Un galancete se lucía cantando “el Chicoba”
Citas en diarios de Córdoba de la década de 1870 y otros documentos reflejan la difusión de una canción popular de esa época. Hablamos de esto y de una anécdota local de cuando la sala del teatro aplaudía entusiasta al oír el candombe-tango-habanera "El negro Chicoba", interpretado por un visitante que ilusionaba a las niñas locales: "el joven Vázquez".
Víctor Ramés
Huella del tango antes del tango
Un pequeño recorte cordobés sirve de impulso para luego ampliar referencias, y a su vez se toca con los difusos orígenes del tango en la Argentina. El diario local La Carcajada de mayo de 1873 traía una mención breve sobre una canción muy difundida desde un lustro atrás en el Plata. Por lo visto, también fue Córdoba un lugar de impacto de ese tema musical durante la segunda mitad temprana del siglo diecinueve. La cita confirma que dicha canción con perfume milonguero temprano había prendido en los oídos de la Docta:
"En la calle ancha:
–Pero has visto niña como se nos ha perdido tanto Eduardo Torres? Tiempo hace a que no pone sus pies en esta casa.
–Verdaderamente, y tantos deseos que tengo de que venga para oírlo cantar el negro chicoba! Lo que son las cosas! ¡Quién había de creer que Eduardito se había de hacer desear por el chicoba!"
Si bien existía diversas formas de circulación cultural entre Buenos Aires y las provincias, es imprescindible situarse en el hecho de que, en ese período preindustrial de la música, la difusión de las canciones populares de la época era lenta y tenía alcance limitado. Los dos medios más frecuentes eran una incipiente industria cultural, casi artesanal, la de la partitura impresa para piano, a la que se sumaba el movimiento de las compañías teatrales que traían al interior obras del género chico, y, a posteriori, la incorporación de canciones y danzas populares al repertorio del circo y el sainete criollo, que contribuyeron a poner de moda determinados temas y ritmos.
El Negro Chicoba (escrito a veces como "Schicoba") fue un verdadero y temprano éxito musical popular, compuesto por un músico argentino organista y autor de obras sacras: José María Palazuelos (1840-1893), y estrenado el 24 de mayo de 1867 por el actor panameño Germán MacKay, autor de la letra, en el teatro de La Victoria de Buenos Aires, como pieza fuera de programa. MacKay se presentó en escena con el rostro tiznado para representar al personaje de la canción, un hombre de etnia africana, vendedor de escobas. La letra se cantaba en un castellano fuertemente teñido de jerga bozal (también llamada 'media lengua', es decir el español que mal pronunciaban los esclavizados aun no habituados al habla local). Dicen las estrofas de El Negro Chicoba:
"Yo soy un neglito, niña / que pasa siemple po´'acá, / Vendo plumero, chicobas / y nadie quiele complá. / Será porque soy tan neglo / que pasa de rigulá. / Todas las niñas juyen / se palecen asustal.
Yo soy un neglito, niña / que pasa siemple po´'acá, / vendo plumero, chicobas / y nadie quiele complá. / Yo soy un neglito, niña / que le gusta fandangueá, / y a la que le hago un pilopo / Bien plonto está colorá."
La música del Chicoba era de una gran sencillez, pegadiza y elemental, y su letra mostraba una gran ternura, sin la menor sombra de malicia. Su "uso" escénico, por otra parte, parecía procurar la ocasión de reírse del personaje, basta considerar al actor blanco de cara pintada con betún, tratando de imitar el baile y la pronunciación de un afrodescendiente. A ese respecto, es digna de cita una nota aparecida en el semanario Caras y Caretas en septiembre de 1909 (más de cuarenta años después del estreno porteño) firmada por Rafael Barreda, donde recrea del siguiente modo el imaginario del debut de Germán MacKay:
"¡Miren que fué ocurrencia la suya! Nada menos que un artista de sus campanillas en el género serio; el creador de 'Hamlet' en el idioma de Cervantes, el terrible 'Glocester' de los 'Hijos de Eduardo', el 'Andrés' de 'La Carcajada', el interesante 'Don Diego' de 'La flor de un día', disfrazarse, ridiculizándose a sí mismo con morisquetas de mandinga y con piruetas de payaso, cantando con voz de caña rajada…".
