Bachi Freiría: “Soy un mozo de la guitarra”
Horacio Sosa
En 1991 yo llegaba a Las Varillas, en la provincia de Córdoba, por una quijoteada del Negro Moreno -un célebre varillense de inquietudes ligadas a lo artístico, a la producción de shows en aquel tiempo, y más aún, ayer y siempre, a preocupaciones filosófico/políticas- para tocar en el Cine Colón de esa ciudad del interior cordobés. Yo acababa de grabar en la Melopea de Litto Nebbia mi primer disco solista: Línea del Corazón; no recuerdo si fue en ese viaje, o en otro posterior a la misma ciudad, que tuve una reunión con dos chicos que querían entrevistarme. Uno de ellos era el Bachi Freiría, mi entrevistado de hoy.
Con los años nos cruzamos varias veces en Córdoba, cuando él ya habitaba esta ciudad posiblemente, y en alguno de esos cruces él me conto esa historia de aquella vez que me entrevistó para un semanario local o algo así. Yo ya sabía de su arte guitarrístico y musical, Presenta Trío mediante, ese grupo que fue una bomba de fusión de rock y folklore y de tango, y que alcanzó altos momentos musicales a lo largo de cuatro producciones discográficas cuyo valor y consideración trascendió los límites de esta ciudad. Pero también luego vi su camino transversal e igualmente apasionado con diferentes propuestas grupales.
El Bachi es, en el decir de los músicos, un violerazo, ese que pela la eléctrica y su pedalera y que no se las mezquina a ningún género telúrico o urbano, pero que con elocuencia acústica y altura expresiva toca una guitarra criolla tan modosita en la dulzura del nylon como en el áspero bordoneo.
Alterna en sus días la vocación del corazón, la guitarra y la música, con el oficio de mozo en un bar de Barrio General Paz, pero ambos quehaceres se contagian recíprocamente, se potencian en su filosofía del vivir cotidiano.
Supongo que aquel chico o adolescente de Las Varillas que me entrevistó en 1991 -si mal no recuerdo- ya era el Bachi, pero no sé si ya era el guitarrista. Ahora, vida mediante, soy yo el entrevistador. Contáme, Bachi: el amor a la música… ¿desde cuándo… cómo?
Qué locas las vueltas de la vida, que me hacen estar en este lugar de entrevistado, nada más y nada menos que con usted de entrevistador. Y bueno, acepté, porque me parece poético y mágico y simpático cómo se dio todo esto, y de alguna manera estamos cerrando aquel círculo que abrimos hace muchos años, cuando me tocó entrevistarlo a usted, querido Horacio Sosa, cuando yo andaría por los 12 años y en 7° grado. La historia fue así: Hablando Claro era un programa de radio, de análisis político, conducido por Ricardo Fonseca, el Cabezón, muy conocido en Las Varillas, que después participó en la política provincial y llegó a ser legislador del juecismo…
Sí, conozco esa historia, no sé si Ricardo siguió esa línea política. Aunque no es el momento de hablar de esto. Pero, además, te cuento que aquella vez que fui a tocar (no recuerdo si la primera o la segunda de mis visitas) estuve en el programa del Cabezón Fonseca, e incluso supo dedicarme un programa de televisión que condujo en Córdoba. Siempre fue muy amable conmigo.
Bien, ese programa de radio devino después en un semanario, en un diario, un periódico, que me parece que ahí mete mano el Fonseca hijo, el Diego, porque ya leían acá en Córdoba el Página 12, entonces va con esa onda a Las Varillas, le copian esa forma de titular.
Ah, el estilo Página 12
Allá estaba el diario ligado a la Iglesia, que todavía está, que se llama El Heraldo, y el semanario en cuestión que era la vereda de enfrente…Y el Cabeza Fonseca, el hijo, como extensión del programa de radio de su papá, nos daba una partecita de lo que sería la versión gráfica de Hablando Claro, por decirlo así, nos daba un pedacito de una página que era para chicos, para que tengamos una sección nosotros, que éramos los inquietos de esa época, digamos, hacíamos dibujos y noticias del ámbito escolar, y ahí en ese contexto es que te hacemos la nota, que después salió publicada. El Diego estudiaba Comunicación, era compañero del Kelo, de quien ya te hablaré, porque fue clave. Entonces, todos ayudaban. Creo que lo imprimían acá en Córdoba, no sé cómo era la historia. Pero volviendo a tu pregunta…bueno, el amor a la música… desde siempre. Desde siempre porque tuve la suerte de crecer en un hogar muy musical, donde la música atravesaba lo cotidiano, desde la mañana hasta la noche. El recuerdo así que tengo muy presente es el de estar haciendo la tarea en el comedor de mi casa y en la mesa, mi madre haciendo los quehaceres domésticos, como eran las amas de casa de antes, y cantando ella lo que sonaba en la radio o en el cassette que ponía de música paraguaya… mi vieja es paraguaya. Entonces, bueno, esa es la banda de sonido de esa infancia, escuchar, también mucho folclore de acá, Mercedes Sosa, Teresa Parodi, Antonio Tarragó Ros, el Dúo Salteño, otras músicas… Serrat, sonaban en mi casa, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, y bueno, todo eso hizo esto que soy yo ahora, y bueno, me considero muy afortunado porque no todos los chicos de mi generación tuvieron acceso a eso, mi mamá también tenía un grupo ahí en mi pueblo, un dúo, con el que fue mi primer profe de guitarra, Jesús Fefú Sarmiento. Yo veía los ensayos, ya me intrigaba todo eso, pero antes de eso, yo creo que empecé a tocar como hacemos todos los chicos, a jugar con la música golpeando algo que es el instrumento