Carlos Bergesio
Camino al Cantar
Jackie Bini
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Desde hace más de cinco décadas, Carlos Silvio Bergesio es un trabajador fundamental de la música popular argentina. Creador de un grupo vocal emblemático como lo fue Cantoral, autor y compositor de obras destacadas de nuestro cancionero, arreglador de intérpretes trascendentales, director de la histórica revista de divulgación Entre Todos Folklore y activo miembro de Sadaic. El Negro Bergesio es de esos personajes que si no existieran, tendrían que inventarse. Multifacético, amigo de sus amigos, generoso, de un gusto musical exquisito, amante del buen vivir y con una mochila rebosante de anécdotas, este sanfrancisqueño ilustre hace una pausa en su agenda y nos convida a descubrir retazos de tanto camino andado.
¿Cómo llegó la música a tu vida y cuál fue el recorrido inicial?
Yo vengo de una familia de músicos. Mi madre era profesora de piano, pero también era maestra en el colegio, que fue a lo que se dedicó siempre. Mi abuelo, músico violinista, muy amigo de Carlos Gardel. Gardel, cuando anduvo por San Francisco, estuvo con mi abuelo. Mi abuelo sacó unas fotos maravillosas con él. O sea que la música me acunaba desde chico. Mi mamá cantaba y tocaba la guitarra y el piano, y con eso aprendí los primeros acordes, los primeros acompañamientos, las primeras canciones. En realidad, mis maestros después, como para todos, fueron Los Chachaleros y Gardel. ¿Cuándo me di cuenta de qué es lo que quería hacer? No sé si me di cuenta. La vida me fue llevando, porque yo estudié en el secundario, después me fui a estudiar Ciencias Económicas. Por supuesto, nunca dejé de cantar ni en el primario, ni en el secundario, ni en la universidad. Pero bueno, ya a los 14 años yo armonizaba mi primer grupo folclórico que se llamaba Las Voces del Este, en San Francisco, mi ciudad natal. Y, por supuesto, cantábamos en radio. Incluso supimos ir a un programa que tenía Alegre en Radio Nacional. Y nos escuchó Hedgar Di Fulvio, le encantó cómo hacíamos Zambita para mi ausencia. Siempre el grupo sonaba muy bien, pero no era una proyección profesional. Yo estaba en el secundario, así que tenía que estudiar. Era la época en que los hijos obedecíamos a los padres y no hacíamos lo que queríamos, sino lo que más o menos nos ordenaban. Y con ese conjunto cantábamos por toda la zona. Nos fue muy bien. Pero bueno, no tenía un objetivo profesional y los muchachos se fueron yendo. Uno cantó en una orquesta de la zona, el otro se hizo bancario y se fue. Incluso ya después en Córdoba yo canté en una época con Los Juglares, con el Chiquito Catramboni. Se integraba así, ocasionalmente. Y bueno, ahí más o menos ya empezó a tomar un poco de jerarquía mi inclusión en la música. Siempre estaba cerca de la música y cantando. Incluso cuando hice la carrera de Técnico de Saneamiento Ambiental en Córdoba, cantaba en las peñas, incluso cantaba en el programa de radio de Luis Pérez Pruneda, quien me invitaba siempre a sus espectáculos porque le gustaba mucho lo que yo hacía. Así que, bueno, mi vida transcurrió siempre con la música al lado, aunque no llegaba a ser profesional. Siempre era como un hobby, como el placer mío de cantar. En San Francisco también había lugares donde nos juntábamos a cantar, cuando ya vivía y trabajaba allá de nuevo . De ahí surgió un día Cantoral. Y Cantoral me dio la mano para el primer paso a la escalera de la música profesional. Logré con Cantoral un sonido, arreglos, voces. Conseguí un conjunto, por suerte, con mucha personalidad. Mis arreglos fueron muy queridos por los grupos en general. Incluso los grupos folclóricos me respetaron como arreglador. Hablo del Chango Farías Gómez, el Chany Inchausti, Miguel Ángel Reyes de Los Nocheros de Anta. En fin, todos mis colegas me felicitaron por los arreglos. Que el Chango te felicite por eso es bastante fuerte.
Contános un poco más de esa etapa con el grupo vocal y tu estancia en Córdoba.
