Desdichas/Cómo que qué Daniel

Una historia de indigentes, un poeta y el patrono de la ciudad

Omar Hefling

Ilustración: artista Selene Cráteres
Ilustración: artista Selene Cráteres

1.

El investigador de mitologías me cruzó con decisión como un central férreo que va dispuesto a voltear al delantero para impedir de cualquier modo que pise el área.

Sobre qué cosas cree Ud, Ud que se la cuenta de ilustrado para engañar a la muchachada iletrada, sobre qué cuestiones escribiría hoy Daniel...

Perdón qué Daniel?

Cómo que qué Daniel, Salzano señor. Sabe mi amigo los escritores escriben sobre tres o cuatro temas y pare de contar, se la estoy haciendo fácil. Dígame no piensa hacer nada para impedir que la estatua ahora bajo un árbol siga siendo cagada una y mil veces por las palomas. Lo tiraron a la plaza, por lo menos lo hubiesen inclinado para que la mirada de Daniel se cruce con la del Libertador y no como ahora que mira hacia la esquina de los pobres jubilados.

2.

El mitólogo siguió aleccionando hasta que se lo tragó la puerta de los cajeros automáticos del Banco Nación. Antes Daniel se alzaba en puntas de pies sobre su asombro para ver las habilidades del mozo del ahora ausente Sorocabana y así detectar el secreto de ese señor que preparaba los licuados de banana con leche más ricos del mundo y cuando todos sus compañeros extraían un vaso de la licuadora, este mozo sacaba un vaso y medio. Y el secreto estaba en el tiempo y el número de revoluciones de la licuadora, en los decimales en los que el botón detenía su marcha. En esa esquina donde su estatua hasta hace poco miraba como miraba el poeta desde la vereda del bar hacia la esquina de San Jerónimo y Buenos Aires esperando que pasaran manifestando los ruidosos muchachos del Suoem.

Seguro que por estos días te estarás preguntando lo mismo que se preguntaba el abogado Edgar Lee Master, "si un hombre pudiera morder la mano gigante que le atrapa y le destruye" cuando ahora se acurrucan a tus pies los desdichados.

Dice Salzano de los niños:

Algunos niños de esta ciudad
descienden directamente de ese cuento de Kipling
en el que todos los animalitos –para escapar de las cabras– huyen a lo alto de la montaña.
Y a su vez las cabras
escapan de los tigres
como si en Córdoba sólo pudieran vivir
aquellos
de los que nadie quiere escapar.
Algunos niños de esta ciudad
apoyan el filo de la cadera contra la puerta trasera de los taxis
presionan la cerradura con la yema del dedo gordo
y depositan a los clientes
en el cordón de la vereda.
Si Superman les perforara el bolsillo con su visión de rayos X
vería un billete de dos pesos
cinco monedas de uno
y un temprano temor por la derrota.
Algunos niños de esta ciudad
permanecen sujetos al mundo
nada más que por el asta de la pelvis.
Algunos niños de esta ciudad
son elementalmente desgraciados
basta verlos caminar
perdidos
entrando y saliendo de los profundos hoyos de la Luna.
Algunos niños de esta ciudad
se comportan como si alguien les hubiera quitado la foto del padre
la madre
los amigos
y las hubiera arrojado al horno de la panadería Independencia.
Pudiendo elegir entre dos o tres marcas diferentes
algunos niños de esta ciudad
prefieren las cajas de cartón de los Marlboro
porque son impermeables y acolchadas
las cajas de cartón de los Marlboro son buenas para cubrirse en los zaguanes
pero no sirven para fabricar avioncitos
porque se estrellan contra el suelo.
Algunos niños de esta ciudad
permanecen en lo alto de la montaña
junto a los demás animalitos
huyendo de las cabras
los tigres
y la perrera.
Algunos niños de esta ciudad
se darían por satisfechos
con sólo dar una vuelta
subidos al estribo de los recolectores de basura
con el cuerpito
henchido por el viento.
La última línea de esta crónica
es la misma de todos los años:
algunos niños de esta ciudad
se acuestan niños al anochecer
se levantan hombres al amanecer y nunca más volvemos a verlos.

3.