básico, la percusión o la voz, ¿no? Y me hacía baterías con los baldes y tachos que encontraba por ahí, así que he roto muchos baldes en mi casa, y hacía como conciertos así en la galería, en la galería de mi casa, para nadie, para mí mismo, ya jugaba con eso, y creo que ese espíritu aún está en mí, el de acercarme a la música así, de una manera lúdica y como un juego, intento no perder eso, la primera llama que se encendió ahí en esos años, y bueno, y escuchando a mi vieja en ese dúo que tenía, le pedí que me mandara a guitarra con este primer profe que tuve, el Fefú, que es un amigo entrañable: también fue mi preceptor en el colegio, y ahí aprendí los primeros rudimentos, lo básico, los primeros acordes muy sencillitos, así para para tocar las zambas, viendo su derecha bien folclórica y en su izquierda los acordes comunes, esas fueron mis primeras lecciones, y ahí arrancó todo. Como mi vieja tenía esa veta de cantar, como hobby digamos, pero lo hacía de una manera… digamos que para Las Varillas, ya pisando las tablas, entonces, yo a eso también lo viví desde chico, ensayaban en mi casa y me deslumbraban los bombos, iba el bombisto del pueblo, y ahí estaba Fefú Sarmiento, y fue así que a mí me nace la necesidad de emular lo que escuchaba en los ensayos.
¿Y cómo se llamaba el dúo?
La Quimera, se llamó, pero después. Primero era mi mamá, con su nombre: María Florinda… María Florinda Torales Céspedes de Freiría, de Hugo Aguilar Freiría. Y mi mamá tenía la apócope de su nombre, Florindita, entonces le decían 'Ndita… 'Ndita y Fefú era el dúo.
'Ndita suena muy guaraní…
Bueno, entonces esa era la banda de sonido cotidiana en mi casa, entonces el primer paso fue tomar clases con Fefú, pero al poco tiempo entré como en una crisis, porque había llegado ya al techito que se podía llegar en mi pueblo, en Las Varillas, con el primer profe de folklore, con las zambas, con los acordes muy básicos, y yo me quedé ahí, con todas las ganas pero no tenía a quién consultarle… estamos hablando de Las Varillas, digamos, ya es ciudad, pero era muy chica, con alma de pueblo, esto fue en 94/ 95, fue el 4to año del secundario, entonces cae un flaco -varillense también él- que había estado estudiando Comunicación Social en Córdoba, y que regresa a Las Varillas y empieza a tocar en el dúo que tenía mi vieja: era el Kelo Murúa, que vivía a la vuelta de mi casa: en uno de esos ensayos, yo estaba así mirando y veo un flaco de pelo largo y un polerón, venía de Córdoba con la guitarra, y veo que toma nota, le están pasando los temas y veo que empieza a puntear… ¿qué es eso? …era la primera guitarra, digamos, ¿se entiende?, la que puntea, y ahí se me fue armando el cuadro y digo, claro, me falta esa data, y aparte, como era la primera guitarra con los acordes florecidos, como digo yo, y claro, después supe que él había estado un año en La Colmena y trajo toda esa data al pueblo, en un año había hecho un montón…y toda la pendejada estaba súper atenta… y mirá las vueltas de la vida, otra vez… el Kelo terminó dando clases en La Colmena hasta hoy, con toda esa información que manejaba, súper estudioso y metódico… Cuestión que el Kelo cayó y ahí nomás … enseñáme todo eso y así arranqué.
¿Pero arrancaste de nylon, guitarra criolla?
Sí, yo ahí todavía tenía la criolla, pero la prendí fuego…. le hacés hacer cosas para las que no está preparada, ya como con el ímpetu de hacer el paso a la guitarra eléctrica, y ahí fue todo ese periodo, tremendo: Kelo muy generoso, compartiendo todos sus conocimientos, pero también él ya compraba revistas como El Musiquero, entonces yo empecé a leer mucho sobre la música y también esa es otra data: a lo mejor no tanto la teórica de ejercicios sino de nutrirme de visiones de los músicos, en los reportajes leer las reflexiones que tiene cada uno…yo ahí después no paré, después Kelo se llenó de alumnos y ya no me daba bola, lógicamente, nos había transmitido la llave, digo yo, de la luz, que fue la escala, eso ya es otro universo, que después básicamente uno se pone solo, creando el mapita, y ahí yo me puse, manejando esa información; ya podías sacar más cosas de las que veníamos haciendo en esa época, a partir de ahí un día mi vieja y mi viejo me preguntan si quería ir al viaje de estudio, y yo dije que no, que prefería que me compren una guitarra eléctrica, mi primera guitarra eléctrica, y me quedé todo el verano tocando, y mirá la guitarra que me elegí: por un póster de los Beatles -ahí están los Beatles- hay una foto que está Harrison con una SG y fui y me compré una SG, Epiphone, por supuesto, no Gibson, pero eso es por los Beatles, y por los Beatles uno toca también, me había olvidado de subrayarlo: más adelante, ya a conciencia, empecé a comprarme con algunos ahorros mis primeros cassettes y ahí entraron los de Liverpool y toda otra información, digamos del rock, que es la otra vertiente que también me forjó. Pero yo era el más beatlero del Presenta, creo que los había escuchado más que mis compañeros; los chicos eran más de un género de esa época que es el hardcore, un desprendimiento después del punk, al palazo, pero todos coincidíamos, a la hora de querer hacer música, en la que nos unía a todos: el folklore y la música popular, en general. Y después descubrimos ese toque del Negro Martina, la forma súper versátil de cantar de Maxi + su incorporación del bajo, también sacando data de ahí. Y todos llevamos nuestras cosas al Presenta.
