Amor Presente
A diez años de la partida del Titi Rivarola
Hablar (y escribir) sobre música
No me paro en el desafío de escribir este artículo como el crítico musical, porque no lo soy, y tal vez sí como quien hace simplemente una escucha comentada, pero sé que juego otras cosas en ello, porque soy músico de y en Córdoba desde los 17 años, hace ya más de 50.
Alguna vez escuchando música en un ámbito académico, haciendo algo que se llamaría apreciación musical, con una retórica de preciosismo literario y muy provista de conceptos técnicos, se describía el subir y bajar de la horizontalidad melódica y los vericuetos de la verticalidad armónica de una partitura, prescindiendo del dibujo libre que los sonidos de esa música por sí mismos generaban en nuestro espíritu, en una vía directa que va desde la percepción a nuestra emoción e imaginación. Lo sigo creyendo así. Y sin embargo, ahí están las palabras y los conceptos que transportan. Tendré que usarlas.
Conozco (y aprecio) a casi todos los músicos mencionados en esta nota. Siempre decimos al encontrarnos y charlar de "la aldea y el universo Córdoba", que aquí "…todos nos conocemos…". En cierto sentido es así, pero esto no quiere decir que "todos nos escuchemos", ni con la frecuencia ni con la atención que debiéramos hacerlo. Yo feliz de haber escuchado como nunca antes los discos de Ukeleles, los de Tórax, los discos del Títi Rivarola. Conocí a Títi pero a la vez no, no en toda la riqueza de su proceso humano y artístico, y me crucé varias veces con él, pero mentiría si no confieso mi asombro por todo lo que escuché en estos días, por todo lo que descubrí que no sabía.
"La Revolución será federal o no será"
Un cambio profundo en la Argentina ("la revolución", el día que la conquistemos, o como quieran llamarlo) será federal o no será.
Ese día -o al menos, a partir de ese día- cuando ya deje de existir "el Centro y la periferia", "la Capital y las provincias", "Buenos Aires y el Interior", se iniciaría un proceso por el cual un Cuchi Leguizamón podría tener 30 discos grabados al momento de partir, y no 1, como sucedió en la realidad, Lucho Hoyos dejaría de ser un cantor tucumano para ser un cantante argentino a secas, y el país entero lo sabría, Toch sería una revelación en la música popular del momento, Daniel Giraudo, un referente nacional del rock argentino, Hugo de la Vega, una autoridad en los arreglos y la dirección de la música coral de todo el país, Luis Chazarreta, un guitarrista y arreglador cuya condición de riojano sólo sumaría un dato biográfico y de color, y Títi Rivarola, sería considerado uno de los grandes guitarristas eléctricos de rock fusión de nuestro país, etc, etc, etc.
Esto es así: mientras la historia oficial se escriba en "el Puerto", la horizontalidad en la cultura artística argentina no existirá. Y no hablo de la consideración y valoración en términos de reconocimiento artístico (porque está visto que eso llega más tarde o más temprano, aun cuando el artista haya padecido una existencia cruel e invisible) sino de todo aquello que hace a las condiciones laborales, de producción y de difusión de una obra artística, porque todo mejoramiento en esas variables pondrá las cosas en una más justa paridad. Mientras tanto, Dios, supuesta omnipresencia aparte, seguirá atendiendo en Buenos Aires.
Dicho esto, hablemos de nuestro lugar en el mundo y "de las familias"
A poco de comenzar a caminar el ambiente de la música en Córdoba, se empieza a notar, allá por los primeros '70, un fenómeno que seguramente no es exclusivo de aquí, me refiero a las familias musicales. No hablo de géneros musicales, hablo de familias sanguíneamente determinadas, hablo de hermanos de sangre: los Homer (Lalo y Daniel), los hermanos Nazar (Lito, Jorge y Gustavo), los hermanos Baró (Alejandro y Ricardo), los hermanos Ingaramo (Juan Carlos y Mingui), los Sosa (Carlos, quien escribe, Leo y Palín), los Náger (Jenny y Germán), los Pacheco, los Ferrero (Bernardo y Tere), los Rivarola (Julio, Pelusa, Títi, Ají), etc.
