Los instrumentos guardan música y esperan
Entrevista a Edu Valdés, ex integrante de Valdés, en una nueva etapa: "Lo que a mí siempre me gustó de hacer música es encontrar formas distintas de hacerla"
Horacio Sosa
Los hermanos Valdés, Eduardo -o más bien Edu- (guitarrista, compositor cantante, productor y arreglador) y Pancho (cantante, compositor, bailarín) integraron hasta hace poco un dúo afincado en la estética y en los desafíos musicales del Pop, que irradió desde Córdoba hacia todo el país una música tan divertida como elaborada, resultado inteligente de una fusión de subgéneros y afluentes de géneros vecinos, que cristalizó en canciones de melodías bien concebidas y bases contundentes que promovían el dancing que contagiaba Pancho desde los escenarios a la numerosa comunidad de seguidores de la banda, que desde 2016 hasta 2022 grabó 4 álbumes -un álbum cada dos años- obra que goza de buena salud en las plataformas en cuanto siguen vivas en las reproducciones de sus oyentes.
Es un martes todavía generoso en la temperatura otoñal y con Edu acordamos una cita de media mañana en el estudio "Gran Rosa", a pocas cuadras del Puente Avellaneda, allí donde está trabajando su nuevo material, una fachada que no anuncia la casa a la que accederemos, casa de las antiguas, sólida y casi escondida, y escalera mediante se accede a la planta alta, con ambientes silenciosos -pese a la cercana avenida- de luces cálidas y plenos de consolas, instrumentos y equipos. Allí, como buen anfitrión, me muestra el lugar, mientras anticipamos informalmente temas a conversar, y nos ponemos cómodos en unos sillones para comenzar la grabación de lo que será una distendida y amable conversación.
–Lo que venía pensando, que te decía, es que me encanta verte en este contexto, en este tiempo, habiéndonos conocido en otro momento -en la facultad, cursando… toda esa historia que contábamos recién, de Historia de la Música, de los electroacústicos, y qué sé yo…
–Fuimos compañeros en varias materias, me acuerdo… igual, en años seguidos, no te digo que en cinco, pero en tres o cuatro años nos encontrábamos siempre y en varias materias.
–Sí, porque yo volví, víste… yo entré a trabajar a la Universidad Nacional de Villa María y antes de que empezaran los 2000 o por ahí me planteé volver a la facultad, porque yo había hecho eso cuando tenía 25 años y me agarró Posdata y chau, adiós escuela… en ese momento era la Escuela de Artes… y entonces en los 2000 o un poco antes empecé a cursar, pero eran de a dos o tres materias en el año, como mucho… yo volvía de VM y me iba a clases, y era muy sacrificado, y a ocho materias del final la dejé…
–Yo, a cinco materias del final la abandoné… podríamos retomarla (risas)
–Lo que digo es que, si bien nos conocíamos y nos prodigábamos un cierto respeto y afecto, porque teníamos referencias de quiénes éramos, y de a qué músicos conocías vos o yo, o vos me tenías por Posdata a lo mejor -no sé si esa historia te llegó…
–Sí, claro, y lo sé por mis viejos también…
–Ah, sí?... no me dígas…
–Sí, mis viejos conocían la generación de Posdata, Los Músicos del Centro, siempre me hablaban…
–Ah, son melómanos… son re musiqueros, igual que eran mis viejos…
–Sí, en mi casa había mucha música, muchos discos y había mucha guitarreada, más que nada del lado de mi mamá, que toda la vida cantó en coros. Se juntaban todos los integrantes de un coro a cantar, a guitarrear…
–Ah, típico, la ceremonia post actuación del coro, a lo mejor…
–O algún que otro ensayo, o alguna joda… con Pancho nos criamos con esas cosas de la música, siempre había músicos en casa. Si bien mis viejos no eran músicos profesionales, o que se dedicaran a eso…
–Claro. Eso que contás retrotrae a un tiempo en que todo comenzó, pero a la vez, es como que -yendo a todo lo que ha pasado desde el 2016, el año de "Valdés", el primer disco, en adelante- es como que, digo, bueno, ahora tengo otro tipo de conocimiento de vos, porque, a lo mejor, en tanto músico yo no había tocado con vos, o no habíamos compartido algún quehacer específicamente musical…
–No, no, ni un trabajo práctico habíamos hecho juntos (risas de ambos).
–Lo que te decía, es que te conozco más ahora, porque toda esa etapa muy productiva y muy visible públicamente que es Valdés -que a mí me llega después a través de mis hijos, como te comentaba- bueno: que tal canción, que tal otra, que tal disco, que tocan Los Valdés, todo ese folklore del show, de ir a ver el show y de llegar con una conexión previa con la música, de escucharla, de conocerla con cierto detalle, todo eso lo viví un poco a través de mis hijos y de otra gente…
–Por eso te decía, yo soy parte de esa generación que está en el medio, entre la que encarnás vos y la de tus hijos, me entendés, pero que a la vez, al haber estado muchos años activo, tempranamente digamos, tuve contacto con generaciones anteriores de músicos, eso es lo loco. Por eso, independientemente por ahí del proyecto en el que haya estado, vos me conocías más de la época en que yo trabajaba como sesionista, y tus chicos me conocieron en la época en que yo había decidido dejar de ser sesionista y pasar a conducir un proyecto… eso habla de que uno hace cosas distintas pero se mantiene activo…
–Fijáte, sin embargo, que mi hermano Palín (Sosa), el batero, me decía anoche -después de un ensayo que tuvimos- que veía en vos a un guitarrista pero también asociado con lo cancionístico, no sé si eso viene de haberte escuchado en La Colmena donde vos estudiaste y él da clases desde hace mucho tiempo…
–Sí, yo creo que sí, porque hice un poco de todo, me parece. O sea, cuando yo lo conocí a Palín, aparte de cruzarnos mucho ahí en La Colmena, también compartimos en esa época ese homenaje que el programa "Furia Nacional" de la FM 102.3…
–Sí, el programa de José Ávila, el homenaje a Luis Alberto Spinetta, en 2014. El Palín se acordó anoche de ese concierto…
–Sí, eso estuvo hermoso, porque hicimos un montón de ensayos con el José Pepo Gómez, con Juan Cruz Peñaloza, el Guille Arrom (guitarrista que tocó y grabó varios discos con Spinetta). Éramos la banda estable, entonces pasó el Enrico (Barbizi), la Mery Murúa…
–Palín lo recuerda porque fue la primera vez que tocó con vos…
–Claro, exacto…y fue re lindo porque estuvimos mucho tiempo compartiendo, y ahí fue que nos conocimos mucho más, tocando. Y después, sí, nos habremos cruzado, yo debo haber ido a verlo tocar en algún lado, seguro, alguna que otra cosa siempre se compartió. Pero es cierto esto que decís, esto de que a través de los hijos esa generación fue vinculando a Valdés y a otras bandas de esa escena.