Y aparte se arma casi por una lógica del orgánico, porque es como decir el trío de jazz: piano, chancha y batería, viste?, un combo con tradición y equilibrio tímbrico…
Están los tres colores básicos primarios…. ¿Y por qué nos pasamos al eléctrico? Fue casi también medio fortuito, porque en un show el Negro cae con… tenía que ir a tocar a otro lado, con otro de los tantos grupos en que tocaba, y no llevó el bombo, y no llevó su set de percusión, llevó una batería de esas compactitas que había... de ahí se iba a tocar con eso. Entonces empezó a tocar ahí con la bata, y yo empecé a llevar la eléctrica, porque yo no tenía criolla buena para enchufar, y me la prestaba Maxi, una que tenía él, y ya me daba vergüenza pedírsela. Entonces empecé a llevar la eléctrica aquella y ahí se generó, casi por accidente, la sonoridad del Presenta trío que después la desarrollamos más, pero sí… fue eléctrica y batería hasta que después Maxi incorporó el bajo de casualidad también, porque en la casa tenía un bajo de prestado.
Cuando veo que un grupo musical firma sus temas propios con los nombres de cada uno de sus integrantes, siento y pienso que puede inferirse de ello el concepto de que todos son los compositores, aunque sólo uno haya traído la idea base. Esto echa por tierra la estricta división compositor/instrumentista/arreglador. Y es que numerosas veces hemos visto al instrumentista "componiendo" cuando "arregla" las partes de su instrumento, o no? ¿Cómo lo reflexionás?, desde lo conceptual y desde tu experiencia concreta en las distintas propuestas musicales que has atravesado y atravesás?
Para mí las canciones que a lo largo de todos estos años he interpretado en diferentes proyectos musicales, y sigo haciéndolo, son como disparadores o trampolines para justamente dialogar con ellas. Ese concepto para mí es fundamental. Yo lo resuelvo de ese modo. Para mí uno dialoga con una obra de distintos autores. En base a eso es que se establece lo que se conoce como arreglo. Yo por lo menos lo concibo de ese modo. La canción que se elige para interpretar es como un punto de partida, y uno vuelca en ella todas sus vivencias, sus virtudes, las virtudes propias de uno como instrumentista, y también las carencias. Uno también hace lo que pueda hasta donde le dan los dedos y la información que uno maneja. Entonces, desde ese lugar es que yo concibo el rol de arreglador. Otra cosa para mí es componer, ¿no? Tengo guardadas ahí unas canciones que en algún momento… Es otra área, me parece a mí. Si bien muchas veces se considera al arreglador o al intérprete como que le aporta algo a esa canción, bueno, en todos los proyectos que yo he formado parte la letra y la melodía son como el límite, ¿no? Es sagrado, eso no se toca, ¿no? Después uno juega, ya sea con los acordes, con el ritmo, sobre todo. ¿Por qué? Porque la música lo permite, digamos. No es una obra cerrada en sí misma. La canción, el género canción, en este caso, para mí, si es buena, permite esto. Abre el juego a que uno dialogue con ella. Y después de haber escuchado tantas versiones de una canción que uno quiere tanto, dice, bueno, ¿qué puedo hacer yo con esto? Y ahí es donde uno se indaga a sí mismo y trata de ser auténtico o consecuente con el sentimiento que despertó esa canción en uno y el deseo de interpretarla, reinterpretarla. Y de lo que se trata es de jugar a hacer la propia esa canción, ¿no? Respetando, como digo yo, la letra y la melodía, porque eso es como la cara de la canción. Pero después se puede jugar con el ropaje, con la ropa de esa canción. Y ahí es donde me parece interesante el rol nuestro de los intérpretes, ¿no? Yo lo concibo así, siempre desde el juego y el respeto. Esa dialéctica entre estas dos cuestiones. Y eso, como una pileta para la creatividad, para tirarse y nadar y eso. Y para mí es fundamental la letra. La letra va dictando climas en esto de crear arreglos. Y bueno, para nosotros, los que no hemos pasado por el aula, somos muy intuitivos en eso. Yo con los años sigo mucho al cantante de turno, digamos, como para ir tejiendo ahí una trama. Entonces se produce un diálogo con la obra, con la canción original y con los compañeros de grupo y con el cantante también. Parece que yo lo pienso de ese modo.
