Espacios de porosidad
En una entrevista de hace algunos años, el filósofo francés Pascal Quignard, a propósito de su libro El odio a la música decía:
"Soy de una familia de organistas; por varios siglos los Quignard -unos cincuenta de mis antecesores- han tocado el órgano en las iglesias. Cuando la gente iba a rezar era la única música que escuchaba en la semana. La música surgía y los emocionaba puesto que había poca. Y a mi la música me emociona profundamente. Pero la música tiene algo temible y es que viene de un mundo más antiguo que el lenguaje. Estuvimos sometidos a la audición desde el vientre de nuestras madres y no podemos manejarlo. No podemos cerrar la escucha, no podemos cerrar los oídos, es como si no tuviéramos párpados. En el sentido más frágil y apremiante. Nosotros somos porosos, somos pura porosidad frente a la música. Entonces, hoy en día la música ya no aparece de repente; cuando uno va a comprar al almacén hay música; cuando uno va a la oficina hay música. La música, al transformarse es incesante, ya no puede surgir. El odio se refiere a esa tiranía sonora."
En los últimos tiempos venimos asistiendo en Córdoba a la aparición de bandas que exceden lo puramente musical para adentrarse en otros lenguajes. Digamos, no es un fenómeno nuevo pero hay dos bandas en particular, A la vera, lucía y Rosa Profunda en las que se lee un germen singular; un programa estético en las que estas otras instancias vienen a copular con los sonidos, ni diálogo ni rechazo, más bien generar un espacio de erotización y también ciertas condiciones de disponibilidad que derivan en un terreno poroso. Esa porosidad que citaba Quignard.
Convocamos pues a un integrante de cada una de estas bandas a dialogar entre ellos, los dos con formación en artes. Así, Emilia Di Pascuale (RP) y Federico Burgi (Alvl) se trenzaron en una conversación en la que hasta nos animamos desde esta redacción a meter baza en el asunto.
E - Hola Fede, acá Emi. Espero que ese viaje ande lleno de asombros :))))). Te escribo para que arranquemos el juego de preguntas respuestas, si te parece podemos hacer una y una, y así. O quizás no leas la mía y vamos en paralelo puede estar piola. Voy con la primera.
Siento que a la Vera tiene una necesidad de producir desde un lugar no solo sonoro si no también plástico, desde la imagen. Al ser una banda de música siempre el protagonismo estará ahí, en la categoría música, pero me pregunto acerca de cuál es la necesidad o la idea que lxs moviliza a eso y si pueden identificar en otras bandas algo similar.
F - De tu pregunta me quedó resonando la idea de "necesidad"... y vuelve la misteriosa pregunta sobre la necesidad del arte en nuestras vidas. Pero esa sigue y seguirá picando por lo que creo mejor desviar la pregunta hacia el lado de la necesidad de un colectivo como lo es Rosa Profunda. ¿Hay una o varias necesidades colectivas? ¿Cómo las viven?
Y ¿Cómo la vive tu trabajo como artista visual? O sea como le pegó a tu trabajo el entrar a un colectivo?
E - ¡Jajaj eeee!!! ¡Ya me hiciste las tres preguntas ahí!!! Ajjaja. Me gusta pensar en la palabra necesidad desde estos lares más abstractos si se quiere. En la Rosa yo veo lo posible y generoso que nos provee lo colectivo, algo que vuelve todo mucho más rico, ¿no? Seguro que son varias las necesidades y no siempre las razones sean las mismas, pero pareciera que todas estas en algún punto se tocan, se unen, y los sentidos aparecen. Repetimos mucho una frase que escuché decir a Marie Bardet, alguna vez, de que los sentidos sobran, y en ese sobrar es que los repartimos de la manera que más le funcione a cada quien. Que el colectivo responda a las necesidades y/o sentidos individuales lo que más pueda. En mi caso la Rosa cobró un sentido muy propio y único dentro de mi práctica artística, por muchísimas razones. Generalmente disfruto mucho trabajar con amigues e intento bastante pensar acciones y/o proyectos en diálogo a unx otrx. Pero esto es diferente porque acá me sumergí en el mundo de la música y eso es lo que quizás más le pegó a mi trabajo como artista visual. El aprendizaje de un lenguaje totalmente nuevo para poder desarrollarme dentro del grupo, ni hablar que todo lo que hago ahí está siendo por primera vez y recibo muchísima ayuda e ideas por parte de todxs. Igual no sé, es una pregunta difícil que me hago cada tanto y al final siempre me respondo más o menos lo mismo, algo como que inexplicablemente mi libido artística se enamoró de la Rosa y anda obsesionado ahí jajajaj. A veces me conflictúa por diferentes razones y lo hablo mucho con la mayoría, y otras veces, como ahora, solo tengo la certeza de que estamos creando algo que se siente muy desafiante y por ende muy entretenido. Si lo pensamos desde el campo de las artes visuales, creo que estoy en una performance en la que soy música, pero para sentir el sonido que emito en la banda, tenés que prestar atención con los ojos.