Mi llegada a Córdoba fue más o menos a los 20, 22, 23 años, cuando fui a estudiar. Mi llegada más definitiva, digamos, donde me relacioné mejor con la gente de Córdoba, porque Ciencias económicas estudié en Santa Fe y allá sí tenía muchas relaciones con las cuales cantaba, entre ellos el querido Miguel Ángel Morelli. Yo integré un conjunto muy importante en Santa Fe que se llamaba Los 4 del Río, que sonaba bárbaro. Y también, en un momento dado, me buscaron Los Arribeños para cantar y el conjunto después se fue a vivir a España. Y bueno, después esas cantadas en Córdoba, ya te conté que iba a hacer notas con Pérez Pruneda, cantaba en el Socavón, con Carlitos Tamames. Con Fernández, que tenía una peña cerrada, era una peña exclusiva, digamos. Si no te conocían no te dejaban entrar. Bueno, ahí conocí al Rata Barrionuevo, a Alberto Sbezzi, con el cual fuimos muy amigos. Y Cantoral, ya cuando me vuelvo a San Francisco para trabajar en Saneamiento Ambiental y también en el Banco de Córdoba, nace a raíz de un concurso de malambo que había creo que en Laborde. Uno de mis compañeros del banco, el Negro Carballo, profesor de danzas, me dice ¿Por qué no armás un conjunto, un cuarteto, algo para el concurso y vamos con una embajada? Vos cantás solo, va el cuarteto y vamos nosotros con malambo y danza. Y surgió esa idea. Y ahí es donde busqué a los que yo conocía que cantaban lindo en San Francisco, cuando nos juntábamos en las peñas, y convoqué a Pancho (Francisco) Montiel, a Federico Scocco, al Negro (Roberto) Barrado y al Diego Barreiro. En principio ellos cantaban, los armonicé a los cuatro, fuimos ese conjunto con los cuatro, yo cantaba solo, y cuando volvemos de ese festival, que por supuesto no lo ganamos, lo ganó un conjunto más festivalero que nosotros (sonríe), los changos me dicen: che, ¿por qué no te sumás? Esto está sonando lindo, ¿por qué no hacemos un quinteto? Y ahí es donde ya me integro a cantar en el conjunto y empecé a hacer los arreglos y bueno, a sonar y cantar. Y nos fuimos al Festival del Paso del Salado en Santo Tomé con ese grupo y ganamos el festival ese año, en 1973, que nos permitió acceder al Festival Mayor del Folklore en Cosquín, ya que ese era el premio. Y entonces bueno, cantamos en el festival. Ya cantábamos con Cantoral en ese momento también en Córdoba. Íbamos y cantábamos mucho en la peña de Chito Zeballos. Chito sería nuestro verdadero padrino, porque nos apoyó siempre en el tema de cantar lo que hacíamos, hicimos una amistad maravillosa con él. Bueno y después ya nos contrataban de la universidad, de Arquitectura. Era una época dura en la vida acá, porque la triple A estaba funcionando, todavía no se había producido el golpe, pero había problemas. A partir del 69, del movimiento que se hizo en Córdoba, con Tosco, había un movimiento de lucha, de liberación, y nosotros estábamos dentro de esa línea. Por esa época, a (César) Isella ya los conocíamos y nos conocía también un poco, porque él estaba casado en ese momento con una chica de San Francisco, así que más o menos había un trato. Pero cuando nos escucha en Cosquín y en la peña de Chito Zeballos, nos invita a grabar con él el primer tema que grabamos ya casi a nivel profesional, que fue Cantor de oficio, haciéndole un coro. Pero de ahí ya salió el primer disco que grabamos nosotros, que fue donde estaba Zamba para olvidarte. Nosotros fuimos los primeros en grabar esa zamba, varios meses antes que Daniel Toro. Y bueno, ahí ya empezó la parte profesional, porque nos vinimos a vivir a Buenos Aires y fue muy bien recibido el grupo en todos los ambientes. La primera actuación como grupo fue en el Teatro Coliseo, junto a Nicomedes Santa Cruz y César Isella. Ahí nos hacemos muy amigos de Armando Tejada Gómez, de Hamlet Lima Quintana, con los cuales hacíamos espectáculos de poemas y canciones juntos. Con Hamlet hicimos mucho tiempo un espectáculo que se llamaba Del amor, los pájaros y la gente, y con eso cantábamos en Rosario, acá en Buenos Aires, en muchos lugares. Hace bastante tiempo ya, así que no me acuerdo todo, pero fueron días muy importantes. Y ya estamos hablando del golpe de Estado, nos costaba más trabajar porque nosotros estábamos entre los prohibidos. Así que esa es la etapa del grupo, el comienzo del Grupo Vocal Cantoral.