Hoy ya podríamos hablar de las descendencias de todas estas familias (Obi Homer, Luci y Elisa Rivarola, Juli Rivarola, Juan Ingaramo, etc) o sumar nuevas fraternidades sanguíneo/musicales: por caso, los Toch (Juampaio y Andrés). Pero aquella génesis debe ser contada.
Hablemos del árbol de los Rivarola
Quien escribe este artículo conoció a Julio Rivarola, en la época que integraba como guitarrista el Grupo Quetral, del Zurdo Roqué y Tere Ferrero.
Julio tocaba guitarra clásica o española y su perfil parecía orientarse al folklore latinoamericano y la música latina en general, aunque su formación y visión eran amplias. Tiempo después, desde México, Francisco Heredia escribía cartas y contaba de otro Rivarola: el Pelusa, que tocaba con él como percusionista. No pasaría mucho hasta que Julio y Pelusa se reunieran en aquel país, y ese sería el escenario donde desarrollarían su actividad creativa y profesional. Pero aquí, en Córdoba, comenzó a moverse el Títi; eran los '80 y el rock argentino post malvinas y el internacional, sobre todo en su variante soul/funkera y jazz rockera, marcaban a fuego a las generaciones jóvenes de músicos, los que iban de los 15 a los 25 años. En ese caldo se nutrió el Títi, y vino a postular la guitarra eléctrica y el perfil rockero en la tradición de su familia. Luego también "el Ají" haría, "Armando Flores" mediante, su propia escuela en los caminos del rock. Obvio que el Títi también degustaba las canciones y se identificaba con los cancionistas, de Spinetta a Djavan, pero él era más instrumental que vocal, estaba enamorado de la guitarra eléctrica y de los pedales, su norte era ser veloz, preciso y contundente, y de a poco se fueron abriendo paso otros perfiles: ser "pesado", y fusión.
En el principio fue "Ukeleles" y la "Fusión Pesada"
Mientras, por un lado, los dos pilares de la experiencia "folklórica" de Títi fueron La Eléctrica Folklórica junto al quenista y charanguista jujeño "Bicho" Díaz y un seleccionado de músicos locales (Pancho Alvarellos en violín, Ceci Fandiño y Diego Bravo en teclados, Pichi Pereyra en batería y percusión, Negrito Cuevas o Claudio Pacheco en bajo, Alejandra Carnero en coros), más la experiencia de dúo junto a la cantante Paola Bernal -a quien acompañaba y producía-, las experiencias de lo que el propio Títi llamó "Fusión Pesada" se inicia el día que convoca al baterista Palín Sosa para armar un trío de rock fusión -otra denominación circulante en la época-. Sumando al bajista Sebastián Bergallo nace "Ukeleles", y es con esa formación de trío que la banda graba y publíca su primer álbum, entre 2000 y 2001, homónimo al título del primer tema del disco, grabado en el estudio Desdémona de los hermanos Bergallo (el mencionado bajista y Martín), dos chaqueños queridos y aquerenciados en nuestra ciudad, que ya en esos años habían comenzado a cimentar su actividad aquí.