F - De la pregunta me resonó la palabra necesidad. Bien porque la haya.
En nuestro caso más que todo va por la necesidad de saciar la curiosidad de ver qué le pasa a lo visual al lado de lo musical y viceversa. O sea exponer un proceso a otro proceso. Ese estar en varias cosas y no del mismo lenguaje, si se sobrevive, me parece interesante.
También la curiosidad de ver qué pasa si se persigue una idea, que hay más allá y a donde se llega porque, como leí no recuerdo dónde, "hacemos lo que vemos dejando que eso nos muestre lo que no vemos".
Después me parece rico lo que le pasa a la o las personas que se someten a hacer algo grande como un telón de telitas que cubra todo un fondo de un escenario o intervenciones de tamaños como los de un escenario.
E identificar en otras bandas algo similar... sí, La Rosa es un ejemplo de eso.
Creo que igual es un fenómeno que me parece propio del paso del tiempo. Hace rato se viene en esa... que se abran más y más esas separaciones entre lenguajes
TM - y los procesos de trabajo? Que pasa en esas instancias donde aún todo es germinal?
E - Con respecto a la manera del hacer… Hay mucho relacionado al juego y sus diferentes características. Ese jugar que te hace pasar por todos los estados. Mucha diversión, caprichitos y abstracción total se podría decir.
Como todo juego, tiene un trayecto (niveles-capas) y reglas o instrucciones que en este caso van apareciendo en el propio divague de la cosa.
Entre encuentros repletos de chistes se arman planteamientos de un abc que nunca existirá de una sola forma. Sirve mucho para la confianza de la intuición propia trabajada en un entorno colectivo. Esa libertad de hacer de tus deseos algo que funcione en lo grupal, gracias a entender aquella unión.
En el hacer, además, hay mucho relacionado a la recolección y el linkeo de lo que nos gusta. De todo eso mezclado, listo para ser una nueva cosa. Una especie de hacer futuro que tiene noción de su propio pasado.
F - Puedo decir que anda por una mezcla de varios motores
Uno es la necesidad de mover el formato habitual de la música en vivo. Me suele pasar de sentir una falta de riesgo del formato en sí, de las personas que lo hacen y del dialogo de la música y quienes la reciben. Hay algo en la provocación de nosotrxs mismxs y de las propuestas que queremos indagar.
Y otro motor es de nuevo la curiosidad. La curiosidad de ver qué le pasa a la música, qué nos pasa a nosotrxs músicxs, a quienes vayan a los vivos y al mundito visual que se va armando.
Puedo decir que la cocina es bancarse la incertidumbre, bancarse seguir mirando ahí. De seguir un capricho sin mucho fundamento. De confiar en eso y no saber de resultados. De trabajar un montón en algo por momentos insignificante y que se vuelve significante quizás. De acompañar el cruce de lenguajes que a veces se llevan a las patadas.
De observar lo que está (la música) y ver qué y cuánto más se desprende de ahí.
Rosa Profunda es una agrupación oriunda de Córdoba que viene resonando en la escena under con un abordaje disruptivo y caleidoscópico. El quinteto está conformado por Belén Gómez, Tomás Gaiero, Tobías Caldas, Lucas González, Tomás Sabattini; potencian su imaginario estético con la participación del performer Leonardo Cerioni y, como directora de arte del proyecto, a la artista visual Emilia Di Pascuale. Ig: @rosaprofunda
A la vera, lucía, es el nombre de una banda cordobesa de rock enrolada en la experimentación, formada a mediados del año 2015. Tiene tres discos subidos a plataformas: A la vera, lucía (2018), La distancia es compañía (2020), y el último, Hola, todo abrido, que comenzó durante la pandemia y ha llevado tres años de trabajo. Actualmente la banda tiene formato de quinteto. Federico Burgi es el guitarrista y cantante. Ig: @alaveralucia
Descargá la nota:
Dejá tu comentario: