Discriminación y violencia en el contrafestejo
"Vos india sucia,
te voy a hacer chupar la pinchila /
Ya vienen esos indios de mierda /
Vayan a laburar, vagos /
Vayan a estudiar".
Esto dijo el "escritor" Marcelo Ariel González, en la Feria del Libro de Córdoba, agrediendo a la comunidad comechingona del Pueblo de La Toma y en especial a la curaca (cacica) Audelina Saavedra. Así consta en la denuncia ante el INADI que asentaron la propia Audelina y el sacerdote Horacio Saravia, párroco de San Jerónimo, en barrio Alberdi.
Ese día, como todos los 11 de octubre, la comunidad comechingona de El Pueblo de La Toma, junto con el Instituto de Culturas Aborígenes (ICA) y ciudadanos en general se congregaron en el monumento "Himno al Sol", también conocido como "Monumento al Indio", en la plaza Agustín Tosco. Desde allí caminaron como "contrafestejo" hasta la Plaza de la Intendencia, para recordar "el último día de libertad". Todo muy pacífico y hasta alegre, sin problemas con nadie.
Pero al llegar a la Plaza de la Intendencia, donde se realiza la Feria del Libro, salió de una carpa Marcelo Ariel González, fuera de sí, gritando e insultando. Esa tarde, González presentaba su libro No lo leas, de la Editorial Yammal Contenidos.
Sin embargo, había muchas otras actividades, presentaciones y conferencias y la marcha de los pueblos originarios no afectó en nada a ninguna de ellas.
Cuando González gritó: "Vayan a laburar, vagos. Vayan a estudiar", dio un paso al frente Audelina y respondió: "Soy Audelina Saavedra, curaca del pueblo de La Toma y docente de nivel inicial".
Fue ahí cuando González respondió: "Vos india sucia, te voy a hacer chupar la pinchila".
Llama la atención de un supuesto escritor, a quien la organización le da un lugar en una Feria del Libro que tiene por lema "Ciudadanía y democracia".
Finalmente, la Policía tuvo que intervenir y obligarlo a retirarse.
Cuando se iba, Marcelo Ariel González gritaba: "Viva las ideas de la libertad, carajo".
Una verdadera vergüenza para un espacio cultural que deberíamos cuidar mucho más.
Repudiar estos hechos y darlos a conocer es una obligación.
Por eso relato lo que sucedió, como consta en la denuncia ante el INADI.
Mariano Saravia
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