Sé que la discografía del Presenta Trío va desde Free Folklore del 2007 -que es el único que no está en Spotify pero sí en Youtube- sigue por Ruedas en los palos, de 2010, y Tres, de 2013, y cierra su historia con El Inestable Equilibrio, de 2021. Contáme el antes, el durante y el después, de este poderoso trío junto al bajista y cantante Maxi Bressanini y al baterista/percusionista Marco Martina. Esa fusión de folklore, tango, rock y jazz -y otras tantas fuentes- fue (es) más una declaración de principios y una decisión estética que una lúdica travesura musical.
El Presenta Trío fue fundamentalmente una lúdica travesura musical, como muy bien la definiste vos, más allá de que después, con el tiempo, le encuentre una justificación estética y, bueno, y filosófica si se quiere, pero nació así, tres muchachotes que veníamos de distintas experiencias musicales y de pronto nos encontramos y eso generó un big bang y explotó todo, pero la génesis de eso fue en la escuela de Ciencias de la Información, estábamos cursando Comunicación Social con Maxi, nos conocíamos así como medio a la distancia y en una de esas juntadas de compañeros apareció una guitarra casualmente o no y yo la acompañé en un tango, él estaba como muy copado y tenía ganas de armar algo así, algo tanguero, yo venía de tocar tango en mi pueblo en las varillas y no tenía, no tenía ganas, ya estaba renegando bastante con los tangueros de mi pueblo, así que charlando así, nos gustamos mutuamente y decidimos empezar a encontrarnos, a juntarnos, a ver qué pintaba y yo tenía ganas de hacer un grupo así, como que reuniera todo lo que a mí me gustaba y lo que había estado tocando en proyectos como separados, por un lado yo acompañaba a cantantes de folclore a los tangueros y tenía banda de rock, entonces decía ¿por qué no unir todo eso en un solo grupo? sin mucha idea por supuesto, aún, pero veníamos escuchando al Chango Farias Gómez, Maxi en ese momento me grabó el Reciclón de Carnota, entonces estábamos fascinados con todo eso y bueno nos empezamos a juntar a ver qué pintaba y al tiempito él lo convoca a Marco Martina, el Negro, porque ellos ya habían tocado en el barrio, en su barrio, juntos en otros proyectos, así que bueno, así arrancamos sin ningún horizonte más que pasarlo bien y eso es algo que creo que mantuvimos hasta el final, cuando eso ya no estuvo más, ahí fue que nosotros decidimos parar, pero en casi 20 años creo que mantuvimos esa ese espíritu lúdico y bueno, atravesamos por un montón de etapas pero eso fue siempre lo que nos guió, y al principio, digamos, contagiados por ese sonido de Carnota, arrancamos así bien criollito, con una guitarra criolla, el Negro con el bombo y Maxi cantaba y bueno, después fuimos teniendo otras necesidades y probamos otras sonoridades, pero el inicio de todo fue así, fue como un juego y eso lo mantuvimos hasta el final y creo que se fue notando en todo ese viaje, y eso es algo que la gente también disfrutaba mucho, o por lo menos así nos han dicho.
Te llevo al 2do disco del Presenta Trío, Ruedas en los palos, de 2010. Me detengo en la tonada Tristeza de los salteño/tucumanos Hermanos Núñez -más allá del tratamiento rockero de la base- y en esa cita musical que hace el trío en el final: despiden el tema casi casualmente con la célebre introducción/riff de Don´t let me down de The Beatles, acá utilizada como una especie de Coda. Y resulta en un gesto que no es menor: los Beatles están en nuestra emoción y placer, y están (siguen estando… ¡cuántas generaciones han pasado ya!) en el aire de la cultura planetaria y se integran a la música de raíz folklórica. Maribel se durmió del Flaco Spinetta es la operación inversa, una composición de matriz rockera llevada a una vidala norteña. Y el tango Sus ojos se cerraron, clásico gardeliano, llevado a un ternario bluseado. Cuándo armaban cada uno de estos temas -y otros de operaciones similares- ¿se sentían transgresores o expresaban la necesidad de decir que la identidad generacional es vivir todas las músicas como una sola?
No nos sentíamos transgresores más allá de que después fuimos conscientes del ruido que generábamos, pero al comienzo es como te digo, era sentir que la música es una sola, algo que sigo pensando, y si bien el repertorio del Presenta Trío bebía del folklore o de la música popular argentina, nosotros al abordar ese repertorio lo hacíamos dialogando con otras músicas que nos habían formado, esa era la idea, esas eran nuestras ganas, hacerle caso a lo que sentíamos y sin especular: tenemos que sonar raro, acá tendríamos que meter este corte porque le va a gustar a los músicos, o acá usar acordes sofisticados y alterados para que digan que grosos que son, eso nunca existió. Hubo mucha frescura desde el comienzo, mucha ingenuidad también al jugar con todos esos elementos, y después con el correr del tiempo, ya con más experiencia y con discos grabados, uno va haciendo un análisis del camino recorrido y ahí es donde se toma conciencia de eso, de que en realidad esa inocencia que nos movía al comienzo estaba sacudiendo estructuras, pero nosotros lo que queríamos era sacudir nuestras estructuras primero, siempre, desafiarnos a nosotros mismos y bueno pasa que en ese juego también estás desafiando cosas muy fuertes que están establecidas en la cultura desde hace muchos años, de cómo tocar una zamba, una chacarera, y bueno para mí es muy fundacional el nombre del primer disco Free Folklore, nos preguntaban qué género hacíamos, nosotros respondíamos así en las notas, también ironizando sobre la palabra folklore, polemizando con esa palabra que tiene origen también anglosajón, folk, una palabra extranjera y nosotros la hacíamos jugar con la palabra free, libre, entonces era eso, para mí es como una marca decir Free Folklore y por eso bautizamos así el primer disco, era como una declaración de principios de alguna manera.