El uruguayo Vicente Rossi, editor y también una figura destacada de la intelectualidad cordobesa de fines de siglo que durante años tuvo la Imprenta Argentina en esta ciudad, escribió en su libro Cosas de Negros (1926) que "En 1866-67 se propagó en Montevideo un «tango» titulado «El Chicoba» (en bozal «El Escoba» o «El Escobero»), pero era un candombe según los que lo conocieron; sin duda, un tango a lo «Raza Africana»".
No es cosa simple atribuir a El Negro Chicoba el haber sido el "primer tango" rioplatense. El tango es un género urbano que se forma a partir de diversos afluentes, entre ellos el del tango andaluz, que a su vez se emparenta con la habanera, ritmo madre de la milonga, e inciden en su primera identidad a lo largo de un proceso de intercambios y aportes musicales. Es correcto, por otra parte, admitir a la pieza de Palazuelos y MacKay entre los antecedentes de lo que llegaría a ser el género ciudadano. La genética afro del tango es indiscutible y ha sido remarcada unas veces más que otras, aunque en este, como en otros casos, el autor de la canción de referencia y su máximo intérprete fueran ambos de etnias blancas europeas.
El año que La Carcajada hacía referencia a la pieza musical cantada en veladas cordobesas hogareñas, 1873, se situaba a menos de una década antes del nacimiento oficial del tango en tanto género original en los suburbios bonaerenses. Esto surge de recordar que los primeros tangos anónimos reconocidos como tales datan de 1880, como Tango de la Casera, Detrás de la liebre, Andáte a la recoleta o El porteñito, entre otros.
Acentúa el azar histórico de por sí extraño de que la pieza El Negro Chicoba fuese popularizada por un actor panameño reconocido como uno de los pioneros del arte dramático que se conocieron en Sudamérica, donde MacKay desarrolló la mayor parte de su carrera. Un biógrafo de MacKay señalaba que, en 1868, el actor retornaba a Chile "llevando muy buenos recuerdos del Plata, donde se le había aplaudido ruidosamente, y donde él había contraído numerosas relaciones entre la juventud distinguida de ambos países. El artista era dueño del público, y tan seguro estaba de su éxito, que hasta llegó a cantar en el teatro algunas canciones, como El crudo tucumano y otras, que luego se hicieron popularísimas, no por su mérito, sino porque MacKay las cantaba" (citado de un periódico uruguayo del 15 de julio de 1883: Daniel Muñoz "Germán Mac'kay primer actor dramático americano"). Si bien la cita no menciona a El Negro Chicoba, se puede hacer extensiva la referencia a dicha pieza musical, que en la voz de MacKay tuvo su primer espaldarazo. Resulta interesante ese apunte sobre montarse a una popularidad actoral para lanzar al público canciones con vocación de éxito, una estrategia moderna previa al sistema industrial de la música.
En lo referido a la difusión del tema por mediación de partituras impresas, el propio Vicente Rossi confirmaba que en 1866 se conocieron algunos temas editados por la Editorial Cornú, entre ellos El Negro Chicoba, además de La coqueta, de A. de Nincetti, los que se conseguían en Buenos Aires en la calle De las Artes. Esta podía haber sido otra vía de propagación de esa canción en hogares de la ciudad de Córdoba donde frecuentemente había pianos.
"El joven Vázquez", breve fama de provincias
De vez en cuando, los viejos diarios nos ceden el perfil de un personaje, como si se rasgara una cortina y pudiésemos descubrir la silueta de alguien de hace casi siglo y medio, entre los múltiples rostros que atraviesan el ansioso quehacer cordobés de antaño registrado por la prensa. Es lo que ocurre con un joven actor y cantante que integraba un elenco dramático y musical de origen español que andaba de gira por el país. En las notas que suscitaba la compañía, los periódicos le dedicaban unos flashes al "joven Vázquez".