–Totalmente. Pero fijáte, yo traje ahí un papel donde anoté cosas, pero también confiaba en que se podía dar esta conversación, así como se está dando, porque sabía que iban a salir un montón de cosas, de tópicos que a lo mejor después les tenga que dar un orden, pero… digo esto: por ejemplo, a mi mujer le encanta Valdés, fue a verlos en una actuación que ustedes hicieron para las Abuelas…
–Aaah, sí, sí. Eso fue el año pasado, creo que en la semana que había muerto Sonia (Torres), y temprano, como a las 11 de la mañana… una cosa así…
–Sí, creo que fue en esos días… ella siempre lo cuenta, que se acercó a pedirles que tocaran "Callar", y ustedes no la habían previsto para ese día…
–¿Nosotros qué le dijimos, que sí o que no? Estábamos con el Fede (Seimandi, bajista), me acuerdo, había que pasársela a él, no podíamos tocarla ese día…
–Claro, se entiende… lo que quiero decir, es que hay una sustancia melódica, más allá de todo lo que pueda ser producción, todo eso que podemos leer más en clave de músicos: cómo trabajaste los contrapuntos de las cuerdas, con las teclas, las programaciones, las batas…
–Claro, el músico que advierte que hay un oído puesto ahí…
Hermanos trabajando
–Y más allá de todo ese trabajo, hay una sustancia melódica en las canciones de Valdés que captura el interés de un público etariamente diverso…
–Es muy cierto lo que decís. Bueno, lo que pasa es que eso tiene que ver un poco con la mixtura de lo que sale entre Pancho y yo, digamos. Es un poco eso, es muy cliché pero a la vez es así: él es como muy autodidacta, no sabe nada de música, responde a la intuición, a lo que a él le suena, y por ahí yo soy como más…. a él le gusta decir…como más 'académico'. El que está como más ordenado, el que entiende cómo funcionan los modos (escalas), cómo funciona la melodía, la armonía, cómo funcionan los registros, los arreglos, eso es, como que entre los dos nos complementamos y le damos un poco de orden a todo…
–Qué loco eso, no? …y es tan real… Bueno, vos sabés que mis hijos (Los Árboles) son un poco una muestra de eso también. El Santi estudió Educación Musical ahí en la Facu, se recibió, le encanta la música, melómano perdido, los ha escuchado mucho a ustedes.
–Sí, lo sé… la última vez que lo vi fue en el show de Los Toch, yo estaba en Estudio Teatro…
–Y es más: él y su novia se conocieron con una canción de ustedes…
–Sí, sí, conocía esa historia, Valdés es el Cupido de la relación…
–El niño alado con el arco y la flecha del amor… (risas de ambos).
– ...porque creo que ella escuchó una versión que el Santi hizo de un tema nuestro, o algo así... ¿Che, ellos siguen de novios todavía?
–Sí, claro.
–Eh, mirá, qué locura…
–Los chicos sabían que yo quería ubicarte para hacerte una nota, pero temían que si yo te hablaba de Valdés eso fuera inoportuno o desubicado dado lo reciente de la separación. Yo les dije que te conocía y que si fuera así, vos me lo dirías y ya…
–Bueno, habrás visto que no es un tema del que no podemos hablar. La separación estaba recontra conversada y decidida, de mucho tiempo antes de concretarla.
–Vos sabés que venía pensando en ese cartel de los trabajadores municipales que perforan las calles y que dice "Obreros trabajando". Y en contraposición, pensé en Valdés y en un cartel que dijera "Hermanos trabajando"…
–Está bueno el concepto…
–Jaja… es algo de lo que venías hablando… digamos, ¿cómo te aportaba tu hermano Pancho, desde un lugar…
–Al que yo no llegaba, claro, claro…
–Desde un lugar distinto. Mis hijos viven una cosa parecida: son cabezas distintas, tienen inspiraciones melódicas diferentes, ya te hablé del Santi: Pedro, por su lado, estudió filosofía pero un día arrancó a escribir canciones…
–Es que seres distintos suponen contextos personales distintos, maneras diferentes de vincularse con la música, todo lo que se asocia a lo que le pasa a cada uno, es eso me parece…
–Qué tremenda diversidad que propone la música desde lo humano, ¿no?
–La música no sólo es diversa desde el agente o el emisor, y desde lo estructural. Además, está el tema de las herramientas, los instrumentos, los medios, en definitiva… pareciera a veces como si tuvieran música guardada a la espera del músico que pueda capturarla. Por ejemplo, si yo agarro esa guitarra, a mí me va a traer una canción que no es la misma que te va traer a vos si te sentás a tocarla, como si la música o las ideas fueran parte de una biblioteca universal que ya existe, y cada músico en contacto con el instrumento/vehículo fuera el puente para bajarlas, y a su vez ese vehículo responde distinto a cada creador y la idea se contagiará, en el momento, de algo que hace a ese ser singular… Es muy mágico, muy misterioso lo que sucede… Por eso hace que todo el tiempo nosotros estemos como sentados en busca de, tratando de encontrar algo, porque no se llega nunca a un mismo resultado.
–Sí, es totalmente así, yo también lo veo y es fuente de asombro siempre, la diversidad y la singularidad de la música. Cada vez que escuchás un nuevo material de cualquier músico y lo reconocés, en esa huella, esa manera tan personal de concebir la melodía, no hablemos de lo interpretativo en términos de fraseo, sino del sello compositivo…
–Y lo ves en todos los aspectos, porque si vos hacés un análisis, por ejemplo, si vos tomás tres exponentes, como Charly, El Flaco y Fito. En Charly es notoria la influencia que tiene de la música clásica y de los Beatles, en Spinetta la influencia del tango, y en Fito es abuso la influencia que tiene de la música brasilera, en la forma de tocar los voicings*, cómo canta; yo lo veo, lo escucho y lo percibo así, directamente. A pesar de que Charly también tiene esa cosa tanguera, y en la forma de cantar…
–También, también. Ninguno está excluido de ningún lenguaje o de ninguna influencia.
–Y en Spinetta -sin entrar a hacer un análisis de lo armónico, donde es evidente que hay otro concepto- en su forma de cantar es muy notorio el tango… Y me hiciste acordar, cuando mencionaste "Callar", a un episodio que vivimos: una vez el Ema (Emmanuel Horvilleur) nos dijo "a ese tema lo podría haber hecho Fito". Bueno, ahí está esa cosa de cómo él percibió la conducción de las armonías, el círculo de quintas: por la vuelta armónica Spinetta no es, pero Fito sí. Charly tampoco, porque tiene un despliegue más pianístico, otra cosa…
–Pensaba, al ver la secuencia o la línea temporal de los discos de Valdés en Spotify, desde 2016 hasta 2022, una frecuencia de un álbum cada dos años, y más en 2023. Me quería referir a esta relación que uno va teniendo con los temas a partir de cómo la gente los va tomando, los va incorporando -en su época a mí me pasaba con Posdata-, esto que de pronto ves que "Bailar sola" llegó a más de 2.950.000 reproducciones y que Valdés tiene más de 27.ooo oyentes mensuales. Sabemos que la variable cuantitativa no necesariamente refiere a la variable cualitativa de un tema musical, pero es un dato que no se puede obviar, me parece, y que la plataforma te aporta en términos de cómo responde tu comunidad de oyentes. Y, además, por qué no preguntarse ¿qué tecla toca ese tema? ¿Qué tecla sensible, emotiva, o rítmica, que pueda explicar esa cifra alcanzada? …porque otros temas recogieron buenas señales de la gente, pero no generaron lo mismo.