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
En paralelo ya hacías algunas cosas como solista o arreglador, ¿te seguías formando también?
Realmente como arreglador, en serio, empiezo con Cantoral. Como solista hacía cosas, bueno, mientras estudiaba en Córdoba o en Santa Fe, hacía cosas solistas. Incluso, cuando hice el servicio militar, hicimos una embajada en el Liceo Militar General Belgrano, donde habíamos hecho un cuarteto muy lindo, donde cantábamos con un concertista de guitarra y dos amigos más. Y hacíamos giras por toda la provincia de Santa Fe, íbamos a cantar a los hospitales, a los sanatorios, a donde estaban los tuberculosos, a las cárceles, a los pueblos, a las escuelas. Eso fue en el año 64, cuando estábamos haciendo el servicio militar. Ahí sí fue donde empiezo con mis arreglos, con mis ideas y formé el grupo. Del grupo original de San Francisco se fueron Barrado y Barreiro, y entraron Eduardo Garrera y (Humberto) Roby Rojo, que ese fue el grupo ya definitivo, con el cual grabamos casi todos los discos. Y en algún momento, ¿sabés qué?, estuvo también en un principio Chiquito Catramboni, que después lo llamaron Los Trova y él se fue a cantar con Los Trovadores. Y ahí es donde entra el Roby Rojo. Lo mío en principio fue intuitivo, porque yo no sabía música, yo escuchaba los grupos vocales, no solamente los grupos vocales nacionales, como Los Andariegos, Los Huanca Huá, Los Nocheros de Anta. Ellos ya estaban, eran grupos fuertes. De ellos escuchaba cosas e iba aprendiendo, pero a mí me subyugaron los grupos vocales de los negros en Estados Unidos o los Swingle Singers, y de ellos aprendí mucho de armonía. Y los arreglos yo los imaginaba, cuando hay un solista, lo imaginaba como los arreglos que le hacía, por ejemplo, Don Costa a Frank Sinatra. Sinatra cantaba y atrás había una orquesta que sonaba muy bien, por supuesto. Y yo de esa orquesta imaginaba los arreglos. O sea, yo me imaginaba un solista con arreglos de esa índole, y así fue como hice los arreglos para Cantoral. Imaginándome la orquesta que acompaña a los solistas. Te doy el ejemplo de Frank Sinatra porque es uno de los que admiro como cantante y, como arreglador, Don Costa, y todos los que tuvo. Y me gustaban mucho los arreglos de las orquestas, yo le prestaba mucha atención a eso. Así que eso me formó como arreglador. Después viene la parte con Teresa Parodi. Ahí ya tuve que empezar a estudiar armonía, aunque con Cantoral, digamos, la armonía yo la tenía en mi cabeza. Yo sabía cómo quería que sonara y tuve la suerte de que los chicos hacían lo que yo les pedía y sonaba. Con Teresa Parodi yo ya tuve que empezar a estudiar. ¿Por qué? Porque a veces había que llamara a músicos para que acompañaran los arreglos de Teresa, y a los músicos en general, salvo algunos, hay que escribirle el arreglo, porque si no, por ejemplo, un violinista no te toca un cifrado. No, el violinista toca las notas que le escribís, en general, y todo es así. Entonces tuve que aprender música, primero para entrar en Sadaic, y segundo para hacer los arreglos. ¿Y maestros, cuáles? Virgilio Expósito, ese fue mi maestro que me enseñó un montón de cosas, y el otro Juan Carlos Cuacci, que es otro arreglador impresionante, más o menos un contemporáneo mío. Juan Carlos Cuacci le hacía los arreglos a Opus 4, por ejemplo. Fue arreglador de Susana Rinaldi. Y ahí es donde tuve que estudiar y empecé, y ya mi cabeza se abrió un poquito más. Pero yo mantuve siempre la línea que me surgió con Cantoral, por ahí algunas cosas mejoré después, pero la idea de cómo tenía que sonar el grupo yo ya la tenía en la cabeza y me salió así, por suerte me salió así. Y estando en el Festival de Ypacaraí en Paraguay, fuimos con Cantoral y ganamos el Festival y estaba Teresa Parodi cantando también. Y le gustó el arreglo que yo había hecho de Apuráte José, yo ya había hecho el arreglo con Cantoral y sonaba muy lindo, y me pidió que le hiciera los arreglos a ella. Y ahí es como nace la amistad, y además empecé a hacer el arreglo a los músicos que la acompañaban a ella. Incluso después, en los