Hablemos de cocaína

Adrián Savino

Me acuerdo de un vendedor de cigarrillos de las canchas cordobesas.

El tipo subía y bajaba por las tribunas al grito de: ¡¡A la marihuana, a la marihuana!!

Y enseguida agregaba: ¡¡¡Aaahhh cómo se dan vuelta che viciosos!!!

El título de esta nota quiere ser, antes que nada, un homenaje a ese personaje singular… ¡¡¡che vicioses!!!

Porque de lo que aquí propongo hablar no es del clorhidrato, sino de la "cocaína agroecológica".

En su exhaustivo manual de usuario Aprendiendo de las drogas, Antonio Escohotado nos informa: "Las hojas de coca ocupan en ciertas culturas indígenas actuales de Sudamérica un lugar complejo, que combina las funciones desempeñadas en nuestra cultura por el café, el tabaco, la aspirina y el bicarbonato sódico. Lo único que falta en esta precisa enumeración de usos terapéuticos y festivos es el aspecto alimenticio, porque 100 gramos de hojas contienen un promedio de 305 calorías, 18,5 de proteínas y 42,6 de carbohidratos, así como la cantidad diaria recomendada por la OMS de calcio, hierro, fósforo, riboflavina y vitaminas A y E, con cantidades menores de Vitamina C".

Claro que como decían los griegos, Phármakon es una sustancia que comprende a la vez el remedio y el veneno; no una cosa u otra, sino ambas a la vez.

Me han contado, por ejemplo, de un camionero.

El tipo laburó sin parar durante tres días seguidos sin dormir, meta hoja y latitas de energizantes líquidos.

Al tercer día se quedó tan profundamente dormido, que en medio de un enorme ronquido se broncoaspiró con el bolo de coca.

Pero volviendo a consumos más habituales e inofensivos:

¿Qué efectos serían los que produce la hoja de coca, con su inseparable compañero el bicarbonato de sodio?

Al camionero, por caso, lo ayuda a mantenerse despierto al volante durante la noche.

Por eso será que existe una marca de "bica", cuya ilustración de packaging es un cielo nocturno con luna y estrellas.

En términos futboleros podríamos afirmar que mascar hoja, "te mete en el partido".

Que estás más concentrado, más atento a las jugadas.

Las jugadas de la densa, turbulenta, confusa vida cotidiana.

O como a propósito de otros temas (pero no importa porque aquí nos re sirve), señala el productor musical Rick Rubin en su libro El acto de crear:

"Con frecuencia recorremos la vida en estado de sonambulismo. Imagina hasta qué punto tu experiencia del mundo sería distinta si participaras en todo lo que haces con la misma atención que prestarías si tuvieras que aterrizar un avión".

O por qué no, transportar un semirremolque de madrugada por la ruta pampeana del desierto, o el tramo angosto de la 19 entre Córdoba y Santa Fe.

También pueden orientarnos un poco los eslóganes de otro famosísimo subproducto de la hojita, más popular aún que el mismísimo clorhidrato.

Revive y se sostiene… Tenía que ser bueno para llegar a donde está… Pura como la luz del sol… Hace que las cosas buenas sepan mejor… Siéntete realmente renovado… Es lo auténtico… La chispa de la vida… ¡Es la solución!... Tenemos un sabor para ti… La verdadera elección… Atrapá la ola… Cuando es parte de tu vida, no podés superar la sensación… Tomá lo bueno… Es sentir de verdad… Siempre… Disfrutala… La vida sabe bien… Hacelo realidad… El lado coca de la vida… Felicidad abierta… Magia de verdad…

O de última, el que alguna vez se utilizó para promocionar otro menjunje menos oscuro:

Si no probás, ¿cómo vas a saber?


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