–Claro, claro…. Sinceramente, no tengo ni idea, la verdad que no tengo ni idea. Es lo que te decía… hay un fenómeno que tiene que ver con la cuestión del emisor y el receptor en la música: cuando una la hace pública y la comparte para que otras personas la puedan escuchar, ahí ya deja de ser de uno, digamos. Todo lo que sucede, las relaciones menos explícitas, implícitas, intrínsecas, subyacentes, que se producen en cada uno al escuchar una canción, o por qué se escucha más ésta que aquélla, es algo que jamás analicé, porque me parece que es imposible... Es como salir a dar una vuelta con un taxista un viernes y preguntarle 'Che, qué poca gente que hay, ¿no? ¿Por qué ha de ser? ...y te dice, 'fin de mes', es imposible de saber, me entendés? (risas). Lo podés analizar y a lo mejor podés establecer algunas variables de por qué pero certezas nunca… Pasa que a veces, cuando estás componiendo un tema, tenés la sensación de que le puede ir bien y después nada; y al revés también, no le tenías fe y después gustó. Es una parte del proceso donde uno no puede predecir nada, es muy aleatorio.
–A veces, una música que trabajaste o le pusiste esmero, una cantidad de tiempo de trabajo, no te devuelve -en cuanto a reconocimiento del público- lo mismo que otro tema que a lo mejor lo hiciste casi de un tirón y fue muy querido.
–Y los tiempos creativos en general son muy dispares. Podés hacer un disco en dos meses, en un año, o en tres años, y ni una cosa está mal ni la otra está bien. Es el tiempo que necesitaste para darle forma a ese universo que estás creando, y lo mismo pasa con las canciones: algunas canciones llegan enteras, otras llegan de a pedazos, otras no llegan o llegan después…
–A veces -pensando en los tiempos del receptor- se llega más tarde a elegir una canción, esa que la dejaste pasar, no te interesó de primera, hasta que hubo otra conexión, otro tiempo de escucha y de atención, y dijiste qué bueno que está.
–Y hoy es más difícil esa atención, esa escucha… Porque al estar constantemente híper conectados, híper globalizados, con miles de estímulos que nos rodean -que son el celular, las pantallas- todo lo que vemos alrededor nuestro, en una dinámica donde casi todos nos hemos convertido como en prototipos multitasking (multitarea) donde sabemos hacer un poco de todo, digamos, la atención se divide, y ya no se hace esa cosa de sentarse a escuchar un disco… yo lo hice durante mucho tiempo -vos, me imagino, ni hablar- pero yo no creo que mi hijo Fausto y las generaciones que vengan después tengan como esa costumbre, de sentarse a escuchar algo, analizarlo, o inclusive la cuestión de la lectura y todo eso, acceder a lo conceptual, habrá que ver qué pasa….
"Lo que a mí siempre me gustó de hacer música es encontrar formas distintas de hacerla"
–Y estamos también hablando de la parte creativa del que escucha, del que lee, o del que ve una película, porque está haciendo su propio viaje con lo que vos le estás proponiendo desde tu lugar… Yo acá anoté cosas que en realidad han ido surgiendo en todo lo que venimos hablando… Yo me preguntaba si desde siempre fue así o si lo fuiste construyendo de ese modo: ¿se trata de tener una canción mínima, básica, desde la guitarra y la voz, ponéle, y desde ahí, después, sumar todo el proceso que significa llevarla ya a una idea de arreglo, como de arreglo global, y pensar la producción, lo que se conoce como producción, en el estudio… ¿canción y producción forman parte del proceso compositivo?
–Para mí, sí… Pero yo no tengo una manera de hacerlo. Porque hay veces en que me tocó ser el productor, y hay veces en que me tocó ser el artista. Me parece que hay algunas personas que deciden siempre hacerlo de una determinada manera, seguir como una rutina de determinados pasos. Pero lo que a mí siempre me gustó de hacer música es encontrar formas distintas de hacerla, y lo que me había apasionado en realidad cuando empezamos a hacer Valdés -siempre me gustó mucho la música electrónica- es que hay algo del loop** que podríamos asociarlo, pese a las distancias, con la obra de Stravinsky, no?, esa cosa de componer en bloques cerrados, como de principio a final; hay algo del loop que tiene la música electrónica -que a mí me seduce mucho- cuando lográs darle bien en la tecla, como un loop, un compás, donde vos podés samplear*** algo, podés establecer una cierta cadencia armónica, lo que sea, hay algo que vos podés lograr, cuando le das mucha atención, cuando lo empezás a desarrollar, empieza a generarse también una sensación de que no te cansa, que podrías quedarte a vivir entre esos 4 u 8 compases -a mí me seducía mucho eso de la música electrónica- que lejos de estar como escuchando y pensando que a los 4 compases ya me cansaba porque se estaba repitiendo siempre lo mismo, no; era como que me generaba una sensación de que yo quería habitar digamos ese espacio. La música electrónica a mí me capturó por ese lado. Y cuando hicimos "Valdés" -sobre todo en ese primer disco- no hicimos con Pancho absolutamente ninguna canción desde la guitarra, hice todo a partir de armar esas miniviviendas de 4 u 8 compases…
–Miniviviendas, está bueno…
–Sí, me generan una sensación que está buena, y ahí sí, establecer, por ahí, a lo mejor, unos acordes, qué se yo, y después sobre eso era cantar, cantar y probar, poner play a la pista, en loop, hasta encontrar una idea que estaba buena y cuando era buena quedaba esa, por lo general esa era el estribillo, y después, desde el estribillo -como si fuera un punto simétrico de la canción- construíamos para atrás y para adelante, o poníamos el estribillo en el comienzo y de ahí en adelante… es más, después grabé guitarras cuando terminamos el disco, metía texturas, pero después cuando tuvimos que armar el show en vivo no sabía qué tocar, tuve que inventarme algo, porque no había guitarras..
–Fijáte… habías hecho todo el proceso al revés, jaja!
–Hice todo al revés… Yo venía de años de hacer lo que vos me decías, de sentarme más con la guitarra, y crear desde el instrumento en que más rápido me salen las ideas. Y así fue durante todos los discos, siempre haciendo algo distinto. El segundo disco, "Gris" (2018), también fue así, sólo que trabajamos con un productor que se llama Hernán Segret, que toca el bajo, de Buenos Aires; él y nosotros teníamos armadas las maquetas de la misma forma, y él fue el que ordenó todo, y empezó a grabar algunas otras cosas, otras las dejó como estaban, íbamos y veníamos de Buenos Aires a Córdoba. Y después, el tercero, que fue "Postal" (2020) -con todo el cambio de paradigma que se produjo con el trap y con la música electrónica- a nosotros nos sedujo mucho todo eso, entonces ahí en ese disco abrimos la cancha y directamente hay beats, hay estructuras de canciones, que ni las hicimos nosotros, las hicieron productores, y nosotros íbamos ese día al estudio, nos mostraban el beat, yo orejeaba la armonía, grababa cosas con la guitarra…
–Con el beat te referís a…
–A la estructura de la canción, el corazón de la canción, por decirlo de alguna forma, el track*, digamos… estaba la armonía, alguna idea, y nosotros con Pancho íbamos, lo escuchábamos, sacaba los acordes y grababa cosas. Pancho cantaba, grababa, y después capaz que yo me lo traía a Córdoba, lo editaba, le daba un poco de forma y se lo mandaba al productor… 'che, me parece que es por acá', lo terminaba él, y así hicimos: siempre eran como formas distintas… Y después, en el cuarto disco, "Una vez más" (2022), el último, ese sí, nosotros lo único que hicimos fue seleccionar loops de batería, un bombo, un hi hat*, un redoblante, alguna que otra percusión -solamente eso- y lo que hacíamos era dispararlo, lo poníamos en loop y yo ahí sí, agarraba la guitarra, y por ahí armaba riffs* o tocaba acordes, y Pancho cantando, y ahí los armábamos juntos, pero solamente con un 'loopcito' de batería, por decirlo de alguna forma, y después sí, ahí se construye la producción que vos decís, qué le ponemos, qué le agregamos, cómo lo terminamos, y eso…
Cuando Pancho volvió de México y los "Discos del Bosque"
–Claro, si yo no te interrumpiera y te dejara directamente hablar, seguramente te irías por un montón de detalles que también a mí me importarían y me parecerían jugosos. Yo te interrumpo porque trato de seguir una pauta, pero, viste, ya creo que la hemos alterado intensamente. Porque te había dicho aquello de "Hermanos trabajando" y te pregunto… ¿cuándo empezó eso? ¿siempre estuvo eso en la casa familiar, ese vínculo creativo, o en una determinada época los hermanos empezaron a conectar, cada uno desde su lugar, desde su experiencia o…?