Seba Bergallo: "(…) 'Ukeleles' fue previo,… fue como el gen de 'Tórax'. Después vino Tórax. La primera formación era Gaby Pedernera en la batería, que había sido fana de 'Ukeleles', y estaba yo en el bajo, Andrés Arias en las teclas, el djay Fede Flores, el Títi. Y empezamos a tocar, durante un tiempito, hicimos un par de shows, pero después se convirtió en una planta móvil… tocaba el Seba Tévez, tocaba Brenda (Martín) de invitada, yo tocaba más la parte de 'Ukeleles', y bueno, después ya me fui por otros rumbos, digamos, y el Títi conectó con esa sangre nueva… Títi tenía esa cosa que yo admiraba, que era proponer gente nueva. En vez de decir 'che, va a tocar el Ger Nager', lo buscaba al Andresito (Arias) que era un pibe que recién estaba arrancando y se dejaba ver lo que iba a ser…"
En una época en la que los ukeleles no eran aún instrumentos de moda, vaya a saber por qué llamaron así a la banda que venía a tocar hard rock, una estética donde dicho instrumento nada tenía que ver (tal vez, precisamente por eso fue el nombre elegido… jaja). Con comienzos y cierres impactantes, riffs veloces y tocados en gran porcentaje a la par con el bajista (obviamente con 2 o más octavas de diferencia) y el baterista más suelto subrayando frases o enlazándolas, dibujando enredados pases y saliendo en precisión de ellos, pero siempre una música que desde los códigos de toda música instrumental se imponía con fuerza pero no sin matices.
Le escribo a Palín Sosa. Comparo el sonido de "Fusión Pesada" y "Tórax", de los discos respectivos, le digo que más allá del ingreso de Andrés Arias y los teclados, el disco debut de Tórax suena mejor en tanto audio de grabación.
Palín responde: " (…) sí, ni hablar, el disco de Tórax fue grabado en un estudio, en un 'estudio estudio', fue pensado, con una producción, hay una diferencia del día y la noche en el audio de un disco con otro, el disco de 'Ukeleles' había sido una cosa re experimental, más humilde, más casera, más de garaje, en la casa del Títi, las tomas de batería fueron con los poquitos equipos que tenían el Seba y el Martín, con una portastudio donde metimos cuatro canales y redujimos a dos la batería, la batería esa que vos escuchás está en stereo, pero la grabamos en cuatro canales y se redujo a dos, y así quedó la bata, así que después si vos querías levantar un ton no se podía o si querías levantar el bombo solo, tampoco se podía, ya sonaba la bata en dos canales, si subías algo, subía todo… lo que quedó inicialmente de la primera grabación fue solamente la bata, tocamos los tres juntos pero lo único que se grabó fue la bata, entonces el Títi después grabó todas la violas él solo, y Seba hizo lo propio con los bajos, y después se sumaron algunas sobregrabaciones, de violas y de bajo".
El disco está en Youtube y recomiendo repasar su audición o inaugurarla. Allí aparecen las escalas vertiginosas, enlaces y puentes contundentes, la tradición del blues en el esquema armónico heredado por el rock'n roll -aunque aquí emerja apenas como un perfume en secciones que transportan a los 3 acordes estructurales algún riff o motivo-, los tres sólidos instrumentistas en contrapunto o tocando en tutti en ciertos pasajes, allí se escuchan los abordajes de ritmos folklóricos en clave rockera ("Chacaqueña", tema 6 del disco) y todo el repertorio "heavy" de distorsiones y sonidos de pedaleras, y el uso del doble pedal de bombo. "Ukeleles", "Tribus" y "El pájaro" son los tres temas de este disco que reaparecerán en el disco debut de Tórax. Presentan algunas diferencias pero estructuralmente son lo mismo. "Ukeleles" en una versión algo más lenta y como consecuencia con una "pesadez" distinta.
El primer tema es homónimo del nombre grupal, "Ukeleles". Aquí está en Mi bemol menor. Le pregunto al Seba Bergallo, el bajista:
¿El Títi te hacía afinar en Mi bemol?
Seba Bergallo: "Sí, afinábamos todo un semitono abajo, en Mi bemol. Y en algunos temas a la 4ta cuerda del bajo o a la 6ta cuerda de la guitarra la bajábamos hasta Re o Re bemol.