Derivamos, a propósito del "Chicoba", hacia este actor y cantante que llegó a la ciudad como figura menor en una compañía dramática y de zarzuela, y dejó algunas huellas por una canción y por el carácter de su presencia escénica en aquella misma década. Posiblemente estemos palpando un antecedente más inmediato a esa pasajera "moda de cantar el Chicoba" en esta ciudad del interior argentino, en boca del tal Eduardo Torres que, según la ironía que le dedicaba La Carcajada en nuestra primera cita, les presumía a las jóvenes entonando la canción del escobero negro.
Vázquez llegó a Córdoba como parte del elenco de la compañía dirigida por "los inteligentes señores D. Juan Risso y D. Antonio Bono", a mediados de junio de 1871, en que los diarios anunciaban las funciones que se darían en la ciudad. Existen referencias previas de la venida del actor a Córdoba el año anterior, junto a la misma troupe.
Durante la temporada teatral cordobesa de 1871, el diario El Progreso publicaba en sus páginas el programa de la compañía, donde se leía el detalle del programa incluyendo el siguiente dato: "Y por fin de fiesta el Sr. Vázquez cantará una habanera, vestido de negro escobero, titulada: El Negro Chicoba". O sea que la intervención de Vázquez ocurría como cierre de la función, era destacado en el repertorio de la compañía e informaba que el joven artista se presentaba caracterizado como lo había hecho el actor MacKay.
Más adelante el mismo periódico cordobés, en su sección de gacetillas, tras un comentario firmado con seudónimo sobre aquella función, traía una mención donde se expresaba:
"El chicoba
Debo añadir una palabra más a lo que he dicho de la función del Jueves.
Mi amigo Vázquez cantó con mucha gracia y chiste la bonita habanera «El negro chicoba» y fue estrepitosamente aplaudido.
Espero que se repetirá.
Fray Capadocio."
Transcribimos ahora la siguiente escena recreada también en El Progreso, clave para acercarse a las virtudes del joven Vázquez y a su efecto en el público femenino local. No es de extrañar que el encanto del actor despertase reacciones similares en otras plazas. La publicación era del 20 de junio:
"Días pasados
Escuché esta conversación entre dos señoritas.
–Has estado en el teatro.
–No.
–Pues no has visto lo bueno.
–Qué ocurrencia.
– ¿Cómo qué ocurrencia? Pues te aseguro que compañía dramática como la que hoy funciona aquí no la veremos en mucho tiempo, debes saber que solamente con que esté en escena el adonis de las niñas, como se lo decía el cronista del Progreso la otra vez que estuvo el joven Vázquez, parece un jardín la escena, pues está interesantísimo, además que ha adelantado mucho en su trabajo hoy es uno de los primeros artistas de la compañía.
El otro día hablando con mamá aquel amigo, el de los sinapsismos, sobre la compañía dramática, lo recomendaba mucho a Vázquez pues decía ser un joven de muy buenas recomendaciones y que había dejado recuerdos muy honoríficos en todas las provincias, ya ves, aunque no sea más que por él puede uno ir al teatro.
–Pues hermanita voy a rogar a papá que me lleve al teatro para verlo.
–Harás muy bien, y yo te dejo. Pues voy a la fotografía de Paganelli a que me saque un retrato para mandarlo a… ya saben a quien, a ver si se entusiasma y apura el casamiento que el invierno pasa.
Marchóse la sílfide y quedé felicitando a mi querido amigo por los buenos recuerdos que hacen de él en particular y a la compañía en general."
Se puede deducir por la nota -lo había expresado el mismo diario en la visita anterior de la compañía- que Vázquez era "un Adonis". Es decir, hacía un símil con aquel dios que remite a un culto en el cual las mujeres se sentaban a llorar en la puerta por el bellísimo, y reenvía asimismo al sonrojo y enamoramiento de la más bella, de Afrodita, desde que Adonis era apenas un bebé. Las diosas lo criaban y suspiraban esperando a que Adonis madurase. En Córdoba, las ninfas esperaban a que volviese el joven Vázquez. Al parecer, en Mendoza lo extrañaban los jóvenes.
