Editorial Abril 2025
Rostros, personas, historias

No somos la revista Caras, ni lo ambicionamos, pero este número de Tierra Media trae muchos rostros en el Sumario porque, sin conspiración alguna, se produjo un acampe en las regiones de la crónica, de los personajes, de las historias, del punto de vista subjetivo del narrador, de los sujetos y de las personas, a secas. Lo que remite al hecho fácil de que persona deriva de las máscaras con resonador del teatro griego, no el del parque Sarmiento, sino el de Atenas (tampoco referida al club), varias cuadras y milenios antes. Primero la máscara, luego la identidad presunta del yo, esa otra máscara que no nos podemos quitar, aunque ignoremos por siempre quiénes somos. Esa máscara que la vida nos talla, y que puede eternizarse en un gesto, en algún determinado gesto que llamamos rostro.
Aquí las caras no se sustraen a la marcha colectiva, acuden todas, van una junta a la otra en una procesión silenciosa por una dimensión paralela, esta superficie a mitad de un mapa donde cada mes nos reunimos. Las caras se suceden, encarnan a un yo joven que viajó por nosotros a los Estados Unidos, van en busca de un astro eclipsado del cuarteto, conversan con una fotógrafa del otro lado de la cámara. Y se entrevista a un teatrista y productor que narra su vida detrás de la escena, a una artista visual de la migración y a un artista escénico de la itinerancia. Se evoca a un bandido/héroe norteamericano; a un poeta/policía cordobés a cargo de la cárcel; a un atleta/desaparecido tucumano que aún inspira carreras. Hay rostros de autoras y de autores. Una autora señala la importancia de terciar ante la binariedad de género en la danza, un autor encuentra ciertas rimas entre el rock cordobés y el mexicano y uno más gira en torno a las propiedades de la hoja de coca, incluidas las simbólicas. Otra autora cuenta la historia de una pérdida y de una búsqueda imposible, y una artista visual reconstruye femicidios en miniatura, como altares. Se recorren los laberintos del pensamiento crítico, hay advertencias sobre el optimista desembarco del tecnofeudalismo. Se brega por ropas diferentes para identidades propias, se infunde el regreso a la lectura de una gran novela, se encierra en cuadritos motivos para sonreírle al mal tiempo.
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