Pero en la versión del álbum debut de Tórax lo tocan en Mi menor. Se trata de una sucesión de un total de cuatro momentos, tres que se repiten, y luego el cuarto aparece promediando el tema y proponiendo acordes alterados, luego repiten el primero y el tercero y cierran. El trío suena que da miedo, con un ajuste impresionante, como si fuera en una toma directa de los tres, cuando en realidad Títi y Seba, cada uno por su lado, lo habían grabado arriba de la bata.
Agrega Palín: "(…) En esos días de 'Ukeleles' yo hice de mano derecha del Títi y le sugerí que el bajista fuera el Seba Bergallo. Lo más lindo de eso fue que el Títi explotó un costado mío muy rockero, muy 'fusionero', hay cosas con doble pedal de bombo, y lo que está tocado tiene mucha carga métrica, rítmica, él quería eso, y para mí fue la primera experiencia de sacar realmente ese costado de rock progresivo, y al mismo tiempo darle ese carácter de hard rock, de rock duro".
- "Ukeleles": Trío de Rock instrumental de Córdoba Capital Integrado por Titi Rivarola en guitarras, Palín Sosa en batería y Sebastián Bergallo en bajo. Primer disco de estudio de la banda grabado entre 2001 y 2002.
Disco "Ukeleles" - Desdémona. 2008
Programa
- Ukeleles - La furia de Sapporo* - Tribus - El pájaro - San Rafael - Chacaqueña - Madelaine - Blue wind
Todos los temas de Títi Rivarola, excepto "La furia de Sapporo" de Títi Rivarola, Palín Sosa y Sebastián Bergallo, y "Blue wind" de Jeff Beck y Jan Hammer.
*Sapporo: estadio de fútbol de la ciudad homónima de Japón, donde se jugaron partidos del Mundial Corea Japón de 2002.
La "primera" y la "segunda" en las mismas manos, el héroe de la guitarra, el mago del riff, el alquimista de la fusión
Lo que en el folklore aprendimos a llamar "1ra guitarra" (el guitarrista 'que puntea', diferenciado de la 2da guitarra que hace el acompañamiento rítmico/armónico y que se especializa en las "claves" rítmicas de las danzas, por lo general expresadas con rasguidos), en el rock -inglés mediante- aprendimos a llamarlo lead guitar, o en una versión más cinematográfica o de videoclips de MTV lo llamamos un "guitar hero". Pero la historia fue, de una escala de valores en la que la guitarra principal era más importante que la rítmica, a otra que nos hizo ver a ésta última luciendo también ella un virtuosismo equivalente en ese rol. Y esto es así, en todos los géneros, desde el tango hasta el flamenco. Siempre recuerdo a este respecto la anécdota de cuando fui a escuchar a Paco De Lucía en el viejo Teatro Comedia (circa 1977/78) y de cómo me impresionó la guitarra rítmica de su hermano Ramón de Algeciras.
En esa doble función y concepto Títi navegó cómodamente.
La "biblioteca" guitarrística de Titi, aquella en la se formó, era (es, en la música que nos dejó) tan extensa y diversa como las músicas populares que lo atravesaron, esas en las que forjó su audición abierta y su praxis de fusión. Nada de lo musical le era ajeno, entonces no dudó en experimentar, en mezclar rítmicas de distintos géneros, y acopiar recursos técnicos y musicales, como el uso de compases irregulares y aditivos, y la paleta tímbrica de los pedales que antes ya citamos.
Aquel músico tempranero que comenzó tocando las canciones de Silvio Rodríguez y que tocó en bares con Carlos Piano o con Humberto Demelchiore, que pasó luego a habitar la profesión como músico de cuarteto, que mamó las enseñanzas del Chango Farías Gómez, y que le gustaba referenciarse en el sonido de Audioslave, "la otra banda" de Chris Cornell, el cantante de Soundgarden, sintetizaría esa diversidad en sus proyectos de banda.
Si hay un término que Títi usaba era el de groove, proveniente del soul y del funk, esa sensación de ritmo contagiante que produce el armado sonoro de "la base" (batería, bajo, guitarra eléctrica en función rítmica y/o a cargo del riff, y el teclado).