discos posteriores hay arreglos, la mayoría míos, y algunos compartidos con Roberto Romero, un gran músico correntino. Y de ahí con Teresa surgió una amistad muy grande que aún perdura, compusimos un montón de canciones muy lindas, y bueno, con Teresa seguimos haciendo cosas, ahora hace bastante que no le doy letras, músicas, pero seguimos en contacto. Mientras tanto, nosotros seguimos con nuestro derrotero de Cantoral, que nos fue muy bien, pusimos una peña en Carlos Paz que fue un éxito durante 12 años, a sala llena. La peña fue un invento, porque como nosotros estábamos prohibidos, en los festivales no nos llamaban, y siempre nos preguntaban qué íbamos a cantar, o sea que era un tema raro, porque como estábamos prohibidos, sabían lo que íbamos a cantar, y entonces era un lío. Siempre nos salvaba Zamba para olvidarte, porque esa zamba no tenía nada que ver, pero era la de Daniel Toro, que también estaba prohibido. Ahí tuvimos muchos años con un éxito muy grande en la peña nuestra, que se llamaba La peña de Cantoral. Fue una época muy, muy linda, y bueno, ya después me separo del grupo y quiero seguir con mi carrera, que era otra. En la peña cantaba tangos y me iba muy bien, y me surgió la idea de cantar tangos, porque me hice un análisis ahí, una crítica o no sé cómo llamarle, que mi voz para ser folklorista popular no era, era más bien para cosas íntimas, por el repertorio que elegía, por lo que componía, por mi manera de cantar, y me volqué al tango. Pero bueno, antes hubo varios discos, dos discos de folklore, un disco de música romántica, y después vino el tango.
Tu obra como autor y compositor es amplia y exitosa. ¿Podrías contarnos sobre algunos de tus temas y/o intérpretes que los cantaron?
Durante todos esos años de Cantoral, el juntarme con Hamlet Lima Quintana, con Armando Tejada Gómez, me dio la oportunidad de componer con ellos. El primero que me dio la posibilidad de hacerlo fue Hamlet. Hamlet era un tipo maravilloso, era como un padre para todos, un tipo de corazón abierto, era una genialidad Hamlet, un tipo de una bonhomía increíble, y siempre dispuesto a darle la mano a la gente, y a nosotros, a mí que era un emergente, un intrépido autor, me dio la oportunidad de componer con él, y bueno, hicimos algunas canciones muy lindas, como Los hijos y los pájaros, por ejemplo, y después con Armando, hicimos varias canciones también, entre ellas la Zamba de los boliches. Esto ya me permitió a mí entrar en el mundo de la composición con los número 1, aunque mis temas no son muy populares, son reconocidos también. Un día, Pablo Raúl Trullenque me dice, che, ¿tú no quieres componer conmigo? Y yo digo, ¿Cómo no voy a querer con vos? Pablo, si sos un genio. Bueno, me dice, entonces dame una música, y ahí le di una música y compusimos el primer tema, que se llama Zamba del corazón, después compusimos un par de temas más, como Romance para una ausencia. Compuse también con Antonio Tarragó Ros varios temas muy lindos, La paz del río, por ejemplo, entre otros. Compuse con Víctor Abel Giménez, con Marcelo Berbel, con el Negro (Argentino) Luna, con César Isella también. Y la frutilla del postre, compuse un tema - "Pensamiento" - con Roberto Cantoral, el autor de La Barca y El Reloj. O sea, esa fue de las cosas grandes que me sucedieron, porque componer con semejante monstruo internacional un tema es para mí un orgullo. Con Ica Novo también compuse temas. Qué sé yo, tengo un montón de temas, son más de 100, y con variados autores: Mario Cabrera, Héctor Esteban País, Roberto Ternán, Juan Carlos Carabajal, Roberto Margarido, Julio Fontana, José Ríos, con todos los amigos. Bueno, algunos con mayor suerte que otros. Y ahí, bueno, fue mi entrada, mi reconocimiento también como autor. Me grabaron temas Los Chalchaleros, Los Tucu Tucu, por supuesto Teresa y Antonio me grabaron temas, el Negro Luna también, Cantoral por supuesto, y bueno, después gente de Córdoba. La chacarera Alma de Pueblo, con Ica Novo, la grabó Suna Rocha. Me cantó Yamila Cafrune, Los Sacha, un grupo de Córdoba, en fin, me grabó un montón de gente.

