El Cordobazo: La Historieta

Adaptación del libreto de radioteatro "El Cordobazo" - 1994. Textos: Sergio Schmucler - Dibujos: Chumbi

Especial para Tierra Media

Presentación: Iván Lomsacov

Como maniático de la historieta que soy, que me dedico a estudiarla y difundirla con cierta devoción profesional, o al menos de oficio, me encantó sorprenderme hace muy poco gracias a la invitación de Matías Rodeiro a participar de una charla del ciclo homenaje a Sergio Schmucler– con la existencia de una obra de Chumbi sobre el Cordobazo realizada a principios de los años 90. Y más aún al saber que ese cómic adaptó un radioteatro de Schmucler que en su momento escuché y que en parte grabé y hasta usé como ejemplo en mis clases universitarias de radio, el otro gran costado de mi actividad.

Conozco a Chumbi hace unos 30 años, vengo siguiendo los pasos de su carrera desde incluso antes y tengo una buena amistad con él. Y sin embargo, nunca había sabido de esa historieta. Entonces fue que me hagan descubrir un tesoro. Uno que cree que más o menos tiene el mapa de casi todo lo que en materia de historieta se ha hecho y publicado en Córdoba, tenía margen para volver a descubrir. Y es grandioso darme cuenta de que un diario importante e interesante, como fue Página/12 Córdoba, había apostado en esa época a la historieta como lenguaje, con su visualidad, para contar eso que ya había sido contado en una antológica obra radiofónica. O que Schmucler, o Luis Rodeiro –por entonces a cargo de la redacción del medio– o ambos, habían hecho esa apuesta.

Luego fue maravilloso ver las páginas de este cómic, cuando su autor me las compartió en un PDF, y descubrir un Chumbi que no conocemos, porque el de esta obra es un estilo realista y plástico al mismo tiempo, muy distinto al grafismo sintético y humorístico que más exhibe en su trabajo mediático habitual. Frente al tan personal humor gráfico con el que lo conocí en la revista La Cañada en el año 92 y que ya se había visto mucho en su tarea para el diario Córdoba –y que después fue teniendo variaciones y modulaciones, como las tiene el estilo de cualquier artista con mucha trayectoria, pero siempre dentro de una "caligrafía" propia y ciertos parámetros– esta producción, realizada en 1994, es como una grata anomalía, un apasionado y responsable experimento, un interregno que su labor parece haber tenido abordando algo que para este gran laburante del dibujo debe haber sido un motivador desafío.

Fue entonces un enorme placer ver estas siete páginas, primero en el celular por no aguantar la curiosidad y luego en la computadora para poder verlas más grandes. Y ese placer fue mayor, ya vibrante, pocos días después, al poder ver la impresión primigenia de dos de esas páginas, en el tomo recopilatorio del Página/12 local que conserva el CISPREN y que estuvo expuesto en una vitrina de la Biblioteca Córdoba. Ni hablar de lo que fue ver todas las planchas originales, con cada uno de sus casi palpables detalles artesanales, detrás de otra límpida caja vidriada de la misma institución.

Son esas reliquias que quienes amamos un arte como la historieta disfrutamos de una manera muy particular. Fuera de eso creo que la obra interesará a mucha otra gente, no tan vinculada con las narrativas dibujadas, porque relata con médula los días previos, preparatorios, de ese hecho histórico tan peculiar. Pero resulta importante para mí saber que el tema del Cordobazo se abordó en una historieta cordobesa en un momento en que la historieta en Argentina estaba empezando a decaer a nivel industrial, estaba empezando a caer en su etapa de desierto, que por suerte luego dejó de ser desierto para iniciar una nueva era que ya no es industrial pero tiene mucha vida.

Gratifica saber que ese suceso fundamental se trató con el lenguaje del cómic desde Córdoba aún antes de que lo hicieran desde Buenos Aires. Porque este mismo año se presentó en Córdoba una novela gráfica bastante extensa que cuenta 11 historias del Cordobazo, del autor porteño Ian Debiase, que fue muy bien recibida, porque es una obra de mucha calidad; pero fue un lindo orgullo enterarse, pocos días después, de que tres décadas antes la gran rebelión popular surgida en Córdoba ya había sido tema de historieta, como corresponde, en Córdoba, aunque de un modo más breve, pero igualmente potente, y con un laburo gigante por detrás.

Lo que voy a agregar en adelante excede a la presentación en este sitio de la excelente obra de Chumbi que volvió a aflorar. Pero creo que no excede a la idea –propuesta por la Sede Juan Filloy de la Biblioteca Nacional en Córdoba y la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UNC– de "seguir la huella" del polifacético trabajo de Sergio Schmucler.

Allá por el 96 o 97, cuando yo tenía unos 25 años y casi no hacía guiones de historieta, como casi no los hago hoy tampoco, Sergio, que no me conocía de nada, y no sé por sugerencia de quién, me llamó para proponerme que adaptara a guion de cómic otro de sus radioteatros. Era un guion cuyo título no recordaré nunca y que no sé si alguna vez se había convertido en sonido, algo muy loco con una cuestión fantástica y apocalíptica de ambientación cordobesa donde un cerro cobraba vida, se convertía en un gigante que desataba un desastre, pero tenía también todo un entramado político por detrás, una serie de alegorías y metáforas muy interesantes sin abandonar cierto tono de farsa, o folletinesco.

Schmucler no me habló de un posible dibujante, ni me pidió que le proponga alguno. Simplemente me pidió una muestra, una especie de prueba. Me dio el texto completo y me dijo algo como: "Adaptá una partecita, aunque sea, porque quiero saber cómo lo harías vos, porque estoy en esta búsqueda de ver cómo este guion mío que fue para radioteatro se podría convertir en historieta".

Me entusiasmé, hice un episodio o dos, se los llevé y nunca supe nada. No me dijo si estaba bien o mal o qué, pero me encantó haberlo hecho. En gran parte, porque me encantó ver –como me encantó refrescarlo y fortalecerlo hace poco– que ese tipo al que conocía como un gran referente de la creación cinematográfica, literaria y radiofónica y de la gestión cultural, valoraba el poder narrativo del dibujo entretejido con las palabras, que tenía esperanza en que todavía se podían contar cosas interesantes de manera impactante a través de este código que había sido tan popular como había sido el radioteatro.

Y se ve que una buena semilla de eso quedó, porque el día antes de la charla en la Biblioteca Córdoba, chateando con el autor de "La Rebelión" –aquella novela gráfica sobre el Cordobazo que mencioné– me enteré de que un hijo de Sergio guionaba historietas, había estado en la presentación cordobesa del libro de Debiase y se había quedado charlando con el colega. Y ya en plena charla, mientras contaba eso al público convocado por Matías y compañía, levanté la vista y, en una de las sillas, vi a un joven tan parecido a Sergio Schmucler que no podía ser otro que su mentado hijo Oliverio, el que, entre otras varias actividades, escribe el comic publicado por entregas internáuticas "La biblioteca". Al terminar la charla nos presentamos y quedamos en contacto para agitar proyectos que Oli empuja con gran entusiasmo, y con un don de catalizador y aglutinador, ese que evidenciaba su padre y, claro está, evidenciaba su abuelo, el célebre académico de la comunicación Héctor Schmucler. Comprobar que esos legados continúan, fue, es, fabuloso.

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Ig: @ivanlomsacovparahistorieta

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