El virus de la impertinencia

09.07.2023

Nota de redacción

Gentileza TRES SALAS
Gentileza TRES SALAS

Las personas en general y los argentinos en particular generamos acción a partir de escenarios desfavorables. Hay algo, una pulsión, que nos empuja a reaccionar ante la adversidad.

Pienso, por ejemplo, en los 70 finales o los principios de los 80, plena dictadura. Los encuentros nocturnos en el bar Castelar donde se nucleaba lo más vital de la cultura cordobesa a dialogar y discutir acerca de nuestras prácticas en este paisaje desolador, como resistencia y militancia, como una flor abriéndose en medio del desierto.

40 años después se puede observar un fenómeno similar, aunque en este último caso el enemigo era invisible (al menos eso creíamos), un virus que atacaba y mataba.

El mandato era aislarse (¿hay algo menos político que el aislamiento?). De ahí a la rebelión había solo un paso, y varios colectivos cordobeses tomaron la posta del Castelar. Fiestas y juntadas clandestinas comenzaron a gestar, aun en estado de pre germen, una nueva organización del campo del arte. Una organización impertinente.

A un virus lo combatimos con otro virus. Quienes asistían a estos eventos furtivos comenzaron a preguntarse ¿Por qué nosotros no?, y así fue, por contagio. El mapa cordobés se fue plagando poco a poco de estas iniciativas que ya no se resignaban solo a hacerle frente al aislamiento, sino que aprovecharon "la volteada" y fueron por más. Por otras maneras, por salirse del loop adormecedor que nos invade desde hace décadas.

Desde estos espacios están pensando en darle forma a sus deseos, en pensarlos como verbos y no como objetos a alcanzar.

Y ahí están, aun frágiles, encontrando poco a poco sus fortalezas hacia adentro y hacia afuera.

Está por verse entonces nuestro comportamiento como comunidad ante este virus, y si estamos dispuestos a hacernos cargo de un compromiso cierto o si, como casi siempre ocurrió, seremos solo espectadores pasivos.

A modo ilustrativo, no ejemplar, citaremos solo dos de estos espacios, por cierto, bastante disímiles en sus deseos y por ende en sus maneras de accionar. Hasta en el paisaje geográfico que los rodea y en su propia estética, pero que se encuentran en dos singularidades; por un lado, la diversidad del público asistente; artistas, músicos, gente de teatro, de cine, de la gráfica. Por el otro, el concepto de lo editorial como columna vertebral, no solo en la inscripción, sino también contaminando sus procesos de pensamiento.

El primero es el de RIO, que funciona en el Abasto, a metros de Casa Babylon, frente al río. En este momento quienes trabajan allí son Dino Valentini, Santiago Gramajo, Sofía Bustos, Agustín Collado, Agustín Willnecker, Juan Pablo Liboa. El segundo, Tres Salas, ubicado en Alta Córdoba y gestionado por Gisela Cassettai, Julio César Audisio y Nahuel Sánchez Tolosa.

Nos llegamos a sus espacios durante sendos eventos a conversar con ellos.

Decidimos no aludir al formato de entrevista, sino a citar algunos fragmentos de esas conversaciones sin diferenciar las voces.

Salió algo así.

RIO

El gesto fundacional, la chispa que encendió la fogata, se dio por una charla que tuvimos entre Santi, Agu y yo, por separado. Por diferentes intereses. El Agu había conseguido un espacio de taller que no cuajo por horarios, etc. Al Santi su casa le quedaba chica. Yo con mucho laburo, pero sin poder salir de mi casa y no tener otro espacio para otra cosa que no sea el diseño gráfico. Los tres generamos lazos en la Figueroa1.

Busquemos entonces un lugar común.

Comienzan a aparecer todas las preguntas como artistas, ninguno de los 3 pensábamos en salir a ocupar un espacio

Fueron pasando los meses y agarrándole la mano al espacio, dar el habla desde allí. Se fueron sumando otras personas, ya veíamos esa necesidad de inscripción. Y allí sí, ver de qué manera accionar. Las primeras salidas fueron a modo de prueba, sin nada concreto, surgió con Santi lo de las residencias y aun no teniendo conciencia de un lugar dentro del espacio del arte. En ese momento vimos el potencial de juntarse a pensar algo en conjunto como artistas. Saliendo del individualismo y ya pensando un nombre que nos una. Situarnos.

No quedarnos con lo que sucede en la ciudad, salir a hablar desde nuestra aldea.

Ahora somos 6 y cada uno tiene su mundo, aunque compartimos bastante. En ese estado asambleario surge, esto sí, esto no, allí nos vamos definiendo.

Nos gusta la palabra publicar en distintos formatos, muestra, residencia, clínica o algo que nos inventemos. Que se lean como publicaciones.

Pensando en el circuito del arte nos dimos cuenta de que está bueno relacionarse con el campo, pero siendo cuidadoso en la forma, en el cómo. Para nosotros es la amistad y vínculos amigables, cariñosos, trabajar desde ahí. Hay ciertas puertas que esperamos, se abran de a poco y no buscar desaforadamente (coleccionistas, curadores, etc.) preferimos más relacionarnos con amigos.

Trabajar con la idea editorial de arte contemporáneo, como concepto, como recorte, análisis, selección de nuestras prácticas, para que esto quede registrado y sea testimonio del espacio y del lugar que ocupamos.

