Unidos. Sueño que lo cumplió. Conoció un yankee que la llevó a vivir allá. Y tenía tan buen humor que ella murió en su ley. Ella muere un día de Halloween porque fue disfrazada a una fiesta en Nueva York de minifalda y hacía como 5 grados bajo cero. Le dio una neumonía y allá fue Louis Blu a cantarle a los ángeles. Bueno, qué sé yo. Ese es un simple recuerdo. Pero si cierro los ojos veo su blonda peluca. Creo que no hay otro término que no sea blonda para su peluca. Bajando de las escaleras de un viejo hotel camino a Tonos y Toneles."

Lois Blue, "La dama del jazz", grabó en 1976 el tema El vago del Oeste de Juan "Gamba" Gentilini y Pajarito Zaguri acompañada por La Murga del Rock and Roll. En esta grabación participa Pappo Napolitano como músico invitado. Es una producción de Juan "Gamba" Gentilini para Parnaso Records.

Así recuerda el periodista Gabriel Abalos su encuentro con la artista, cuando cubría su presentación para el desaparecido diario Tiempo de Córdoba:

"En 1978, Lois vino a Córdoba a cantar en Tonos y Toneles el legendario boliche de Tito Acevedo en la avenida Santa Fe. Era una mujer mayor, coqueta, había sido muy hermosa, era amable y siempre parecía estar actuando su personaje. Era el tipo de personalidad que podía fascinar a un joven periodista que, como yo, se asomaba a ese pasado que no conocía. Lois Blue era como un personaje de novela. Le costó confesar, ante mi insistencia indiscreta, que nunca había estado en los Estados Unidos. Pero un par de años más tarde logró irse, vivir sus últimos años allí y morir en Nueva York en febrero de 1999. En lo del Tito, aquella noche de 1978, esa mujer de ojos claros tocó el piano y cantó y fue como si una estrella norteamericana se hubiese encendido en Tonos y pudiésemos pasar del otro lado y asistir a la bella decadencia de una dama que entonaba el jazz con la sabiduría de los nativos, incluso de las cantantes afro que estaban en su altar. Hacía falta noche, haber perdido más de una vez, pero tener todavía un demonio impulsándola, como lo hacía."

Un último registro audiovisual, documental grabado en Estados Unidos sobre el final de su vida:


En recuadro

La histórica revista Satiricón la contó entre sus firmas. En la última edición de su primera época, previo a la censura y cierre en el fatídico marzo de 1976, Lois escribió un singular y extenso artículo, plagado de ironía y buen humor, titulado: Las Vergonzantes Intimidades del Ambiente Artístico: del pizzicato a la pichicata. Entre sus desopilantes párrafos, rescatamos, a modo de muestra, lo siguiente:

No hay humo en mis ojos, son ojeras...

Según muchos "entendidos", las reuniones de los músicos de jazz se desarrollan entre espesas fumatas de marihuana junto con algunas dosis de LSD, morfina o heroína para los de más status como Frank Sinatra (¿Se acuerdan qué real estaba en "El hombre del brazo de oro"'?). Para esos mismos "conocedores", con el beat y con el soul la cosa es distinta. Como sus cultores son melenudos (algunos parece que le ponen cara fea al baño), seguramente, hacen todas las habidas y por haber. Por supuesto, aseveraciones como ésta desequilibran a más de una madre. Pero no hay que preocuparse. La solución es muy sencilla para la que quiera salvar a su gurrumin indefenso: no hay que permitir a los hijos que se acerquen al ambiente artístico. Además, puede suceder que se tenga la inmensa dicha de que los chicos no salgan con este tipo de veleidades. Con eso, las mamitas están aseguradas para el resto de la vida. Imaginen que hasta en el caso de que el nene resulte homosexual (que no es cosa de despreciar porque le puede suceder a cualquiera) con tal de que no sea artista, se habrá salvado de que lo señalen con el dedo. No será un "artista homosexual", Será simplemente un homosexual, pudiendo, gracias a eso, revolear la carterita por Florida, libre de polvo y paja. Tan suelto de cuerpo como la nena, esa monada, que estudia corte con tanta dedicación y esmero, que sabe muy bien la "porquería" que es el ambiente artístico, que por eso se aparta de ese infierno, pese a que —muy pocos lo sabemos— ella sí que es una artista, aunque jamás le vayan a dar un Oscar. Lamentablemente, por lo que ella hace no lo dan.


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