Ecos de Vázquez en Mendoza
Entretanto, la compañía Risso se había despedido de Córdoba y seguido viaje a la ciudad cuyana que ya había visitado anteriormente, lo mismo que a la Docta, con el joven figurante incluido. En Mendoza, la troupe de Risso participaría en la inauguración del Teatro Progreso de esa capital. Aquí nos dan noticias del "joven Vázquez" dos menciones tomadas del trabajo de la investigadora Ana María Otero (Documentos musicales en la prensa de Mendoza Siglo XIX), que transcribe párrafos del diario El Constitucional de aquella ciudad. En la primera, publicada el 25 de junio de 1871, se reproduce una solicitada firmada por un nutrido grupo de caballeros mendocinos y dirigida a Juan Risso. La misma sirve para apreciar el predicamento de que también gozaba Vázquez entre los varones mendocinos, tras su primera visita. Allí se lee:
"SOLICITADAS. Al Sr. Risso director de la compañía dramática. Los que firman suplican a tan distinguido artista abra las puertas de la escena al artista Sr. Vázquez, si así lo hace le quedarán agradecidos. S.S.S. Modesto Sánchez, Agustín Moreno, Wenceslao Bates, Florino Barrera, José Carrion, José Zapata (…); siguen las firmas. Es copia."
En la cita siguiente del 29 de junio, la respuesta también viene a través de El Constitucional, firmada y enviada por el actor y empresario, cabeza de la compañía:
"SOLICITADA. Sr. Editor del "Constitucional". Dígnese insertar en su acreditado periódico las siguientes líneas, a lo cual quedará sumamente agradecido. S.S.S. Juan Risso.
Señores D. Modesto Sánchez, D. Agustín Moreno & &. Muy señores míos: Accediendo a la petición que se han dignado Uds. hacerme por medio del "Constitucional" del sábado 25 del presente, el Sr. Vázquez puede tomar parte en nuestros trabajos, siempre que, como es muy justo, acepte las proposiciones que le haga la compañía.
Aprovecho esta ocasión, para ofrecerles mis respetos y consideraciones. S.S.S. Juan Risso."
Se desconoce la entrelínea del pedido, es posible presumir que el galancete, debido a su repercusión en ciertos sectores del público, se hubiese engreído, y el director Risso desease aplacarlo un poco. También podía Risso estar abriendo el paraguas para que Vázquez no pretendiese cobrar su actuación.
Lo concreto es que la compañía Risso repitió en Mendoza la aparición especial de Vázquez, como se anunciaba en El Constitucional a fines de junio, en una gran función extraordinaria "a beneficio de los actores Francisco Garbia y Manuel Oristondo". Al describir el orden de la función se anunciaba, igual que en Córdoba, "al fin del espectáculo la graciosa canción. 'El negro chicoba' cantada por el Sr. Vázquez, el que por aprecio particular a los beneficiados se ha prestado gratuitamente". Firmaban el aviso los propios beneficiados en la función, Oristondo y Garbia.
Ya para cerrar, volvemos a Córdoba a leer el periódico mordaz La Carcajada cuyo director, Armengol Tecera, publicaba a comienzos de julio -con cierta tardanza- un comentario sobre su asistencia a una función de la compañía de Risso, dos semanas atrás. El punto de vista del redactor en tanto público masculino de Córdoba de otra generación, que no se dejaba conmover por el encanto del actor, nos deja una mención final a Vázquez:
"La Función del Jueves
Está demás decir que la función a beneficio del regordete Risso, ha estado como para echarle vino encima. Solo al presumido Vázquez nos resta hacerle una recomendación y es, que no se afecte tanto y estudie un poquito más su papel; si esto lo hace, estamos seguros que será un actor de primera."
El Negro Chicoba. Tango (Letra: Germán MacKay, Colombia. Música: José M. Palazuelos, Argentina).
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