–No, no estuvo siempre, no estuvo hasta -te diría- la adolescencia. Porque yo empecé, por ejemplo, a tocar la guitarra cuando tenía 14, 15 años, por ahí, y yo creo que Pancho se empezó a vincular con la música más de grande, de 18, de 19 años. Ni siquiera empezó cantando, empezó tocando la batería, tenía una banda de covers*, donde tocaba la batería y yo cantaba…
–Aaah, era batero.
–Después él arma sus bandas, con algunos amigos ahí del barrio, y cuando él ya empieza a cantar -yo me acuerdo- ahí sí nosotros como que armamos una especie de dúo, digamos, pero para tocar solamente en eventos, de amigos que tenía, en boliches, qué se yo, pero fue muy breve eso, porque al toque él se va a vivir a México, vivió como tres años ahí, y después cuando él vuelve…
– ¿Vivió en el DF?
–Vivió en Playa del Carmen, en la zona de Quintana Roo, y también en el DF, Y cuando él vuelve de ahí, en Córdoba estaba toda la explosión de "Discos del Bosque", en Córdoba y Villa María -vos por Villa María te habrás enterado de eso… De la Rivera, 'Rayos' (Rayos Láser)- y había una escena muy muy grande y proliferaban muchas bandas, había mucha actividad, había una escena, un público, medios de comunicación que les daban bola a las bandas, gente que consumía su música, lugares donde las bandas tocaban, había un resurgimiento de la música acá en Córdoba, sobre todo de ese estilo popero, porque había otro sello que se llamaba "Ringo" que era mucho más alternativo, más rockero… pero bueno, había mucho. Entonces cuando él vuelve y se encuentra con eso, porque al haber estado en México él no lo veía tanto, ahí nosotros decidimos armar un proyecto que nos permitiera ser parte de esa escena, y ahí armamos Valdés… y ahí fue cuando nosotros empezamos a sentarnos y a tocar juntos más, y a componer juntos… por decirlo de alguna forma.
–¿Las letras son de Pancho, o intervienen los dos?
–Por lo general intervenimos bastante los dos en las letras, según el disco… En el primero fuimos nosotros dos...
–Te pregunto porque he visto co-autorías de otra gente…
–Sí, en los últimos dos hicimos varias con Marcelo Scornik y Nico Landa, que son autores de Buenos Aires -aunque son autores y compositores también, pero con nosotros hicieron sólo letras-, también hicimos alguna con Juan (Ingaramo), alguna con el Tomi (Ferrero, Rayos Láser) también… y después las colaboraciones…
–Sí, he visto las colaboraciones, ¿la de Zoe Gotusso?
–La de Zoe es un tema con letra y música nuestra, ella participa cantando ("No sé", del disco "Gris"); la de Catriel ("Cuando se apague todo", del último disco "Una vez más"), por ejemplo, son melodía y letra que las hizo él; la que hicimos con Chita (Francisca Gil) también ("Me quedo acá", del disco "Postal"). Pero sí, como que en general siempre hemos sido bastante abiertos a la hora de trabajar, cuando se proponían ideas, nunca nos cerramos a nuestra idea de arranque…
De samuráis e Inteligencia Artificial
–Ya vamos a volver a esto de la escena pop…Te quería plantear esto de cómo las épocas tienen una impronta tecnológica también, no? Puedo hablar por mi experiencia, y me refiero no solamente a la impronta tecnológica sino en general a las condiciones de la producción, cómo van variando y esas variaciones te generan diferentes resultados. A ver, tengo que hacer historia… cuando yo tenía 15 años, 1970, los Beatles se separaban… digo para situarte en distintos momentos…
–Claro, claro, jaja!
–Cuando yo tenía 17 años, año 1972, apareció el disco "Vida" de Sui Géneris, en 1985 yo grababa "Córdoba va" con Posdata. Todos esos 'momentos' mencionados -más allá de las obvias distancias musicales, geográficas, culturales, etc- están signados por una industria discográfica -y su tecnología correspondiente- que conquistaba, con los discos de vinilo, la difusión y la comercialización de la música en todo el planeta, con la impronta de la grabación en cinta abierta, ampliando gradualmente la cantidad de canales, de pistas, e imponiendo la estructura de la compañía discográfica como la meta soñada de todo músico que buscaba profesionalizarse, fuera el género que fuera. En la estructura macrocefálica de nuestro país, además, dar con esa compañía implicaba llegar a Buenos Aires: grabar era grabar en Buenos Aires. Acá en Córdoba podías pagar algún estudio, pero eran escasos y escasas las prestaciones técnicas…
–Era el tiempo en que las compañías eran las dueñas de los estudios…
–Claro, exactamente. Nosotros habíamos firmado para la RCA y fuimos a parar a sus estudios del barrio de Saavedra, en la capital…. con sus tan mentadas consolas analógicas llegadas de su filial brasileña. Llegar al disco era esa campaña de conquistar un contrato en una multinacional, de quedarse allí porque "si pegás en Buenos Aires, pegás en todo el país", la típica máxima que nos repetía el productor a cargo dentro de "La Compañía". Ustedes, en cambio, han vivido una etapa posterior, donde todas esas condiciones que he descripto ya no estaban…
–No, no, no, claro.
–En un punto puede decirse que hoy es más sencillo existir desde tu lugar, y a su vez tener una cierta proyección: vos podés subir tu material a Spotify -aunque eso no necesariamente te garantiza todo- y el hecho mismo de que podés grabar en un estudio, sin ningún condicionante, sin la empresa, sin el productor de la misma, vos podés ser el productor o decidir quién va a cumplir ese rol, vos elegís el estudio, componés el material y lo arreglás, etc. etc. etc. y una vez que tenés…
–Sí, claro, una libertad para vivir todo el proceso…
–Exacto, y libertad en cuanto al hacer, y en cuanto a los tiempos, y una vez que arribás al final, subís tu material a una plataforma…
–Claro, el proceso de compartirlo…
–Cómo cambiaron las cosas.