Free Folklore, el primer disco, el que está en Youtube, es muy distinto de lo que vino después…
Sí, hay una ruptura entre el primero y los que vinieron después, a partir del segundo: por la tímbrica, la mezcla, la guitarra con chorus (efecto), sin el bajo del Maxi. Sin embargo, para mucha gente es un disco de culto.
El último disco del Presenta Trío, de 2021, tiene destacados invitados como Emilio Del Guercio, Fernando Cabrera, Coplanacu y Suna Rocha, y fue titulado El inestable Equilibrio: ¿este nombre fue una expresión de deseo respecto de alcanzar un mayor equilibrio en esto de la fusión, o el desafío de convivencia de todo grupo humano de trabajo? Contáme…
El Inestable Equilibrio, bueno, ese nombre para mí tiene que ver más con ese vínculo humano musical que construimos a lo largo de los años en el Presente Trío y que por ahí la gente lo que conoce de ese vínculo, lo que ve o escucha, es el resultado de horas y horas de intercambio de ideas, de cruces de opiniones, de anhelos, de sueños, de sueños compartidos, de sueños que son diferentes, y toda esa negociación que hay que hacer para llevar adelante un proyecto, ceder uno muchas veces para que funcione algo, bueno, tiene que ver con todo eso el nombre, y aparte siempre jugando con la ironía como era una de las características nuestras del toque siempre de humor y para desolemnizar un poco, eso que por ahí a los músicos nos cuesta mucho, no tomarse tan en serio todo, y uno mismo, y bueno, así como Free Folklore es como todo un sello de identidad musical, El Inestable Equilibrio representaba como el vínculo nuestro, no?, para que funcione había que… estaba todo ahí muy flotando, y bueno, y más a lo último, no?, que ya era también como… cada uno va creciendo en ese camino que hacemos juntos y tiene opiniones cada vez más firmes y más ganas de hacer las cosas a su modo, entonces para que funcione hay que… hay que establecer esos acuerdos no, como toda grupalidad, bueno yo, la sensación mía, es que en ese disco nos dimos todos los gustos -aparte de los tremendos invitados, hacer el master con Mario Breuer, etc, etc- fue como, bueno, no sabíamos que iba a ser el último disco pero como terminó siendo a mí me parece un lindo cierre, porque está condensado todo ahí, digamos, la fusión para mí llevada al extremo, jugamos mucho en el estudio, grabando muchas guitarras, distintos sonidos de bajo, probando baterías e invitando a referentes, a amigos, eso es, como que nos dimos un enorme gusto y jugamos mucho en el estudio, por eso se hizo largo también el proceso de grabación del disco, pero bueno ahí está ese disco que terminó siendo el último y que nosotros en su momento no sabíamos que así iba a ser, y charlando en joda decíamos, bueno, qué viene después de esto, y nos reíamos, y decíamos que había que dar toda la vuelta y grabar de nuevo un disco con guitarra criolla y bombo y sin fusionar nada, tocando las canciones, así como son, los géneros como son… Bueno, y agrego una cosita más: esa ironía que refiere el nombre, se supone que un equilibrio es algo estable, ¿no es cierto? Bueno, nosotros jugábamos con la idea que en realidad no, es precario todo el tiempo, el equilibrio es día a día, digamos, ¿no? Entonces era como muy representativo ese nombre de esa etapa del grupo. Nosotros no laburábamos con productores, entonces los tres opinábamos y todo el tiempo expresábamos nuestras ideas, nuestras ganas y eso con el transcurso del tiempo va ganando en mayores certezas de cada uno, entonces eso hace cada vez más difícil lograr el equilibrio y es cada vez más inestable, ¿no? Bueno, esa es la sensación que a mí me queda.
Algunos proyectos de Bachi Freiría (Click para ampliar)
En 2017, antes del último disco del Presenta Trío, integrás el Dúo Malavista junto a Gustavo Villalpando en voz y bombo: un formato despojado de guitarra + voz + bombo que ya desde el orgánico, de por sí, anuncia la revisión de las grandes piezas de nuestra música popular de raíz folklórica. También volvés al formato de trío con Andrea Martínez y la percusión de Marco Martina, tu compañero del Presenta Trío. ¿Qué significan cada una de estas experiencias musicales en tu camino artístico y profesional?
