La malicia de ciertos fantasmas

06.06.2024

Omar Hefling

El filósofo francés Éric Sadin (ph: latercera.com)
El filósofo francés Éric Sadin (ph: latercera.com)


En el capítulo inicial "El camino del espectro" de su último libro, "La vida Espectral (Pensar la era del metaverso y las inteligencias artificiales generativas), el filósofo francés Éric Sadin se vale de William Shakespeare, puntualmente de Hamlet, a través del espíritu del difunto rey de Dinamarca que surge de las aguas para materializarse frente a su hijo Hamlet. Transcurre la medianoche, describe Sadin, "el castillo, en el acantilado, que cae a plomo sobre el océano, se funde en una bruma espesa. Frente a las murallas, tres individuos, traspasados por el aire glacial, conversan acerca de una criatura que han visto recientemente. El rugido de las olas, del viento, los graznidos de los cuervos se entremezclan a punto de ensordecer. De repente, como de la nada, la forma vaporosa emerge de nuevo e inmediatamente se dirige a uno de ellos: Hamlet, hijo, el hijo del difunto rey de Dinamarca. Le ordena que lo siga. Pese a las advertencias de su amigo Horacio y del soldado Marcelo, Hamlet obedece y va tras sus pasos hasta un lugar apartado. Una vez lejos, la aparición se presenta como el 'espíritu de su padre' y le declara, antes que nada, que no había sido una serpiente la causante de su muerte durante una siesta en uno de sus jardines, sino un veneno inoculado en los recovecos de sus orejas por su propio hermano Claudio, que después de producirle atroces dolores lo había matado. Fuera de sí, Hamlet se esfuerza por contenerse a fin de captar bien el tenor de esas palabras. Había tenido razón en confiar en el espectro, que no le deseaba mal alguno. La única finalidad de su visita consistía en dar testimonio de una traición. Pero también en exigirle que lo vengara" precisa Sadin.

Lo que fascina al filósofo es que ese mensaje provenga "de una entidad sobrenatural  -envuelta en un aura- que logra inspirar confianza porque no anuncia un hecho absurdo, sino circunstancias ya consideradas que por razones diversas habían sido rechazadas. La total atención que presta el hijo al espíritu de su padre, llevará a que, dado el abyecto crimen revelado, antes de despedirse el primero se comprometa con el segundo a no dejarlo impune. Movido por este objetivo desplegará una estrategia destinada a sacar la verdad a la luz y a dejar en evidencia al monarca usurpador".

Lo que para muchos tal vez sea el mayor drama del teatro occidental moderno, según la valoración de Éric Sadin, "está condicionado en su origen por un mensaje entregado por un fantasma a un hombre que lo escucha, que confía en él, que se pondrá consecuentemente en acción para cambiar el curso de su vida y de la historia. Sin la introducción del espectro, no habría Hamlet ni la sucesión de acontecimientos que culmina con la caída del trono".

Desde su primera función alrededor de 1601, la obra de Shakespeare -investida hasta hoy con un prestigio único, especialmente por su dimensión metafísica que funde la pasión por el poder, los tormentos del amor, la vanidad de la existencia- no deja de representarse una y otra vez.

Lo que advierte Sadin es que, más de cuatro siglos después, de manera imperceptible se vuelve a representar ya no por un personaje valiente que se subleva en el castillo de Elsinor en Dinamarca, sino por todos nosotros "en el fútil teatro del mundo en el que nos movemos rodeados de fantasmas que se dirigen a nosotros y nos indican con malicia, el camino correcto a seguir"

A través de ellos recibimos avalanchas de señales que nos transforman sin que tengamos conciencia, en muchedumbres de Hamlet a escala planetaria, según el filósofo y en versión maquínica.

Para Éric Sadin la presentación de IHamlet es uno de los días claves en la historia de la humanidad. El 9 de enero de 2007 Steve Jobs, el fundador de Apple presentaba un objeto llamado iPhone que orientaría al mundo hacia una nueva era.

El aparatito en cuestión ofrece tres funcionalidades inéditas: una conexión a internet, una interfaz táctil que instala un lazo carnal y la geolocalización que ubica a cada cuerpo en el territorio.

El espíritu del rey asesinado, el fantasma al que el príncipe cree simplemente porque le narra un hecho que lo implica, es utilizado por Sadin para advertirnos que así como el espectro empujó a la acción a su hijo, a nuestras vidas entran cientos de fantasmas o espectros que no nos piden hechos heroicos sino un dócil cumplimiento a sus sugerencias de mercado. Y todo gracias a la inteligencia artificial.



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