Como difusor creaste un proyecto editorial exitoso en los 90, la revista Entre Todos folklore, referente gráfica en el país. ¿Cómo se te ocurrió embarcarte en esta propuesta?
Cuando creo la revista Entre Todos Folklore, se debe a que saco mi primer disco, en ese momento era de vinilo, editado por Che Discos, y me encuentro con que no tenía prensa escrita dónde comentarlo. ¿Cómo hacíamos los folkloristas para que la gente supiera, el país supiera, que habíamos hecho un disco?, y de ahí me surge la idea de hacer la revista, porque yo había estado como director anteriormente de otra revista que era la biografía de los artistas de folklore, que se llamaba Los Grandes del Folklore. Bueno, la historia es así. Me encuentro con que no tengo cómo difundirla, la gran prensa muy poca bolilla te da, costaba mucho, además era una sola nota que se perdía en el espacio, entonces ahí es como decido crear una revista que puedan difundir sus cosas a nivel nacional, a los músicos argentinos, especialmente de raíz folclórica. Y así nació la revista Entre Todos Folklore, como una necesidad mía, que era la necesidad de todos. Tuve realmente una revista con muchísimo éxito, era una revista de consulta en todas las radios, en todos lugares, realmente gente que la tenía sobre la mesa para hablar cosas, y bueno esto fue gracias a periodistas avezados, allí estabas vos, por supuesto, Marta Bruno, Stella Cirelli, Pérez Bugallo en la parte de investigaciones. Y colaboró mucha gente con la revista, como Héctor Negro en la parte de música ciudadana, y después tenía a los corresponsales del interior que me mandaban notas provinciales como Viggini, de Santa Fe, de Rafaela, en fin, tenía gente de todos lados que me mandaba noticias de su provincia. Las plasmaba en mi revista y así se iba enterando el país, de los programas de radio, de quiénes habían sacado discos, qué había pasado en el ámbito folclórico, y tuve la suerte de que en ese momento también hubo una explosión muy grande de música nacional, que fue la llegada a los escenarios de Cosquín, del Chaqueño Palavecino, Los Nocheros, Soledad, y bueno, toda esa gente que dio un empujón muy grande al folklore. Me apoyaban los representantes, la verdad que tuve un apoyo muy importante de la gente del folklore, pero bueno, llegó el 2001 y se pudrió todo acá en el país, y conmigo también, entonces no daba para más y tuve que dejar el proyecto ese, que era muy interesante, porque además yo lo sacaba con un disco donde contaba la historia del tema, o del autor, o del cantor. Era un trabajo, porque había que investigar todo y nada era invención, todo era una realidad, hablando con los autores, era un verdadero trabajo de investigación además, y esa parte de los discos tuvo muy buena recepción en general con el público. Me acuerdo la primera que salió con el disco fue con la tapa de Facundo Toro, me cansé de vender esa revista, pero después con el tiempo la economía se fue yendo para atrás, no tenía una muy buena exposición de la revista en los kioscos, porque los kioscos preferían que se vean las revistas masivas y no la mía. Y el país que se fue al diablo en el 2001, así que ahí ya tuve que cerrar y no sabía qué hacer, y ahí es como que recomienzo mi carrera de cantor. Porque antes cuando hice la revista no cantaba, y no cantaba, ¿por qué?. No me saqué ni una nota mía en la tapa, ni nada, no me hacía publicidad, me hacía una pequeña publicidad a veces con el dúo que hacía con Claudia Leder, pero la revista no era para hacerme difusión yo, sino para apoyar al género y a todos los autores y compositores y músicos de todo el país. No cantaba porque si yo criticaba a los que cantaban en mis comentarios, me iba a sentir mal que yo criticaba y ¿Quién me criticaba a mí de cómo cantaba? Y además me llevaba mucho tiempo la revista, porque hubo momentos en que la imprimía, la corregía, la escribía, hacía de todo, buscar los avisos y cobrarlos, y en fin, era un laburo realmente bastante importante, me llevaba muchas horas de mi vida.
¿Y ahí relanzas a pleno tu carrera solista?