Y bueno, al decidir tomarnos un tiempo con el Presenta Trío y extrañarnos un poco, y también le empezamos a hacer caso a las necesidades esas que teníamos cada uno, de hacer otras cosas, de seguir creciendo. En ese sentido yo volví como a la fuente. Coincidió también eso con la pandemia. Yo me tuve que volver a Las Varillas y ahí, bueno, volví como a la raíz, si se quiere, donde empezó todo. Tenía mi guitarra criolla nomás, entonces, clandestinamente nos juntábamos a guitarrear con los personajes de allá, y yo tuve esa necesidad de volver a la fuente, ¿no?, a buscar eso, de nuevo el juego, de nuevo otro modo de encarar las cosas, más artesanal. Habíamos logrado mucha exposición con el Presenta Trío y mucha presencia en los medios y en el ambiente y, bueno, yo tenía la necesidad de hacer música desde otro lugar, sin estar especulando con el resultado o qué hacer después con esa música, sino tocar por tocar, después ver, ¿no?, qué hacer con eso. Bueno, esa fue mi necesidad, mi deseo y lo llevé adelante con distintos amigos, con el compadre Gustavo Villalpando, que hace un tiempo nos venimos juntando a guitarrear, pero por placer de juntarnos nada más, yo de escucharlo a él con toda su salteñez, cantando y tocando el bombo como solo él lo hace, con su toque único, y yo tocando la criollita, así, despojado, sin fusión, digamos, ¿no?, con ganas de conectarme con… así, por ahí tocando bien básico, volver a la fuente esa, marcar la zamba como es, o como yo la siento por lo menos, eso puedo responder, y así con otros proyectos. El Trio Mandinga era un grupo que teníamos con el Negro Martina en paralelo al Presenta Trío, que nació también por el cariño y la admiración hacia la cantora Andrea Martínez, que estaba retirada en esa época de los escenarios, nosotros nos conocimos militando en UPA - Músicos en Movimiento, una cooperativa de músicos que surgió ahí después del 2001, de todas esas crisis, digamos, nos juntamos con muchos músicos de acá a generar una experiencia colectiva de autogestión, y ahí la escuchamos a la Andrea Martínez y yo desde ahí quedé como alucinado y era uno de mis sueños acompañarla a ella, y bueno, pude cumplir ese sueño.
Contáme algo más de esa etapa de UPA ¿qué recordás de aquello, qué te significó como Presenta Trío y en lo individual?
Sí, una vez abierta la compuerta del recuerdo y la nostalgia a uno le vienen muchas cosas. En ese sentido, me interesa compartir lo siguiente: te cuento que yo en ese momento, tocando con el Presenta Trío, bueno, empezamos a hacer ruido en el ambiente, entonces a partir de eso a mí me surgieron invitaciones a tocar con otra gente y yo siempre que pude participé de discos o de toques con colegas, con gente que conocimos en UPA, que nos miraban al principio así medio como loquitos y después, bueno, terminaron entendiendo y queriéndonos.
Como si esto fuera poco, nace el Dúo Sin Vento junto a Lucas Fernández, conocido operador de Radio Nacional Córdoba y productor/conductor allí del clásico de las siestas, Mama Rock. Tenés un antecedente en esto de abordar el repertorio clásico del tango, el Trío Cusifai, pero ahora lo hacés junto a Lucas y se los ve muy plenos y activos transitando la experiencia.
Eso también, tenía muchos sueños postergados, muchas ganas de hacer otras cosas que por ahí con el Presenta Trío, estando a full, no me daban los tiempos y lo pude hacer después que decidimos parar. Ahí le dimos rienda suelta a todos esos deseos de cada uno que estaban dormidos o que no podían salir a la luz, porque estábamos todos empujando al Presenta Trío. Y ahí fue que me encontré a Lucas Fernández y en una guitarreada nos pusimos a tocar tango; yo no sabía que él cantaba y que le gustaba el tango, nos conocíamos de tantas entrevistas que nos había hecho y ahí nació también para mí volver a tocar tango que hace muchos años que no lo hacía, y en todos los proyectos siento que soy yo, que es el Bachi tocando la guitarra pero como me sale a mí, no es que soy súper tanguero ni un súper folklorista, trato de eso, de tener mi identidad como guitarrista acompañante, lo intento al menos. Como que eso es lo que... lo que noto de común a cada proyecto de los que formo parte. Sigo tocando como yo, con mis virtudes, mis defectos, mis carencias, pero soy yo. Es como una madurez, de alguna manera, siento que la he logrado con los años, de quererme así como soy, quererme así piantao y aceptarme como soy. Y también celebrar cuando a otro le gusta y cuando otro me busca para que lo acompañe. Yo feliz en esta nueva etapa que disfruto de hacer música desde este lugar. Sin tantas luces, pero bueno, me siento cómodo así.
Hace poco fui invitado a tocar y a conocer La Covacha en La Calera, de Diego Magna y Noel Acosta, esa familia en sentido estricto, porque los hijos Iván y Mateo colaboran en la actividad como los que más, pero también en un sentido amplio, porque es una comunidad, es una escuela, de música y de otras disciplinas, y es un espacio abierto a conciertos de música desde hace mucho tiempo. La verdad que fue una alegría conocerlos y compartir con ellos mis canciones, fue una noche muy amorosa, llena de reencuentros y descubrimientos. Allí los escuché por primera vez a Noel, a Diego en batería y a vos, Bachi, en guitarra.