–Y cómo va a seguir cambiando todavía, con esto del boom de la inteligencia artificial. La tecnología, si hablamos en términos de 'idiomas de programación', la forma en que evoluciona es abismal, mucho más rápido que el ritmo de evolución del lenguaje hablado; tracemos un ejemplo: los programadores que estudian los algoritmos cambian sus códigos o sus 'lenguajes' cada tres o cuatro años -porque así los llaman precisamente- es como si vos tuvieses que aprender a hablar un segundo idioma cada tres o cuatro años, y eso en el mundo 'real' -por decirlo de alguna forma- no sucede, porque seguramente, cuando vos eras chico el segundo idioma que debías aprender era el inglés, cuando yo era chico el segundo idioma siguió siendo el inglés, y hoy para mi hijo el segundo idioma sigue siendo otra vez el inglés. Ahí ves la diferencia de cómo va avanzando la tecnología, el lenguaje de la tecnología, en relación al lenguaje que hablamos…
–La vigencia del inglés -idioma hegemónico en el mundo pre-internet, y después también en el mundo con internet- responde más bien a una dialéctica de poder, diría yo… El poder político de los llamados países centrales.
–Y en cuanto a los desarrollos de la inteligencia artificial, como herramienta y todo eso, genera siempre una discusión conceptual, digamos que se parte en dos miradas: de que corre peligro el oficio del músico, o de que, si se lo desarrolla y controla, puede convertirse en una herramienta importante, una tiene que ver con la industria y la otra no. Yo creo que la IA nunca va a poder reemplazar la curiosidad creativa que vos podés tener. Yo puedo entrenar un algoritmo para que me haga un disco que suene exactamente igual a como sonaban tus discos de los '80, pero el algoritmo no puede anticipar cómo sonará tu música en el futuro, porque no está adentro tuyo, no sabe cuáles son tus inquietudes creativas y lo que estás pensando. Tal vez pueda acercarse o tratar de adivinar, ¿viste?, pero hay algo que no va a poder reemplazar y es eso, la forma en la que vos estás visualizando a futuro. De acá para atrás, de presente a pasado, sí, y puede lograr resultados increíbles. Y la otra discusión es la que se genera en torno a la tecnología y las herramientas: los otros días escuchaba a un emprendedor tecnológico-periodístico que se llama Santiago Bilinkis -tiene un hermano que se llama Mariano Bilinkis que tiene un estudio de grabación en Bs As, dato curioso, al margen- que decía… con todo este boom de la IA, la cantidad de canciones que podés hacer con software, con SORA*, que 'le pedís': 'quiero que me genere una canción de 3' de tal estilo', y te hace cosas increíbles, no sólo desde la composición sino desde la calidad de audio, y Bilinkis, respondiendo al asunto de los peligros de la IA, respecto a las artes en general y de la música, decía: "…voy a citar una frase de una de mis películas favoritas de Disney, "Los increíbles": "El día que todas las personas del mundo sean superhéroes, nadie lo será", como diciendo "El día de mañana que todos sean músicos, nadie lo será". Y a la vez eso se asocia con esta cuestión -que yo siempre lo digo- un poco en chiste o en broma, que por ahí pareciera que hoy en día los músicos -como los de tu generación o la mía- que le dedicamos muchas horas a estudiar el instrumento, a analizar, y todo eso, parece que fuéramos como Samurais del Japón medieval, después de la época Meiji: ese oficio perdido, tenés ese conocimiento, tenés esas herramientas, pero ya no te necesitan porque ya no hay más guerras…
–Pasás a ser decorativo, jaja!
–Yo creo que no, yo creo que hay cosas que se pueden reemplazar y otras que no. También ahí entra en juego qué es lo que fomenta la industria del entretenimiento y de la música. Si vamos a seguir constantemente, todo el tiempo, consumiendo lo que nos muestra Spotify, lo que nos muestra Youtube, lo que nos muestra Google, todo esto, vamos a estar siempre encaminados a generar hábitos de consumo que tengan que ver con lo que ellos nos están mostrando. Hay que experimentar más allá de eso, hay que experimentar con todo, me parece…
De la máxima "Si pegás en Buenos Aires, pegás en todo el país" a Messi, Los Caligaris y Paulo Londra
–Volviendo al aspecto de lo que significa estar en Córdoba, porque… nuestra pelea fue una pelea -en un momento- medio como 'federal', viste, por vivir las circunstancias adversas del "negocio" discográfico en esa época, porque había que ir a Buenos Aires, firmar un contrato con una compañía…
–Sí… en gran medida todavía sigue siendo así.
–Sí, claro… Que si pegás acá, pegás en todo el país, esa famosa frase que nos decía el productor de la RCA a nosotros. Digo, la épica de Valdés me conecta también con eso, por el hecho de que también ustedes visibilizaron una música, un proyecto, desde acá, y pudieron llevarlo y traerlo, pero teniendo la plataforma siempre acá en Córdoba…
–Eso fue re consciente, ¿eh? Y eso que vos decís, ese ir y venir de Buenos Aires, ese tener que ir, nosotros nos lo planteamos miles de veces, era algo que nos atravesaba y nos afectó durante mucho tiempo. Yo creo que si nosotros hubiésemos vivido en Buenos Aires, seguramente a nivel profesional nos hubiese ido mejor todavía, hubiéramos tenido mayor visibilidad, más trabajo, otras posibilidades... Eso seguro, sin ninguna duda. Pasa que también, de alguna forma, nosotros lo pensamos igual. En un punto, más consciente o menos consciente, fue una decisión política: che, la vamos a hacer desde acá, vamos a construirlo desde acá, y en vez de pensar que vivir acá nos restaba un plus, lo pensamos exactamente al revés: qué jugo podemos sacarle al hecho de vivir acá que estando allá no, y ahí fue donde nos empezamos a dar cuenta de que para girar, para tocar, para ir a cualquier lado, era mucho más fácil salir desde Córdoba que desde Buenos Aires, porque estás en el centro. Si te ampliás desde el centro tenés muchos lugares a 100, 200 y 300 kilómetros. Entonces lo que hicimos fue decir empecemos a ir adonde las bandas que a nosotros nos gustan no van; y eso fue un riesgo, como un salto de fe realmente, porque fuimos a tocar a Santiago del Estero, a Misiones, a Chaco, a Formosa, a un montón de lugares adonde las bandas no iban, sin saber con qué nos íbamos a encontrar, y en su mayoría fueron experiencias de la vida, de encontrarse con un montón de gente que conocía la banda, que les encantaba, que cuando había festivales más grandes venían hasta Córdoba, que siempre tenían que ir a Bs As porque ciertas bandas no iban a sus ciudades, y en eso nosotros plantamos una bandera bien arriba, copada.
-Como sembrando en el mapa del país, de una manera distinta a lo que haría un grupo establecido en Buenos Aires.
–Claro, y ahí, yo creo, a raíz de eso -esta es como una idea mía- vimos cómo muchas otras bandas de Buenos Aires comenzaron a tomar ese riesgo y se animaron a llegar a esas ciudades, abandonando esa cosa unitaria que tienen de quedarse en Buenos Aires (o no, qué se yo), pero lo veo, y aparte porque también después nos juntábamos, nos cruzábamos en los festivales, y nos decían ¿che, fueron a tocar a tal lado, y hay movida allá? Ah, qué bueno, sí, ¿y cómo podemos hacer para ir? Tomá, acá tenés el contacto, nosotros jamás fuimos de esa cosa de atesorar o guardar la información y no compartirla. Sí, acá está, hablá, cerrá un número, andá y todo bien...
–Fue construir un circuito, un recorrido, y poder compartirlo.
–Sí, pero insisto en esto, fue decir che, tiene que haber algo bueno de quedarse acá, no tiene por qué ser siempre a contramano.