Cuando se cierra la revista empiezo a cantar de nuevo, porque un amigo me dice: che, por qué no te venís a mi casa, vamos a comer un asado, voy, y me dice, te voy a preparar un show. Bárbaro, y entonces se me ocurre, le digo, ya que me invitas, por qué no me haces un contrato, y así salvo los gastos, y ahí empecé a cantar otra vez cobrando, porque no lo hacía antes. Pasaron varios años, pero la cosa estaba dura, más o menos trabajaba, trabajaba bien en Córdoba, en Santa Fe, en San Francisco, acá en Buenos Aires, inventaba lugares, que la gente iba porque de Cantoral me habían quedado muchos amigos a lo largo del país, entonces la gente me iba a escuchar y me apoyaba. Y en un momento cambio el rumbo, después del disco Romántico, empiezo a grabar tangos, y allí me fui un año a Cerdeña, estuve en el Festival Internacional de Folklore de Cerdeña, que por supuesto me fue excelente. Cuando regreso, paro en Roma, y una amiga me lleva a cantar a una milonga, y me fue muy bien, el que manejaba esa milonga me dice, ¿pero por qué no estás acá cantando? Le digo, mirá, voy a venir el año que viene y empezamos por acá. Y fui al año siguiente, y tuve la suerte de que empezamos, y allá pareciera que no son muy egoístas los de las milongas, o la gente que organiza los bailes, me fueron dando datos, a llamarle de parte de ellos, fui llamando, llamando, llamando, y al final me trabajé todo. Durante dos meses trabajé, hice como veinte y pico recitales en Italia, y de ahí en más, durante siete años, previo a la pandemia, estuve trabajando allá. Me iba a cantar dos meses, dos meses y pico, y me recorría toda Italia cantando tangos, porque allá el tango anda muy bien, el tango fue mi salvación, digamos. Después ya cambió todo mi proyecto, con la pandemia se cambió mucho, y yo por suerte ya estaba integrando una comisión de Sadaic, me habían convocado de la lista naranja, la cual integraba con Yunes Castillo, con el Beto Paz Martínez, Víctor Hugo Godoy, Fontana, toda gente amiga. Me invitan a participar, ganamos, y entonces ya me quedé trabajando para Sadaic en distintos lugares, y aún hoy sigo trabajando, que es lo que me permite por ahí no cantar tanto a esta altura del campeonato. Pero ya empecé a retomar de nuevo Italia, fui en el 2024, y ya hice un par de recitales, y quedaron varios recitales pendientes para este 2025, que pienso retornar en el verano de allá, porque me voy en el verano. Odio el invierno, entonces cuando es invierno acá, yo me voy a Italia. Además he hecho muchos amigos allá, canto en dos orquestas, en una que se llama Lo que vendrá, la orquesta de italianos, y canto en otra que se llama Cuartetango. y aparte voy solo con pistas, y canto en las milongas, y la gente baila, y le gusta cómo lo hago, así que trabajo -por suerte- en Italia no me falta, me conocen mucho ya por los años que he ido. En eso ando para este 2025, aparte de estar trabajando por supuesto en Sadaic, y atendiendo a los socios, solucionando problemas, un trabajo lindo con los compañeros autores.

Varios discos editados en tu etapa solista
Como cantor solista hice dos, tres discos de folklore, uno de romántico y dos de tango. Y lo último que hicimos con Carlos Molinero, que es otro autor con el cual compuse, hicimos un disco dedicado a los grandes del folklore, que fue un cariño para los amigos mayores de edad, el de dedicarles un tema. Así fue que le dediqué temas a Jaime Torres, Vitillo Ábalos, Carlos D Fulvio, Víctor Velázquez, Omar Moreno Palacio, Horacio Guaraní. Y lo fui compartiendo con distintos autores, como Facundo Saravia, un tema dedicado a Juan Carlos Saravia, por supuesto el Chalchalero, me acompañaron Las hermanas Vera en el tema dedicado a Ramona Galarza, por suerte muchos de ellos todavía estaban vivos cuando hice este disco y tuve la suerte de que los escucharan y se encantaran, se emocionaran e incluso lo difundan por radio, como lo hacía Jaime en su programa al tema que se llamaba Manos de Luz. También le dedicamos un tema a Luis Landriscina, y todo fue con gente del lugar. El de Vitillo con Los Carabajal, el de Di Fulvio con Los Cuatro de Córdoba, el de Landriscina con Falcón, el de Víctor Velázquez con Francisco Cuesta, así fue todo. Grabé con Enrique Llopis, con Mónica Abraham, toda gente de cada lugar a donde estaba dedicado el tema o el autor del tema, el cantante o el artista. Bueno, así que ese es el último disco que hice y ahora estoy grabando con el nuevo sistema, voy a empezar a grabar de a un tema y lo pondremos en internet.
