Fernando Vélez: Sarcasmo y humor de un artista serio
Parte I
Aníbal Buede
Fernando Vélez es, según sus propias palabras, fotógrafo, carpintero, realizador audiovisual, performer, cocinero y cronista. Un anti especialista, puro y duro. Hace tiempo que viene alimentando nuestra curiosidad; ¿Cómo se las arregla alguien que va haciendo malabarismos por su vida? En esta entrevista que finalmente se convirtió en conversación, y a partir de una exposición retrospectiva que está preparando y que inaugura en estos días, intentamos desentrañar algunos de esos misterios.
Lo intentamos.
Hola Fernando, aquí estamos, en el trabajo de descifrar un poco tus prácticas, y aprovechando que estás por inaugurar, se nos ocurre que esta muestra puede funcionar como punto de partida. ¿Qué se te dio por hacerla ahora?
En realidad no es algo que busqué. Raúl Lafuret, quien está coordinando exposiciones en La Casona, y a quien siempre le interesó mi trabajo, me la propuso. Ya lo hizo en el 2015 cuando él estuvo en el Genaro Pérez.
Y esa Casona es un lugar muy especial, que propone un montón de desafíos. Me ofreció el primer y segundo piso, le dije que también quería el subsuelo, sí a todo respondió, con la condición de que no invites a nadie, que sea una individual, hecha y derecha.
Supongo que ese pedido de Raúl está teñido por tus trabajos anteriores en los que siempre trabajaste en colaboración.
Claro, pero me encantó el desafío, ver como me las iba a arreglar solo. Y ahí se me ocurrió la idea de la retrospectiva, desde el año 2009 hasta la actualidad.
¿Por qué 2009? ¿Qué pasó ese año? Porque vos ya venías haciendo fotos desde tiempo antes.
Desde bastante tiempo antes ya venía haciendo fotos, sociales, de prensa, publicidad… y en el 2009 arranco con El Muro Rojo, que es un proyecto personal, escindido del trabajo por encargo, fue la primera vez que hacía algo propio, expresivo.
¿Y de dónde sale El Muro Rojo?
Cuando aparece Facebook, o cuando se me aparece a mí, se me ocurrió que podía ser un espacio ideal para experimentar, como herramienta. Y hasta como terreno de circulación. Ese proyecto lo voy a mostrar en esta exposición, sobre todo pensando que hay gente que, por el paso del tiempo, no tuvo oportunidad de cruzarse con ese material.
¿Cómo te las vas a arreglar con ese cambio de formato? Porque la potencia que el proyecto tenía en las redes, en lo virtual, pasado al objeto físico te debe generar una pila de problemas.
Lo que se me ocurrió es hacer una reproducción del Muro en La Casona, aunque aún le estoy dando vueltas a ver cómo será el dispositivo. Sinceramente no sé bien qué va a pasar, es una apuesta al experimento.
Lo que se me ocurre como un problema interesante es que no solo hay un cambio de formato sino también del uso que se les daba a las redes en 2009 y en el que vos caes a irrumpir con otras maneras, con otro procedimiento de uso. Mirá, hasta en los modos de circulación de obra, como llamando la atención; aquí, las redes también pueden ser un espacio de circulación, excediendo los espacios institucionalizados por el campo del arte, galerías, museos, etc etc.
En ese sentido me interesa pensar la exposición de un modo interactivo, en un espectador activo que pueda interactuar con lo expuesto.
En ese momento que vos irrumpiste en Facebook, tus intervenciones también dejaban lugar al otro, pasa que lo ponían en un lugar extraño, desencajado con lo esperado, lo que recuerdo es que había algo del orden del humor.
Claro, humor y sarcasmo, es algo que no puedo evitar, o del absurdo. Pensaba por ejemplo en unas lecturas que hice cuando estaba en la facultad acerca de la disonancia cognitiva, la distancia entre lo que uno piensa y lo que realmente es, bueno, habría que pensar también en el concepto de realidad. Lo que me interesaba de eso es que siempre generaba una contradicción. Lo del Muro Rojo iba mas o menos de eso, yo no tenía idea lo que podía pasar con la gente que participaba, otra vez la idea del experimento. Era invitar a personas a fotografiarse en un lugar íntimo como lo era mi casa y después ver que pasaba con esos comportamientos. En un momento hubo personas que haciéndose cargo de esa intimidad pedían desnudarse, y hasta fotografiarse en pleno acto sexual. Lo que pasa es que esto ocurría en mi casa, con mis hijos durmiendo en habitaciones contiguas, y eso me produjo una especie de crisis que resolví creando el Muro Tabú. En este caso trasladé el dispositivo a mi estudio.
Algo que valoro de esto que me estás comentando es tu atención al devenir del proyecto, como si prestaras mucha atención a los desvíos que se iban produciendo y que a su vez provocaban un cambio de sentido y por ende, de procedimiento. Del Muro Rojo al Muro Tabú. Pero esto también podía suceder porque los proyectos no eran cerrados sino bastante precarios y que dejaban un montón de flancos a resolver. Y eso me lleva a una pregunta: ¿Cómo arrancas un proyecto? ¿Cuál es la primera chispa? ¿una imagen? ¿un concepto? ¿una palabra? ¿un sonido? ¿o todas las veces distinto?
Me parece que arranca de observar, en el caso del Muro Rojo, cuando yo ingreso a la red social, percibo una especie de histeriqueo, mucho mas incipiente que lo que es hoy. Me llevó una semana de observación tener algunas certezas de por dónde iba la cosa, como eran las fotografías, lo que decían, los "me gusta". Estaba perplejo, pero se me generó algo negativo, y ante eso se me ocurrió un impulso reactivo. Lo veía como una gran pantomima, una careteada despojada de toda sinceridad, y ante eso actué con enojo, pero después me di cuenta que eso venía de mi situación personal que yo la cargaba en las redes. Ante ese panorama yo pensaba que había allí un terreno ideal para hacer algo, no sabía qué. A los dos meses me decidí y fue entonces que comenzaron a aparecer las primeras ideas de lo que posteriormente fue el Muro Rojo.
Continúa en el próximo número de Tierra Media
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"Vamos a la caverna"
Retrospectiva de Fernando Vélez
(2009-2024)
Curaduría: Fernando Vélez – Eva Finquelstein
12 de Diciembre de 2024
Casona Municipal, Rioja y General Paz. Córdoba
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