El Riff es aquella idea musical que preside todo discurso sonoro de procedencia rockera, desde el rock más clásico al más pesado, pero dicen que viene del jazz, de un título de Charlie Parker.
Si uno escucha "Smoke on the water" - que tiene el riff más famoso de la historia del rock - es difícil no concluír en que esa frase inicial es más importante que las estrofas y el estribillo; hay que decir que éste último tiene lo suyo, sí, pero, discúlpenme muchaches: el riff es el tema. Son dos compases y hay un equilibrio genial entre tres golpes "a tierra" + dos síncopas + cierre a tierra (en el 3er tiempo del 2do compás) con dos golpes más, siete en total.
Tal vez pasa algo parecido con el "Come together" de The Beatles porque el contrapunto entre bajo y batería es emblemático, pero entra Lennon cantando y desaparece todo ( …con esa voz).
Pero no siempre el riff es el tema: a veces opera como una introducción, o como un puente, como separador de secciones, o también como un motivo que podrá desarrollarse o variarse. Otro de los de Liverpool: "Day tripper", de la primera época, una genialidad. O yendo a un referente del rock más pesado, "Iron Man", de Black Sabbath donde el riff inicial y lo que canta Ozzy Osbourne como estrofa son la misma melo.
Claro que con la acumulación histórica de riffs se pueden hacer análisis comparativos y morfológicos hasta el infinito. No es la idea ahora.
Hablo del riff porque Títi era un gran creador de riffs, entre "Ukeleles" y "Tórax", hay una larga lista, y en ellos se da mucho de lo señalado en cuanto a la forma y la función de los mismos.
"Tórax", el álbum debut de Tórax (2008)
Titi Rivarola: guitarras, composición, arreglos y producción.
Brenda Martin: Bajos.
Andrés Arias: Teclados.
Gabriel Pedernera: Baterías
Tórax: sucesión de 3 riffs que se repetirán, cada uno con su personalidad, el primero bien heavy, los dos primeros con densidad de notas, el tercero más aireado, y esto da lugar a un 4to y un 5to riff con tremendos solos de Títi, repiten luego el 1er riff con un sonido más latoso de tecla que puentea hacia un clima de lo más exquisito del disco, con un solo de Títi "alla Jeff Beck" o Larry Carlton, con el Andrés Arias en un sonido Rhodes de tecla muy bien puesto.
Terapia de Grupo: armonía inicial oscilante entre Rem7/Sib7, tema funkero, bajo slapeante* (tremendo lo de Brenda Martín a lo largo del disco), cromatismos armónicos descendentes, escala arábiga, vértigo en velocidad, cortes como latigazos, bajo que solea sobre armonía y tecla. Nuevamente solo de Títi en una entrega desenfrenada, y vuelve el cromatismo descendente y la escala árabe, y queda la sensación de que Arias es un protagonista destacado a lo largo de la "terapia".
(*slapping: El slap es una técnica para tocar el bajo eléctrico, aunque se desarrolló inicialmente en el contrabajo, en la década de 1920. Asociado actualmente al estilo funk en el bajo, y al rockabilly en el contrabajo, es ampliamente usado por bajistas de todos los estilos.)
Altos Amigos: el tema de métrica impar en 7 tiempos, que no obstante no se percibe irregular, por la continuidad en esa primera sección y la relajación con la que está tocado. Al principio es la guitarra eléctrica que arpegia y rasguea en una inspiración que no deja de ser folk y que a lo largo del tema integra una estructura que va y viene de lo impar a lo par, jugando esas alternativas no sin momentos de cambios armónicos, climas y solos, incluyendo uno de sitar.