El Caballo me agarra con las manos en la masa, sacando unos pesos del cajero y me reclama un naranja. Qué extrañás Caballo que te veo tan triste: Extraño la vida esa… y da media vuelta para seguir mendigando en la mañana, a la mañana y a las monjas de clausura del convento de la calle Independencia, intuye que las monjas le espían su trote de caballo y a las monjitas les gustan los caballos sueñan desnudas que las llevo. Extraño la vida esa… Acá las cosas lindas suceden en la madrugada, me dice el Caballo cuando llega a conversar con Daniel un ex maquinista del ferrocarril argentino que arrima una silla y se acerca y te murmura una hermosa historia que seguro te hace feliz que dice que escribió él cuando se convirtió en prófugo de la justicia luego de robar una locomotora: Cuando lleves una aceituna a tu boca / Deberías recordar que el apóstol San Lucas fue colgado de un olivo por unos idólatras de Jesús/ Aparta de mi ese cáliz / Si un día se te ocurre no mostrar tus poemas/ O simplemente quemarlos/ Recuerda a Virgilio y su exigencia/ Que trabajó en la Eneida/ Durante once años Y dijo cerca de su muerte/ Que no estaba terminada y debería Ser quemada.

4.

Lo mismo que el Caballo el Spiker me dice que a la madrugada empieza el candombe dice el señor de la radio que vive con su mujer en la calle Entre Ríos bajo la protección de los aleros de la primera cuadra de la calle, cuenta el Spiker y dice que trabajó en una radio en Calera. Y dice que conoce a mucha gente importante pero hoy por esas cosas de la vida, la vida esa, vive con su mujer en la calle. A la madrugada cuenta el Spiker llega a lo de Daniel, Piazzolín un muchacho que siempre viste de traje, pone un pie sobre la silla y abre un bandoneón imaginario y se retuerce sobre sí, entregando todo.

Sospecho que el Spiker tiene vínculos con el mitólogo. Dice que él lo conoció a Daniel y le duele mucho verlo ahí bajo la intemperie pobrecito dice. El spiker al igual que el mitólogo me dijeron casi lo mismo y los dos me insistieron y manifestaron gran admiración por el Patrono de la Ciudad. Flor de Santo tenemos como Patrono!, ahí a la recova lo tenemos que llevar a Daniel, a la recova de la esquina de 27 de abril e Independencia.

5.

El spiker me sigue hablando mientras camino hacia el monasterio de la orden de las Carmelitas Descalzas hacia la esquina de Independencia y 27 de Abril, a la recova del Patrono de la ciudad. En ese diseño original del perímetro de la manzana el Patrono se entrona la única recova que ha sobrevivido a las inclemencias de los negocios. Dentro de este monasterio sigue viva como desde hace 400 años, una comunidad contemplativa de monjas que hace suyo los gozos y las esperanzas, las angustias y las tristezas del hombre de nuestro tiempo a través de sus oraciones ante Dios por cada uno de nosotros. En el ingreso al museo de Arte Religioso Juan de Tejeda allí mismo se encuentra la escultura del Patrono.

Dice el Spiker, Daniel nos protege de los Señores de la Indigencia, de quienes nos han olvidado. Habría que sacarlo a Daniel del cielo de las palomas y llevarlo junto al patrono, esos dos espíritus se llevarán más que bien afirma el Spiker.

6.

El Mitólogo merodea, nos vigila, no interviene. El Spiker es devoto de San Jerónimo y dice: Tenemos un Patrono de lujo me dice y el pueblo lo conoce porque un premio hípico lleva su nombre y se corre el día de la ciudad, una verdadera vergüenza. El Spiker se apasiona y se detiene frente a la imagen en la recova del museo de arte religioso. Una talla de madera policromada y tela encolada de fines del siglo XVIII atribuida al escultor filipino Esteban Sampzon con intervenciones posteriores del retablista y altarero Antonio Font.

En las fiestas patronales dice el Spiker la imagen era sacada en procesión cada 30 de septiembre para celebrar el día del santo. Los seminaristas del Seminario de Loreto eran los encargados de llevarlos sobre sus hombros mientras el pueblo acompañaba con cantos y oraciones.