Ese es otro de los proyectos que surgieron a partir de las ganas y de los deseos: tocar con Noel Acosta y Diego Magna, que bueno, primero fuimos amigos a través de visitas ahí, a la escuela de ellos, en La Calera, cuando tocamos con el Presenta Trío, invitados muchas veces, recibimos todo ese amor que sólo ellos pueden dar y eso a mí también me sirvió mucho en un momento de mucha exposición con el Presenta Trío, era un cable a tierra ir a La Covacha, era volver a conectar con esa primera llama, ese fueguito donde empezó todo, que cuando yo lo veía a los alumnos ahí tocando, bueno, toda esa ternura que me generaba y me genera hasta el día de hoy, me reconectaron de nuevo con el Bachi niño, que había empezado a tocar la guitarra por gusto, tratando de reproducir esas emociones que lo atravesaban cuando escuchaba música; bueno, gracias a La Covacha yo de nuevo conecté con eso, recuperé eso, y bueno, muy agradecido, y los he visto a ellos en su rol de músicos también, tocando en distintos lados, con distintas formaciones y como que les costaba también sostener una grupalidad, entonces yo siempre decía para mí, bueno, en algún momento me gustaría tocar con ellos, aportar mi guitarra a las canciones que ellos hacían, y bueno, y se pudo dar también en pandemia, nos empezamos a escribir, yo desde mi pueblo, prometiéndonos eso, que cuando pudiéramos volvernos a encontrar, darnos ese gusto que por distintos motivos también fue postergado, y que la distancia hizo que fuera más real y más posible de cumplir ese sueño, por más paradójico que parezca, pero bueno, una vez que yo pude volver a Córdoba, la primera salida media clandestina que hice fue ir a La Calera y juntarme con ellos, y así fue que nació el Noel Acosta Grupo, otro sueño cumplido, así que yo feliz.
No sé por qué pero tengo la sensación de que queda algún proyecto más…
Ah, sí, así es… el otro grupo que me está faltando es el Juan Sanz Trío que es el proyecto del acordeonista Juan Sanz y sus canciones y que, bueno, difiere de los otros proyectos, porque acá me pongo a disposición de las composiciones de Juan, de sus arreglos, si bien también deja lugar a la opinión y charlamos mucho, él es el compositor y el que tiene un sonido ya imaginado, entonces me pongo como a disposición; es distinto el rol que ocupo en los otros grupos donde yo soy uno de los integrantes y arregladores, si se quiere; así que es un lindo desafío para mí, es una forma de seguir estudiando, yo lo veo de ese modo, para alguien que ha sido autodidacta -como yo también- sentí esa necesidad de desafiarme en distintos proyectos musicales y ponerme a disposición de cada uno de ellos, y bueno eso me mantiene como creativo; entonces me gusta estar ocupado todos los días, con la cabeza puesta en los distintos proyectos y pensar sonoridades para cada uno de ellos, ese es el desafío, elegir la instrumentación para cada grupo, bueno en eso estoy ahora, muy contento. Y como dice la semblanza que escribí, si la semana tuviese más días, tendría más grupos.
Me dijiste por el celu hace unos días -al combinar esta nota- que te tuviera paciencia... y agregaste "...Soy como un superhéroe… por la doble vida digo, jaja", y cerrando me regalaste la versión del Trío Mandinga (Andrea Martínez + Bachi + El Negro Martina) de vuestra versión de esa perla del Fander que son Las coplas para la tejedora, es decir dos perlas en total: el tema, y la versión estupenda que ustedes lograron en un verde y soleado lugar al aire libre, y que está en Youtube para que todos puedan apreciarla. Ahora, contáme de tu superheroica doble vida…
Y la doble vida, bueno… para mí la música no deja de ser un juego y por supuesto que con los años terminó siendo un trabajo, en el sentido amplio de la palabra: trabajo porque hay muchas horas puestas, mucho esfuerzo, mucho amor, pero no las vivo como un trabajo en el sentido estricto del término, de cumplir horas; no lo mido por eso, no lo mido por el rédito económico. Entonces a la hora de sobrevivir espiritualmente, eso está cubierto, pero a la hora de sobrevivir materialmente, bueno, yo desde joven laburé ahí en mi pueblo en bares, me rebuscaba así, en verano me juntaba una plata para después venirme a Córdoba, en esas épocas de estudiante, y bueno, así fue que aprendí ese oficio de mozo cafetero, y entonces de ese modo compatibilicé la doble vida que digo yo. Empecé a tirar café -como se dice en la jerga del oficio- cuando el dueño de Cambalache -así se llamaba el bar- dejaba de atender a la hora de la siesta… ahí nos juntábamos a ensayar tango, porque el dueño de ese bar que es el Gabriel Mosquito Rojas, futbolista de Córdoba, de Villa El Libertador, se fue a jugar por un contrato a Villa María, lo contratan en un club de Las Varillas donde el dirigente de ese club era su futuro suegro, se casa con la hija en Las Varillas, y es mozo de profesión también, entonces cuando puede comprar esa esquina mítica por la que habían desfilado muchos bares, después de muchos años, pone el bar.