Tribus: Gabriel Pedernera ingresa solo en 2 tiempos a un 4x4 más tranquilo en 4 compases, unas pocas notas de Títi para presentar el sonido de su guitarra y eso da paso a la melodía de 8 compases tocada filosamente, ingresa un riff de inspiración latina (00:37), vuelve la melo, y repite el riff hacia un momento transitivo, una frase corta de guitarra introduce -con otro sonido y gesto- en un nuevo clima con teclas, y una frase distorsionada nos pone en un clima de Títi en solitario, que es otro momento destacado de este disco: no sé cómo armó esa base, una atmósfera donde se escucha como un pedal grave que a su vez suena sobre algo que Spinetta llamaría un viento secuencer, como de máquina fabril y febril, y allí toca manipulando la perilla de volumen (o eso parece) y/o algún pedal. El clima es fantasmal y a él se suma Pedernera golpeando su batería de manera discontinua y loca, hasta que en el minuto 4 regulariza el ingreso a un riff que juega métricamente: 5 veces con el esquema 4x4 + 2x4 y 3 veces con el esquema 4x4 + 3x4, se trata de acordes que se despliegan hacia arriba y hacia abajo por terceras, en una sucesión cromática descendente (Por ej.: Mim - Mibm - Rem y Rebm…). Y más…
Curvas del Suquía: Inicio jazz rockero, tal vez con el perfume del Spinetta de Jade o de alguna base 'djavanesca'. Base rockera, casi un riff y guitarra eléctrica golpeando acordes. Otro jazz, y otro momento destacado de Andrés Arias, ahora Títi a lo Lee Ritenour. Y sigue…
Plaza del Mercado: la intro tiene de algo de festejo peruano, pero deriva en un tema cuya base es de inspiración chacarerística, sonido firme, expresivo, en lo melódico y en lo acórdico/rítmico por parte de Títi, solo de Pablo Fenoglio en trombón, y percusión de Vivi Pozzebón, base de bajo y bata de una pieza.
Una de Coldplay: otra de 7 tiempos, con un sonido muy compacto y acordes de eléctrica expandidos. Solo de Títi, y más….
Ukeleles: más lenta que la versión de "Fusión pesada", lo habíamos dicho, pero esa nueva pesadez le va tremendo.
El Pájaro: no cuesta nada ver ese pájaro en la guitarra de Títi que arremete con el tema, figuración muy animada, y más tarde caja que golpea en cada tiempo del 4x4. Y más…
Martillo Neumático: Riff que martillea como anuncia el título. En el minuto 1' sorprende un cambio repentino: magistral, por ser un cambio que no se anuncia y que fluye increíble.
Amor Ausente: Hablar de "Amor ausente" nos remite a una forja previa a la versión de los jóvenes Facundo Toro, el hijo del célebre Daniel, y Abel Pintos, el niño revelación Cosquín, el de antes de raparse la cabeza; y anterior a la que incorpora Títi en el álbum debut de Tórax y cuyo sesgo rockero marcó a fuego la versión que Eruca Sativa proyectaría -no sin méritos propios, más allá de la experiencia compartida con Títi en Tórax- para una consideración mucho más amplia de la canción, y con la misma Lula Bertoldi invitada a cantar una vidala rockeada en el cierre del disco mencionado (tema 11); y precedente también de la versión más camarística que hizo un notable grupo de cantantes y músicos que recientemente la versionaron en homenaje a Sonia Torres, la querida abuela de Córdoba, en un nuevo aniversario del 24 de marzo de 1976.
No recuerdo cuándo escuché por primera vez esa canción, tal vez a fines de los '80. Tenía sí un aire folklórico, un aire de vidala, esa era la clave rítmica subyacente. Ya sabíamos de los Pacheco, esa familia musical del norte cordobés, esa geografía que Ica Novo nos había ayudado a reconocer, ya habíamos oído de Claudio Pacheco, músico y compositor de quien provino esa inspiración melódica sobre el texto de Eduardo Bechara. Y con esa canción pasó eso mágico que pasa con las buenas canciones, van de mano en mano, de oído en oído, de guitarreada en guitarreada, de peña en peña, circulan aún antes de las versiones del artista emergente o famoso que le da el empujón hacia lo masivo. Sin embargo es esa circulación primera, libre, silenciosa (valga lo paradójico, tratándose de música), casi diríase "a la intemperie" o "solita su alma", la que solventa la consagración que el mismo compositor asombrado comienza luego a percibir.