También hice un espectáculo ahora con la gran cantante de tangos Roxana Fontán, que es una diosa como canta, y con el gran músico Daniel García, el formador de Tangoloco. Con él presentamos un espectáculo en Sadaic este fin de año, el Día del Tango precisamente, el 11 de diciembre, y es un espectáculo que pensamos continuar, porque ese es otro de los proyectos que están ahí, en espera de ver cómo lo realizamos.

Has recibido numerosos premios por tu labor, el más reciente como Prócer de la Cultura Federal.
Bueno, premios, por suerte, he recibido muchos, muchos y muy lindos. El de Prócer de la Cultura Federal en el Cabildo fue una cosa maravillosa. En muchos lados me han reconocido, me han dado diplomas. Pero creo que el más importante de todos para mí ahora fue el último que me entregaron a fines del 2023, que soy Ciudadano Ilustre de mi ciudad, de la ciudad de San Francisco. Ese premio ya realmente me llenó el alma y con eso ya me doy por hecho, porque tengo un montón de diplomas, tengo tres Cóndores, el Cóndor de oro, el Cóndor de fuego. Tengo premios importantes, reconocimientos importantes, por supuesto, pero el de San Francisco es la frutilla del postre, Ciudadano Ilustre de la ciudad de San Francisco, con un decreto de ley, no solamente así nomás, no te vayas a creer que es cualquier cosa esto. Y además, ¿sabes cuál es la otra cosa realmente? El mayor premio que tengo es la gente, es la gente que me saluda, que me quiere, que me apoya. Yo en Italia, por ejemplo, no paro en hoteles, paro en casas de familia, me invitan los amigos a venir, me están esperando ahora ya que vaya para pescar ahí donde paso mucho tiempo. Me están esperando, me preparan una pieza especial, con todas las atenciones, me llevan a todos lados. La verdad que en Argentina, por supuesto, también me pasa lo mismo. En Córdoba, mi casa es la de Facundo Toro. Yo voy a la de Facundo y me quedo a vivir ahí, y compartimos noches inolvidables, pese a que tengo a mi hermana en Córdoba, en San Francisco también. Es decir, cuando voy a Neuquén, en lo de Naldo Labrín. Tengo, por suerte, gente que me recibe con los brazos abiertos, y me mandan sus demostraciones de afecto de todos lados, y puedo caminar por la calle con la frente bien alta, sin que nadie me señale y me diga, vos me debes esto o tal cosa. Eso es mi mayor premio, la gente que me quiere, que me apoya, y vos sos una de ellas. Yo no di las cosas por esperar algo a cambio. Las di porque así debe ser. Las sigo dando. No sé, me gusta compartir la vida, la amistad, con gente linda. Ese es uno de los grandes premios que tengo, y a mi edad me doy por hecho.
Algunas obras de Carlos Bergesio: A puro bandoneón (con Teresa Parodi) – Alma de pueblo (con Ica Novo) – Ausencia (con Víctor Abel Giménez) – Canto a Nicaragua (con Armando Tejada Gómez) – Corazón de Harina (con Hamlet Lima Quintana) – De los buenos días (con Teresa Parodi) – El secreto – Isla negra (con Jorge Mlikota) – La mujer y la guitarra (con Marcelo Berbel) – Lo que pueden los indios (con Teresa Parodi) – Los hijos y los pájaros (con Hamlet Lima Quintana) – Milonga por madrugadas (con Pocha Barros de Farías Gómez) – Milonga sin ton ni son (con Julio Fontana) – Pensamiento (con Roberto Cantoral García) – Por si se te olvida (con Argentino Luna) – Romance para una ausencia (con Pablo Trullenque) – Segundo nacimiento (con Hamlet Lima Quintana) – Siglo amor (con Cesar Isella) – Triunfo de nosotros (con Armando Tejada Gómez) – Uno nunca entiende (con Argentino Luna) – Zamba de los Boliches (con Armando Tejada Gómez) – Zamba para mi pueblo (con Juan Carlos Carabajal), entre otras.
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