¿En qué confluencia de calles? te maté con esa pregunta, ¿no? yo porque a lo mejor puede haber una intersección tipo Durazno y Convención ó Cabildo y Juramento
Sí, tal cual… no me acuerdo, al frente estaba el Supercoop. El bar primero se llamó Café del Ángelo, y después lo compra el Mosquito y quien estaba siempre ahí, la figura, siempre era su suegro, el bandoneonista. Cuando yo me empiezo a relacionar ahí, empezamos a ensayar en una piecita del fondo y ahí acompañamos, hicimos veladas tangueras a puertas cerradas, y yo empiezo ahí a aprender los secretos del tirar café porque bueno, en algún momento se iba a descansar el Mosquito y no tenía quién lo reemplace a la siesta cuando iban los ajedrecistas de Las Varillas a jugar, y ahí empecé a tirar café para ellos, y bueno, ahí yo me di cuenta que era como un rebusque de plata, mientras me estaba tratando de hacer escuchar con esto de la música, porque yo ya lo había decidido. Esa fue la última etapa de Comunicación Social, antes de recibirme…
¿Te recibiste entonces, Bachi?
Sí, yo soy licenciado, sí sí sí claro, y nos conocimos en 4to año con Maxi (Bressanini), que es cuando vos elegís la especialidad, cuando se achica el curso, y veo que hay un flaco alto, de pelo largo en esos tiempos, nos miramos, éramos de otra barra, y una vez nos acercamos porque hicimos como una juntada de pizza, yo ya venía tocando tangos y entonces tiré unos tangos y le llamó la atención porque le gusta mucho el tango a él, che, qué lindo, no me acompañarías, tengo ganas de cantar tango, y yo le digo: yo tengo las pelotas así, imagináte, yo venía de renegar con los tangueros que son una raza… y aparte yo era el más potrillo, tenía veintipico de años y estos de '60 ó '70, y los celos, viste?…porque este tango es mío, por qué me lo canta él, son como chicos, medio nenes, se pelean, entonces yo venía medio inflado y ya con ganas de dar vuelta la hoja y hacer un grupo que amalgamara todas las músicas que nos gustaban, y con Maxi lo resignificamos por ese lado, y después él lo trae al Negro Martina, pero bueno lo del tema del mozo, me quedé pensando que en realidad tiene mucho que ver con cómo concibo yo la música, yo soy un mozo de la guitarra, digamos…
Muy bueno, eso de mozo de la guitarra…
Y sí, te atiendo, digamos, te sirvo algo; me nació con ese oficio, poner algo. Me pongo a pensar y digo: no es casual, vos estás ofreciendo algo que tratás que sea delicioso, rico para la gente, y hacerle pasar un buen momento, y bueno, si hay propina mejor, pero si no, lo importante es que vuelva el cliente…
Pero aquello de Cambalache fue en Las Varillas, en la génesis del Bachi tanguero, digamos… ¿y cómo se llama este bar donde estás ahora, acá en Córdoba?
El bar se llama Questa Milanga, así como esta milanesa, la especialidad de la casa, claro, en italiano… De día ese es mi trabajo oficial, y me quedan las tardes-noches libres para dedicarme a la música, y bueno, de ese modo pude yo organizar mi cotidiano, y acá estamos, hasta ahora funciona muy bien.
Trío Mandinga (Andrea Martínez, Bachi Freiría y Marco Martina)
Semblanza del Bachi Freiría por "El Bachi"
"Sebastián Freiría nació el 26 de mayo de 1979 en Las Varillas, Provincia de Córdoba.
Cuenta la leyenda que al enterarse de este acontecimiento, una vecina del barrio exclamó "¡Nació el Bachi!", rebautizándolo para siempre.
El Bachi Freiría fue un niño afortunado, ya que creció en un hogar donde la música estaba muy presente. Hacía la tarea de la escuela mientras sonaban guaranias y polcas que su madre paraguaya escuchaba, pero también mucho folklore de acá. Cuando acompañaba a su padre en el auto, sonaban en la radio los éxitos del rock y pop de los años 80. Sus primeros coqueteos con la música... tocada, se remontan a la infancia cuando armaba baterías con tachos y baldes. Cuando tuvo edad para elegir, pidió de regalo un cassette de The Beatles y deslumbrado por esos mágicos sonidos, empezó a mirar con cariño una vieja guitarra criolla que había en la casa. Hizo el obligado paso por las zambas del primer profesor de guitarra y ya en el colegio secundario cambió el viaje de estudio a Bariloche por una guitarra eléctrica.
Se instaló en Córdoba para estudiar, no muy convencido, la carrera de Comunicación Social, mientras seguía aprendiendo los misterios de la guitarra de manera autodidacta y con discos y cassettes como maestros. En esos años de formación comenzó a acompañar en escenarios y en grabaciones a cantantes de folklore y tango y también formó un grupo de rock con el que hacían canciones propias.
En las aulas de la Escuelita de Ciencias de la Información conoce a Maxi Bressanini con el que sueñan armar un grupo en el que puedan dar rienda suelta a toda su irreverencia y amor por los más diversos géneros musicales. Así nace el Presenta Trío junto al enorme Marco Martina con el que tocaron casi 20 años juntos, grabando cuatro discos y recorriendo escenarios de todo el país. En la actualidad Bachi Freiria forma parte del Juan Sanz trío, el dúo Malavista, Noelia Acosta Grupo, el trío Mandinga y el Dúo Sin Vento. Y, según él, si la semana tuviese más días, tendría más grupos."
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