Quien escribe este artículo, de ejercicio docente desde siempre -desde la clase particular hasta una institución universitaria- ha visto el camino firme de ésta y otras canciones de similar itinerario, porque los propios alumnos llega un día en que le piden a uno aprenderlas: me pasó con "Amor ausente" a fines de los '90 en la Universidad de Villa María, con "Pisando nubes" de José Luis Aguirre alrededor de los 2010, con "Milonga del mar" de los Toch, en los 2015, aunque estas últimas tengan visibilidades dispares en el reconocimiento popular, comparativamente, pero que son potencialmente susceptibles de encarnar en un fenómeno semejante.
Hay que decir que la canción luce muy sola en el contexto tan rockero y mayoritariamente instrumental del programa de obras que integran el disco debut, pero allí radica también la visión de Títi de apostar a ese contraste, con una pieza íntima de dos deanfunenses que lo decidió a ese aire cancionístico y folklórico que él había respirado en sus comienzos.
Después vendría "Rock Toro", segundo álbum de Tórax, recién editado en 2015, pero esa es otra historia. ¿Por qué? Porque sería una disco de canciones predominantemente.2do disco de Tórax: "Rock Toro" (2015)
Titi Rivarola: Guitarras y programaciones
Esteban Kábalin: Voz
Andrés Arias: Teclados y coros
Gonzalo Bissón: Bajo y coros
Pablo Gómez: Bateria y bombo leguero
Milton Arias: Bajo en "Sigue Latiendo"
Ariel Llanos: Voz en "Alas de tu Boca"
Jorge Galizia: Solo de guitarra en "Armando"
Paola Bernal: Voz en "Alas de tu Boca"
Viviana Pozzebón y Liliana Zavala: Coros y percusión en "Alas de tu Boca"
Ají Rivarola: Voz en "Armando"
Jenny Nager: Voz en "Una de Arena"
Luci y Eli Rivarola: Voces en "Una de Arena" y coros en "carnavalero"
Bicho Diaz: Voz en "Carnavalero"
00:00 En tres (Títi Rivarola)
05:51 Bagualín (Fernando Barrientos)
10:54 Alas de tu boca (Carlos Piano y Titi Rivarola) (Ariel Llanos)
15:46 Pensamiento (Arnaldo Antunes - Jenny Nager)
20:25 El carnavalero (Bicho Díaz)
24:57 Una de arena (Letra: Títi Rivarola/Carolina Muscará - Música: Títi Rivarola)
30:02 Zamba del sueño (Fernando Barrientos)
35:42 Armando (De Juan A. Rivarola "Ají")
40:33 Flores de la tempestad (Ramiro González - Títi Rivarola)
44:12 Sigue latiendo (Pablo Gómez)
Rock Toro (2015) o la Canción presente
En tres: De primera impresión me pareció una métrica irregular, luego hago una observación más atenta y lo mido como 4 + 2, y al leer el título el compositor parece responderme es "En tres". Es que efectivamente, si entramos en el vértigo de la figuración rápida del riff inaugural puede seguirse en 4x8 + 2x8, pero también puede inferirse un valor de negra más lenta y seguirlo efectivamente en un tranquilo 3x4. Luego (en2:45) parece haber una cita de la base de "Misión imposible", conocida pieza en 5 tiempos.
Bagualín: la difundida canción de Fernando Barrientos, del dúo Orozco Barrientos, grabada por el autor y versionada entre otros por Liliana Herrero, y que estaba en la sintonía del Títi cancionero y folklórico.
Alas de tu boca: letra del cantautor Carlos Piano y música de Títi, base de chacarera rock, muy bien tocada por Pablo Gómez y cantada por Ariel Llanos y Paola Bernal.