Se emociona el Spiker y me revela que las representaciones artísticas más populares suelen mostrarlo al santo penitente en el entorno rocoso de la cueva del desierto de Calcis en donde llevó por algunos años vida de ermitaño. A menudo se lo representa sosteniendo una piedra en sus manos en gesto penitencial; una calavera evoca el recuerdo constante de la muerte y la fugacidad de la vida; un crucifijo que mira fijamente; un alegoría al desierto, la soledad y también como símbolo de la valentía y carácter fuerte de Jerónimo; la pluma y las Sagradas Escrituras atributos que lo muestran como un hombre de fe, lingüista y políglota aludiendo a su importante traducción de la Biblia al latín conocido como la vulgata (para el pueblo o vulgo) que fue la versión oficial de la Iglesia católica durante quince siglos. Se da cuenta de lo que estoy diciendo me inquiere el Spiker. Pero le digo más, y a esto muy pocos lo saben dice indignado. ¡Tenemos un Patrono de lujo, tenemos! Es considerado patrono de los biblistas, los traductores, los bibliotecarios y los intelectuales. Usted ha visto acá a algún intelectual al menos ofrendando sus respetos? En 1573, Jerónimo Luis de Cabrera, lo eligió como santo protector de la ciudad de Córdoba.

7.

De reojo observo que el mitólogo sigue la vigilancia pero ya con la tranquilidad de que el mensaje le está llegando al cronista. En tanto el Spiker me indica el camino, Juanita duerme frente al Convento de Clausura bajo una protección de una casa que parece abandonada. Si no duerme, pelea y discute con sus fantasmas todo el santo día. La Carla, la Carlita se pasa el día a espaldas de Daniel, ella le dice el profeta Daniel, es muy joven y bonita, parece la hija de un gerente del Banco de Córdoba. En la esquina del banco, Buenos Aires y San Jerónimo vive con dos perros, uno blanco y el otro negro, ella también habla sola con buenos modales y gráciles movimientos. Parece la dueña del banco pero vive afuera, vive en la calle.

El Jesús, el caminante de las sandalias rotas, recorre la ciudad de un extremo a otro todo el día camina, ahora descansa durmiendo sobre el suelo. No tiene nada.

El Cara e´ Susto vende retratos de vírgenes y santas. Es grandote el Cara e´ Susto parece un rugbier, para conmoverte te cuenta que vive con sus cuatro hijos en la plaza San Martín y yo bien que le creo, él también repara en la ubicación de la estatua en la plaza San Martín, por lo menos lo hubieran puesto al Daniel mirando al libertador, para que le diga "cuídeme la luna general" dice.

Algunos noches pasadas volví a ver al ex boxeador que conocí en el antiguo club IME sentado frente a Daniel moviendo los labios como cuando peleaba algún argentino por el título del mundo, a la hora de los himnos nos parábamos todos alrededor de las mesas y los vinos a entonar las estrofas del himno nacional y cómo no lo sabía movía los labios como hacía al principio en la selección Lionel Messi.

Allá por el noroeste de la ciudad por la costanera del río Juancito en su silla de ruedas se hace arrastrar por un enorme perro negro, lleva un arnés el perro negro, de ahí surge la soga a la que se agarra Juancito para sentir el viento en la cara, el negro salta corre y ladra, parece feliz de llevar a pasear a su amigo y Juancito celebra, bien Luci! Bien ¡ Por qué Luci Juancito le pregunto si es un enorme perrazo negro, por Lucifer me responde. Me confiesa Juancito que él se sabe de memoria unos cuántos poemas del Daniel bien de memoria, se sabe dice: A veces/en la Plaza España/ saco una moneda la tiro para arriba/ y digo si sale cara voy a ser feliz/ pero la moneda no cae/ borda el aire/ rebota/ se atasca/ se bifurca/ y después corre/ a lo largo de Chacabuco/Ustedes saben cómo es esa bajada/ La felicidad es un racimo de palabrasy después se acaba/ recita Juancito con sarcasmo, con el Luci nos tiramos por Chacabuco buscando la moneda que se le escapó al señor Salzano.

En esta ciudad hasta el día de hoy todos buscamos la moneda que arrojó en la plaza España Daniel Salzano y se escapó hacia el río por Chacabuco.


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