La manera de vincularnos con el campo es a través de nuestras relaciones más cercanas y que valoramos, que sea algo genuino y de un acercamiento y de un interés del otro lado que no sea forzado y que nos permita crecer. Reconocemos a todos los agentes del arte, pero no estamos en todas, pensamos en cuáles y cómo queremos estar. Hay un circuito de espacios y artistas cercanos geográficamente con los que compartimos ese lugar común. En la zona hay espacios de teatro, de talleres de artistas, cómo hacer para generar un circuito, algo concreto, la escena tampoco es tan grande. – lo que comienza a suceder al mostrarse como espacio es que de pronto hay otras iniciativas que comienzan a acercarse, para eso tenemos que estar abiertos.

Pienso en dos momentos del taller/río. El primero es cómo comenzamos a juntarnos y fue un poco por no pertenecer y no quedarnos esperando que nos llamen (un poco como siempre). En Córdoba conocíamos un solo espacio de taller y había lista para ingresar, listas acomodadas también por vínculos que no los tenía. Entonces me junté con Agu Willnecker que estaba en esa lista de espera también, pero claro ni a palos esperábamos que nos llamen para hacer lo que queríamos. Ahí le dije a Agu que con Chino queríamos armarnos algo, que era el año para juntarnos. Yo venía de pasar la pandemia en una casa de pequeña, subía al techo a ver gente porque era un pasillo largo el que daba a casa. Así que no podía estar solo, necesitaba unirme, charlar, otra cosa, pero posta que en el taller sentía que me aburría. Quería comer asados, compartir mis libros, las pelis…

Agustín Willnecker es arquitecto, entonces le había hecho unos trabajos a un empresario y este dijo que tenía algo en el abasto, que lo iba a hablar. Y así fue, a la semana teníamos taller por dos mangos. Una pollería de color naranja que había que pintar, limpiar para entrar. Lo hicimos y así arrancamos.

Yo me imagino un espacio abierto para artistas que quieran hacer, experimentar con un espacio, que necesiten mostrar, que sea espacio de producción. Pero abierto. También creo que un punto importante es que se pueda sostener económicamente, encontrar y probar maneras de autogestión, tener esa experiencia. Me veo al margen la verdad, observando y tratando de modificar, cambiando de escenarios, tirándome de las piedras, tirando piedras, pero comprando el boleto del bondi.

Con esa gente quiero estar, que piense el arte desde el bardo, la crítica, los pequeños movimientos, desde el trabajo.

Creo que generar los propios puentes y canales es una posibilidad muy zarpada que tenemos que con tiempo se puede conseguir.

Lista de deseos:

-Tener un público

-vivir de lo que hacemos jaja

-Que sea un lugar rentable y que deje guita a los artistas.

-compartir, festejar un cumpleaños, ser anfitriones.

- hacer lo que pinta sin cargarse.

-que el espacio esté habitado lo que más se pueda por mucha gente.

-trabajar

-poder armar un archivo de trabajo del taller y de artistas que se vinculen con el taller.


    Tres Salas

    Nos encontramos los tres en historias que confluyen en sus modos de hacer y pensar las prácticas artísticas situadas.

    Un laboratorio artístico expandido que se deja atravesar por la producción y la difusión de prácticas, apoyado por acciones curatoriales y editoriales.

    Nos gusta pensar el espacio como una práctica transvisual, que implica una actitud desinhibida y desprejuiciada, que va más allá, se sitúa "entre" o "a través de" lo visual, poniendo en cuestión a la percepción visual misma y a la vista como sentido dominante en y para la práctica.

    Alude también a un planteo transdisciplinar, a un espacio entre disciplinas y lenguajes, a aquello que se sitúa en los bordes y en lugares intersticiales, donde sentir, pensar y hacer van construyendo una propia episteme.

    Las experiencias se proponen como espacios transitorios, envueltos en intervenciones efímeras y escenas que acompañan los procesos de obra.

    El arte como un evento que presenta la idea de habilitación, como una forma de explorar las posibilidades en lugar de concebirlas únicamente como una invitación al acontecimiento.

    Es un pilar transversal para nosotres trabajar cada proceso y experiencia desde lo editorial, como una expansión de la propia obra. Como un archivo vivo de lo que va aconteciendo en el espacio, con los artistas, con la materia.

    Las muestras son momentos que se habitan, se integran a la casa y la modifican una y otra vez.

    Nos interesa pensarnos desde un contexto histórico complejo, en el intento de habitar, de manera performática, los bocetos de la poscontemporaneidad, abierto a la experiencia, al proceso y a la exploración constante, siempre desde la sinergia y el gesto del interrogante.


    1. Escuela Superior de Bellas Artes "Figueroa Alcorta". Universidad Provincial de Córdoba.


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    ph Toty Cáceres
    ph Toty Cáceres

    Curador de la sección:

    Aníbal Buede

    Estudió Arquitectura, Cine y Arte. Ejerce la docencia en la Universidad Provincial de Córdoba. Participó como residente y como coordinador de residencias en Argentina y el extranjero. Integró las bandas "Milena y la Cofradía B" y "Música para bares de hoteles". Escribe para catálogos y publicaciones. Ocasionalmente, dicta charlas y clínicas. Desde 1981 expone su producción y trabaja como curador independiente.

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