Pensamiento: fruto de la experiencia compositiva de Jenny Nager con el "tribalista" Arnaldo Antunes.
El Carnavalero: arranca instrumental, pero la voz de Bicho Díaz, compositor del tema, aparecerá luego de la exposición de guitarra eléctrica y teclado, y sobre el final para despedir el tema. Es un bailecito "tocado" y "cantado" ("Chichitay tomemós/coplitas cantemós/los carnavalerós/nos alegraremós"), típicas líneas de la lírica folklórica del norte, con la última sílaba de cada verso acentuada. Con coros de Luci y Eli Rivarola.
Una de arena: con la voz de Jenny Nager y voces de Luci y Eli Rivarola. Letra co-escrita por Títi Rivarola y Carolina Muscará y con música de Títi.
Zamba del sueño: Esteban Kábalin es un cómplice fundamental en este disco de Títi porque es un disco de canciones, y con esa elocuencia vocal que le reconocemos, con ese color de voz punzante y transparente, defiende de la mejor manera cada melodía que toma. Esta hermosa canción, también de Fernando Barrientos, es una de sus mejores interpretaciones.
Armando: canción del Ají Rivarola que él mismo canta, y que cuenta con el solo de guitarra de Jorge Galizia.
Flores de la tempestad: con letra de Ramiro González y música del Títi.
Sigue latiendo: compuesta por Pablo Gómez, con participación del bajista Milton Arias, y con un texto que ya desde el título emociona, teniendo en cuenta el contexto de dolor de toda la gente que acompañó a Títi hasta sus últimos momentos y que llevo adelante este disco.
Logro comunicarme con Paola Bernal:
Paola Bernal: "(…) El disco se terminó después de la partida del Títi, algunas canciones no se habían grabado, se grabaron después. Realmente, "Rock Toro" es el amor de mucha gente que quiso que ese disco no quedara trunco. Le pusieron mucha energía Irene Díaz, "la Ire", el Esteban Kábalin, Jorge Galizia, por supuesto Jenny y las hijas… ellos son los que laburaron para que el disco salga."
Preparando esta nota pude contactarlo a Esteban Kábalin quien además de cantar en "Rock Toro" formó parte de la tercera formación de Tórax, la última, junto al siempre presente el tecladista Andrés Arias, el bajista Milton Arias, "El Flaco" Alessio, la de los últimos días del Títi, y al contarle el propósito me dijo:
"(…) Mirá qué loco!! …hace una semana me encontré con Jenny Nager y con las hijas del Títi en un comedor en Buenos Aires y lo primero que me dijo Jenny fue '…esto es una señal del Títi"… y ahora vos!"
Por su parte pude contactar también a Jenny quien completó el relato:
"Sí, nos cruzamos con Esteban… Siempre que andamos con la Luci o en alguna maniobra que tiene que ver con la música, siempre esperamos el momento en que Títi se manifieste... y Kábalin tuvo mucho que ver en los últimos tiempos de él, lo acompañó un montón… y entonces me dice la Luci: 'Listo, ya está, la manifestación, ya sabemos que estamos bendecidas en el viaje'".
El tórax en nuestro cuerpo es esa "caja" que alberga todas las llaves de la vida: la respiración, la circulación sanguínea, la digestión de los alimentos, llaves que abrieron la vida del Títi un 20 de Octubre de 1962 y que muy tempranamente la cerraron, un 04 de septiembre de 2013. Ese fue el nombre que Títi eligió para sus últimas bandas. La música y la energía de amor que hay dentro de ella lo mantienen vivo. Es un amor presente.-
Horacio Sosa
Entrerriano de nacimiento y cordobés por adopción, Horacio Sosa es guitarrista, cantante, compositor y docente.
Integrante fundador de Posdata, actualmente se presenta en formato trío junto a Sergio Korn y Ariel Borda, o como solista.
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