–Claro, empezaste todo ese análisis desde esta imagen… qué es lo que sí se puede aprovechar estando acá, pero además te cuento: en el caso de la experiencia que nosotros vivimos con Posdata, estábamos 15 días en Saavedra, en el estudio de RCA -que después lo vendieron, víste- ¡y no veíamos la hora, con el Pancho Alvarellos, de volver a Córdoba, para ver la Cañada, por favor! Eran los afectos, tu novia, tu amigo, tu familia, todo pasaba por acá, y éramos muy conscientes de eso, la pertenencia a este lugar era muy sensible y emocional, nos faltaba Córdoba y era ¡Socorro… vengan a rescatarme!, y la idea de que si pegan acá, pegan en todo el país, nunca nos ganó, pese a que éramos conscientes de que era así, de que así funciona…
–Sí… es que una parte de ese mensaje también ustedes lo deseaban, digamos, no es que ustedes pensaran que todo pasaba por ahí, pero era tentador, por decirlo de alguna forma…
–Y sí, claro.
–Pero bueno, no hay una sola forma de hacer las cosas.
–No, no hay una sola forma, y creo que se van marcando huellas, y el que sigue va a inventar otra; a lo mejor, a partir de esta manera de haberlo hecho, dirán bueno, vamos a hacerla distinta, y seguramente hasta la pueden mejorar.
–Aparte hay otros modelos, en esto de la búsqueda artística y profesional, otros modelos de cómo encarar el negocio: Los Caligaris viven acá, les va muy bien en México, viajan por todo el mundo, no tienen que estar en Buenos Aires, pero aman vivir acá…
–Sí... La Gran Messi diría yo, que pasó de Newell's directo al Barcelona, sin pasar por Boca o River.
–Y si lo ves como parte de la música urbana, podemos hablar de Paulo Londra, cuya ola parece haber pasado o está en un momento de menor visibilidad, pero él sigue viviendo acá, jamás se fue a Buenos Aires, no se comió ninguna de esas, y dice yo me quedo acá, me gusta vivir en Córdoba.
–Sí, claro, y hacía un video con este cantante inglés…
–Sí, Ed Sheeran.
–¡Eso, con Ed Sheeran!!… Yo en esa época lo veía a Londra y me decía qué locura lo que está viviendo este chango, andar haciendo un video en bicicleta por Londres con Ed Sheeran… cómo lo procesará el loco, me preguntaba.
–No, para mí, en su momento, no lo debe haber procesado ni a palos… Llegar y que te pongan ahí… Le va a llevar un par de años más procesarlo.
–Pero está ahí… escuché los otros días noticias de que el loco está activando para…
–Sí, está componiendo, está componiendo… Por eso te digo, hoy, si querés ir a Buenos Aires, sí, obviamente hay cosas que te van a ser más fáciles, pero lo que vos decís… te van a hacer falta otras cosas.
–Y claro, porque las pilas, viste… Digo las pilas en términos de lo afectivo, del mundo emocional, todo lo que te liga a tu lugar, a tu historia, a tu gente, no lo podés soslayar.
De dogmas y escuchas diversas
–Pero volviendo a algo que mencionamos, la escena pop local: Los Valdés, Rayos Láser, Hipnótica, De la Rivera, Telescopio, y de pronto pensás, bueno, a veces la escena no se define necesariamente por aspectos estrictamente musicales, porque por ejemplo, yo puedo emparentar Valdés con tal grupo y no con tal otro, y sin embargo… A ver si me explico: Lali no es lo mismo que El mató a un Policía Motorizado (la banda del cantante y bajista Santiago Ariel Barrionuevo, también conocido como Santiago C. Motorizado).
–No, no, claro…
–Pero al mismo tiempo hay puntos de contacto en cuanto a cierta sensibilidad, social o política, ponéle…
–Sí… hay un público, un público que escucha a Lali y también escucha a El Mató…, eso es lo que pasa, un público que conoce las dos cosas, que quizá, a lo mejor, conectaron más con Lali en esa cuestión que decís vos, que tiene menos que ver con la música que con cierta complicidad más política, y que va a ver un show de Lali, conoce las canciones de ella, pero también las de Santiago Motorizado, y los va a ver a los dos… hoy la gente es muy diversa en su escucha… escucha de todo, bueno, nosotros ni hablar porque somos músicos, pero yo veo que no está tan segmentada la oreja de la gente.
–Pero también hay otra relajación en términos ideológicos. En otros tiempos escuchar esto o aquello podía ser una cuestión de alta traición… jaja, si vos te movías un poquito de ciertas referencias artísticas que encuadraban con cierto molde ideológico o político no te la dejaban pasar. El mató… no está en la de Lali, son propuestas musicalmente distintas, pero además son diferentes maneras de conectar con la industria, filosofías distintas del oficio y de lo cancionístico, pero uno y otro conviven -ellos y el público- sin el dogmatismo de aquella época que te menciono… se defiende cada producto y cada filosofía del producto sin esa severidad de antes… aquello de esto sí, lo otro, no.
–Claro.
–Digo que los músicos también cambiaron, lo ideológico ya no es tan dogmáticamente vivido.
–Y eso que vos decís, también se trasladaba, en su momento, a los músicos que tocaban determinados géneros musicales: la idea era el que toca jazz, toca jazz, el que toca tango, toca tango, el que toca bossa nova, toca bossa nova, el que toca rock, toca rock… a eso dejé de verlo en Córdoba, o mucho menos, y en cambio lo he seguido viendo muchos años en Buenos Aires, ese dogmatismo de que si tocás tal estilo o género no tocás otras músicas -así como recién lo analizábamos en la escucha diversa (o no) del público-. Acá en Córdoba, tan heterogénea, tan universitaria, donde te encontrás con gente distinta, que escucha músicas distintas, los músicos aprendemos a tocar un poco de todo; también por la necesidad de querer trabajar… un poco de jazz, un poco de cuarteto, de funk, de tango o de folklore, todo muy mezclado… y eso hace a una identidad…
–Sí, eso tiene que ver también: la cosa mediterránea, el punto de confluencia, el centro que recepta la diversidad cultural de todas las provincias…
–En cambio, en Buenos Aires, está la cuestión europea - viene de ahí- en donde cada músico se enfrasca en un género o estilo. Acá ya no es tanto así.
Los desafíos de ser y hacer "Valdés"
–Ahora, en el caso del Pop, digamos… Ya sé que no es una cosa monolítica, cerrada, es abierta. Si la raíz es el Rythm and Blues, o el disco dance, la música house y el house dance, el Funk, el Soul, más allá de los rótulos… ¿había conciencia en ustedes de que se trataba de un proyecto demandante en varios frentes? Porque implica aspectos que no son estrictamente musicales y ahí se termina. No. La cosa dancing de Pancho, que a mí me parece que es parte del fenómeno de Valdés…
–Sí, cien por cien…
–Digo, la imagen, el vestuario, las luces, la escena, ¿no?
–Sí, la puesta…
–El Pop tiene eso, se supone que la gente va a ver un show que es audiovisual, y ustedes también manejaron esa clave… en los videos, en la fotografía…
–Sí, nosotros siempre quisimos hacer algo integral, pero con Pancho nos dedicábamos cien por ciento a hacer la música, y la persona que tuvo esa visión de generar que en Valdés se viera también una marca, que se vea, que se perciba en todos los aspectos, fue la Romi (Romina Alterman), mi novia, ella fue la directora creativa muchos años de la banda, siguió todo el proceso muy de cerca, ella veía cómo hacíamos las maquetas de los temas con Pancho, y nos preguntaba qué cosas nos gustaban y qué cosas no, para poder armar una tipografía o un logo, esto y lo otro, nos decía establezcamos una paleta de colores que sean referenciales… que estén en las tapas, en los simples, que cuando la gente vaya a ver los shows estén ahí, encontremos un vestuario, ella fue la gran artífice de todo eso, y nosotros con Pancho le bajábamos ideas y las acomodábamos, durante muchos años ella trabajó en todo eso, en las visuales, en los vestuarios, en la dirección creativa de las tapas -las tapas de los primeros tres discos las hizo ella- …el cuarto ya no…
–Mi hijo Santi me decía que el primer disco es una seguidilla de hits, que "Bailar sola", que "Brillar", que "Únicos en el mundo", etc.
–Tus hijos te iban bajando data…jaja! Pero sí, todo eso fue consciente, súper consciente, a la hora de hacerlo, eso que decías, de que esto iba a demandar. Cuando lo pensamos sabíamos que la música nos tenía que generar algo, si no te genera algo no tenés un punto de partida, si no está buena la música para vos, no puede generar algo… y nosotros sentíamos que eso estaba.
–Esa vivencia, física, corporal de Pancho, de moverse…
–Eso siempre lo tuvo Pancho… empezó a aparecer más en su adolescencia, pero siempre tuvo esa facilidad para bailar, para moverse.
–Porque independientemente del desempeño vocal -ese falsete que tiene es alucinante, lo escuché llegar a notas increíbles- pero más allá de sus dotes de vocalista, su desplazamiento físico en la danza… es muy atractivo…él lo hacía muy bien… se escuchaban los comentarios entre la gente respecto de sus condiciones de bailarín.
–Y además es un ejercicio muy demandante, no es fácil cantar y bailar en un escenario, vos como cantante sabés la cantidad de aire que necesitás para cantar, imagináte haciendo ambas cosas, la cantidad que se te va cuando bailás, tenés que estar ahí reponiendo, todo el tiempo… él siempre lo llevó bien, hubo shows donde le faltaba más o menos el aire, pero siempre lo manejó bastante bien.
–¿Pancho es menor que vos?
–Sí, Pancho tiene tres años menos, yo tengo 37 años.
–¡Guau! …qué joven que sos, Eduardo.
–¿Víste? Yo ya me veo grande… ya estoy más cerca de los 40 que de otra cosa… jaja, Pero sí, viste que está la edad física y la edad biológica. En la física, sí, tengo 37 años, pero en la biológica yo me siento todavía chico, la curiosidad sigue siendo la de los 4 años ó 5 años…
–Te digo que hay cosas que se mantienen incluso hasta en un viejo como yo, increíble. Porque en definitiva uno siente que viene hablando con uno mismo, con el mismo tipo con el que hablaba cuando tenía 8 años, ¿viste?... Al mismo tiempo, es cierto que has cambiado, que pasaron muchas cosas, pero hay cosas que se siguen viviendo igual que siempre, con esa voracidad por descubrir.
–Sí, la capacidad de asombro, la curiosidad, no hay que perderlas nunca…
De ciclo cumplido a nuevos objetivos por cumplir
–¿Y qué sentís ahora que estás re-activando en otra dirección, ya pensando que Valdés tuvo su momento, y te situás en otra perspectiva? ¿O sentís que Valdés está ahí y puede estar en cualquier momento? Y otra, ¿cuál es la situación entre ustedes con respecto a esto?
–Yo creo que Valdés fue un lugar donde nosotros, con mi hermano, cumplimos un montón de deseos y un montón de objetivos que teníamos, de hacer miles de cosas, y los superó ampliamente. Ahora sentimos que cumplió su ciclo. Nada dura para siempre, fueron 8 años en los que trabajamos muchísimo, hicimos 4 discos en 8 años, un montón.
–Sí, y sé que en 2023 sumaron un EP en vivo en Niceto, de Bs As, con nuevas versiones de temas conocidos de la banda, y el sencillo "El cielo en tu habitación", junto a Santos Barcos.
–Sí, siempre viajando, siempre tocando, siempre queriendo armar shows que nos gusten, que sean atractivos, que generen algo en la gente. Desarrollando siempre la música y la identidad de la banda, y todo ese proceso para nosotros fue como una escuela, una universidad de un montón de cosas, un bagaje de aprendizajes que lo reconozco cuando me siento a hablar con otras personas o con músicos que vienen y me preguntan cosas: che, cómo puedo hacer esto y lo otro; y claro, en ese tipo de instancias, me doy cuenta de que hay ciertas lógicas de cómo tomar decisiones que para mí son obvias y que para otros no lo son. Y ahí me di cuenta de que yo naturalicé, incorporé herramientas o tomas de decisiones de cómo moverme en ciertas cosas, y lo repetí tantas veces pensando que para mí eran tan obvias y resulta que no lo eran para quienes no tuvieron la posibilidad de vivir esas experiencias que yo viví… Hoy yo estoy más enfocado en todo ese tipo de experiencia y en usarla para mí, para lo que yo vaya a hacer de acá en adelante. Y a la vez, por qué no, a la hora de crear y de componer, allí de alguna forma todo eso aparece, está inherente, no es que uno lo hace con ese objetivo… Yo jamás hago música en el sentido de che, esto tiene que pegar, le tiene que gustar a la gente, no. Lo hago porque es la forma en que me siento feliz, la forma en que yo vivo: necesito hacer música porque para mí hacer música es algo como respirar, por decirlo de alguna forma. Hoy yo creo que Valdés formó parte de esa experiencia, que es relativamente cercana porque no hace mucho dejamos de tocar, fue en noviembre del año pasado.
–Exactamente el 10 de noviembre de 2023, en Club Paraguay.
–Pero ahora Pancho está muy enfocado en hacer su disco, con sus canciones, yo estoy armando un proyecto mío, y creo que es un buen momento en el que nos encontramos los dos y en el que cada uno tiene que tomar su camino, tiene que asombrarse por su cuenta, por decirlo de alguna forma -por esto que veníamos hablando- tenemos que hacer ese aprendizaje. Después, qué vaya a pasar en el futuro, la verdad, no tengo ni idea, ojalá lo supiera, tampoco lo quiero saber en realidad, si lo supiera no sabría hacia dónde ir, no sabría qué imaginar; si todo estuviese escrito ya, no tendríamos muchas más opciones que quedarnos sentados esperando que eso suceda… pero seguramente, ni a vos ni a nosotros, por el tipo de personas que somos, nos motiva eso, y en cambio sí salir a ver qué es lo que te vas a encontrar. Ahora estamos en ese momento…
–Claro, barajando y dando de nuevo, reinventando el camino.
–Pero sí, hay cosas que suceden en el día a día que todavía me hacen conectar con Valdés, o sea… Desde que vos vengas acá y me hagas una entrevista y me preguntes estas cosas, hasta encontrarme gente en la calle que me sigue diciendo vos sos el Edu Valdés, o gente que te escribe. De alguna forma, Valdés está por todos lados, quizá no está tan en nosotros -pese a que se trata de nuestro apellido- pero lo que nosotros cosechamos está todavía… y la música también…
–Sí, claro, la obra sigue dando vueltas y se sigue escuchando; es lo que les decía a mis hijos, ellos temían que fuera inoportuno de mi parte, pero cómo no traer Valdés a la charla si la música sigue estando en el aire, sigue operando en la gente. Y el hecho de que haya tenido esa visibilidad, pública digamos, significa que han sembrado la música en distintos lugares, que han andado por aquí y por allá… Pero volviendo al principio, se trataba de ser parte de una escena, el Pop, y ahora… ¿sentís que vas a seguir en ese lugar o de alguna manera te planteás una música que se sale de ese libreto, por decirlo así?
–Está buena la pregunta. Lo que yo quiero hacer ahora, yo creo que es un poco y un poco, una mezcla, porque tengo muchas canciones, las que hice con música y letra, con guitarra, que por ahí responden más a esta escena, a este camino que hice con Valdés; pero después tengo otros temas que son un poco más instrumentales, o que forman parte más de la escena de la Música Electrónica, ¿viste?, más del Tecno, del House, otro estilo. Pero en la realidad hoy está tan mezclado todo… Uno no se da cuenta, pero si yo hiciera un proyecto nuevo que sea solamente de música electrónica, que es como un like set -le dicen- que es como que hacés música electrónica pero no sos DJ, sino que la estás tocando en vivo, no estás pasando los temas. En los festivales donde yo toqué con Valdés, yo podría volver a tocar ahí, porque son muy diversos, no están abocados a un determinado género o formato, es más, los festivales necesitan ser amplios, necesitan vender tickets, tener una paleta abierta.
–Mas apertura en la oferta, más público.
–Aspiro a eso, a poder volver a ocupar esos espacios, quizá esta vez desde un lugar más solista, o más solo, pero también necesito esta vez tomarme mi tiempo, y más tiempo, para sentirme seguro de que la música que quiero compartir, a mí me den ganas de compartirla, y no salir rápido, che, ya hice esto, lo tengo que compartir, sino decir, che, acá tengo un conglomerado de tracks que hice, lo quiero compartir, y de ahí empezar a pensar en lo pasos siguientes.
La música en Córdoba, la paternidad, virtualidad/presencialidad
–Y cómo ves -no en términos estéticos: pop, rock, urbana- no, sino en general, ¿cómo ves la escena local? ¿Qué vínculos tenés como músico que escucha música, con las bandas que circulan por la ciudad, en orden con aquello que decíamos de nosotros, que escuchamos de todo? ¿O no sos de salir a escuchar música?
–No, sí, sí… Obviamente ahora no tengo el tiempo que tenía antes porque, bueno, soy papá, y hay que hacer malabares de rutina para ver quién se queda con nuestro hijo, si no hay niñera… es más, ¡no sé qué hora es!… No, estoy bien todavía. No puedo volver a mi casa si no hago las compras en la verdulería, porque le tengo que dar de comer a mi hijo… (risas). Antes era más activo, tenía más tiempo y podía salir mucho más a escuchar música, a ver bandas, a ver lo que sucedía. Ahora lo hago poco, he salido sí a muchas fiestas electrónicas, como estoy componiendo en esa onda lo tomé pero desde dos lugares: Volví a reconectar con la música electrónica y con esto de ver bandas y ser un oyente, ya no estar arriba, desde el escenario, viéndolo desde este lado. Y empiezo a encontrarme también con esa sensación de estar sentado o parado escuchando una banda, y para mí es alucinante, la paso bárbaro, y me divierto estando en esa parte de la cadena. Pero si tengo que hacer un análisis de lo que veo en general, tengo que decir que la veo muy fragmentada, veo artistas que son buenos pero no se juntan a hacer cosas, y si se juntaran a armar fechas o festivales, y si traccionaran sus respectivos públicos, si los compartieran, les iría mucho mejor. Hay una cosa que ya sucedió en la pandemia, y que tal vez también pasa con generaciones más nuevas…
–Ah, no habíamos mencionado la palabra pandemia….
–No, está bien igual, la dejemos ahí (risas)… Pero hay muchas generaciones jóvenes, de artistas o músicos, que esperan que las cosas sucedan en la virtualidad, y lo que nosotros necesitamos ahora, en este momento de la humanidad, y en este momento de la vivencia que nos está tocando vivir acá, es volver a tomar las calles, volver a salir a encontrarnos en las calles, ¿viste? Si yo tuviera que hacerle una pregunta a alguien que tiene una banda, que quiere tocar, en un festival, que se quiere insertar en alguna escena: Che, vos que querés hacer, yo quiero hacer esto, ¿y vos salís a ver bandas?, y… a veces sí y a veces no; bueno, tenés que salir a ver bandas, ¿dónde te creés que vas a conocer la gente?, más allá de Internet. ¿Dónde vas a hablar con las personas, dónde vas a hacer contacto? La parte social de nuestro trabajo es fundamental, no es que te estoy diciendo que seas alguien que no sos vos, digo, que tenés que estar ahí, la presencialidad también mueve una energía, no todo es virtual en la vida. Y eso lo veo, y lo siento, y lo veo en gente que no es mucho más chica que yo. Nosotros con Pancho, si tenemos que remitirnos a la experiencia de Valdés, nos decían: Che, quieren venir a tocar a tal lado… ¡Vamos!, agarrábamos el auto ahí nomás, y nos decían: Che, pero mirá que no tengo tal cosa... no te preocupés, pero mirá que con la plata que tengo sólo les cubro la nafta, no importa, no te preocupés, nosotros vamos y tocamos. Y así fuimos por todo el país, dando vueltas por todos lados, pensando que no todo es a corto plazo. Hoy los niveles de ansiedad generacional que vivimos no nos permiten darnos cuenta de que las cosas son a mediano o a largo plazo: Pensáte de acá a cinco años, no a un año o dos años. Pensáte a cinco años y en qué estás haciendo vos todos los días para arribar a eso. Los tiempos que se manejan hoy no son así. Todo tiene que suceder de manera inmediata… y no es así. Como dice el dicho, lo único que empieza a hacerse desde arriba es un pozo.
Allí terminó la conversación, me dijo que lo que escribiera iba a estar bien, que si escribía lo que yo percibía de él iba a estar bien, le dije que escribiría lo que él dijo y no otra cosa, que ese rigor lo tengo, y él insistió en la idea: "poné que soy un panadero, o poné lo que dije pero al revés, no importa… mi ego es un globo que pinché hace años".
Bajamos a la Castro Barros, nos despedimos y yéndonos me gritó "...a ver si volvemos a la facultad y rendimos esas materias…", "dale" -le grité, riéndonos los dos.-
Glosario:
*Voicings: inversiones de los acordes y su encadenamiento.
*Loop (bucle): proceso, sistema o estructura circular, la cual termina donde comienza y viceversa.
*Samplear: tomar sonidos ya grabados y usarlos en una nueva grabación.
*Track: pista
*Hi hat: también llamado charleston, es una de las piezas bases de la batería, consistente en dos platillos del mismo tamaño que se pueden hacer sonar con baquetas y un pedal.
*Riff: frase o línea melódica, por lo general de guitarra eléctrica y en el rock, que generalmente abarca dos o más compases, se repite en distintos momentos de una canción, y hace a la identidad de la misma.
*Cover: versión actual de un tema musical conocido, por lo general intentando ajustarse al original.
*Djay: el discjockey de antes, el que pasa discos, el que actualmente selecciona y mezcla música preexistente en espectáculos con audiencias masivas.
*Sora: es un modelo de inteligencia artificial de texto a video y multimodal que permite generar videos realistas a partir de descripciones textuales.
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